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Coahuila y sus Hombres / Los políticos al final del Porfiriato

Dr. Raúl Cuéllar Moreno

CAPÍTULO 40

El centralismo que inició Benito Juárez, lo consolidó Porfirio Díaz que articuló un sistema de lealtad con concesiones económicas que le aseguró el control de los diversos grupos de poder locales. El general Bernardo Reyes fue el poder y el control en el noreste.

Desde la gubernatura de Evaristo Madero en 1880, ya había muestras de descontento contra el centralismo; la anulación de elecciones era mal síntoma, ya terminado su período, hubo desorden y conatos de violencia, en 1886, el General Díaz a través del general Bernardo Reyes impuso a José María Garza Galán.

En esa época tres camarillas políticas se disputaban el poder, el poder significaba promocionar su riqueza familiar, personal y de sus amigos; una estaba encabezada por el coronel José María Garza Galán, apoyado en México por don Manuel Romero Rubio, suegro del Presidente. La segunda la encabezaba don Evaristo Madero, formada en general por capitalistas coahuilenses y la tercera, la encabezó don Miguel Cárdenas que apoyado por Bernardo Reyes, duró quince años como Gobernador.

José María Garza Galán, originario de Múzquiz, aprovechó su puesto de gobernador para amasar una considerable fortuna y apenas había transcurrido un año de haber asumido el cargo, en 1887, se opusieron a Garza Galán todos los comerciantes y empresarios sobre todo los de Río Grande. Se sabía de sus múltiples actividades en el contrabando y el jefe de aduana, en una ocasión, revisó los vagones del ferrocarril que supuestamente transportaban el archivo oficial, estaban repletos de mercancía fina comprada en la casa Oppenheimer de San Antonio, Texas.

Se le acusó y demostró el pillaje oficial al revisar su adquisición de fundos mineros en Sierra Mojada y sus acciones en las compañías deslindadoras. Evaristo Madero demostró que el ingreso por impuestos mineros, había ido a parar íntegramente a sus bolsillos.

Su reelección por segunda vez en 1893, fue intolerable para los empresarios que a punto de movimiento armado, protestaron ante el Presidente Díaz que ordenó al General Reyes que terminara con el problema y en diciembre de 1893, José María Garza Galán presentó su renuncia y se retiró a Múzquiz después de siete años de pillaje, con toda tranquilidad.

Se nombró Gobernador a Miguel Cárdenas que se quedó en el poder quince años, de 1894 a 1909; por sus múltiples reelecciones, provocó múltiples levantamientos y protestas por lo que fue obligado a renunciar y se exilió a los Estados Unidos.

En San Pedro ya francisco I. Madero levantaba la voz de protesta nacional.

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