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Sobre la irresponsabilidad en la serie del Caribe

Rock Rodríguez

La serie del Caribe, cuando su sede es en México, siempre se ha caracterizado por reventar los estadios en donde se lleva a cabo el cuadrangular que disputan los equipos campeones de cada país perteneciente a la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC).
Y es que no es para menos; ver a los mejores jugadores de cada país buscando el campeonato de dicha serie resulta simplemente en un deleite visual para el aficionado al rey de los deportes. Juegos por demás adrenalínicos son los que nos tienen acostumbrados a ver y es por ello que en esta edición 2021, aún con pandemia, el aforo al estadio en Mazatlán pareció no conocer del virus que desde hace más de un año comenzó a azotarnos.
Con todo y las recomendaciones del gobierno federal sugiriendo enérgicamente al gobierno de Sinaloa no permitir partidos con aficionados en sus estadios, todo parece indicar que lo que les entró por una oreja, les salió por la otra y no sólo eso, sino que además no pudieron controlar las más básicas medidas preventivas contra la pandemia del SARS-CoV-2.
Así pues, el gobierno sinaloense se montó en su burra y dijo que ya les habían permitido contar (con todo y semáforo naranja) con el 45% de aforo en el inmueble, situación que se cansaron de presumir ‘felicitando’ a los asistentes ‘por su ejemplar comportamiento y por respetar las normas de sana distancia’.
Sin embargo, la realidad es otra, y es que el estadio lucía repleto y lleno casi en su totalidad evidenciando lo que es más claro que el agua: las medidas de sana distancia, aún cuando el mandatario estatal diga lo contrario, nunca existieron, las butacas vacías brillaron por su ausencia y las autoridades correspondientes haciendo como que todo está en orden.
Lo peor del asunto, es que no sólo es un día de juegos, sino siete... siendo el partido inaugural el pasado 31 de enero y disputando la gran final el próximo 6 del presente mes. Así que ya sabrá, estimado lector, para dónde apunta la cosa.
Tal parece que la mortandad tan elevada que tiene dicho estado no juega en esta ‘serie mundial latinoamericana’, tampoco los abarrotados hospitales a causa del Covid-19 y menos la falta de oxígeno para las personas que buscan tratarse en casa debido a la falta de camas tanto en hospitales privados como en el sector salud gubernamental.
Aunque debo decir que no todo es culpa del gobierno; si bien el primer paso para evitar estos contagios se deriva de las decisiones que el gobernador en turno pueda tomar con respecto a la apertura de los estadios y más en esta serie tan aclamada, la realidad de las cosas es que quien asiste es quien tiene la última palabra. Por lo cual el principal culpable, quien toma sus decisiones de manera coherente y racional, es el aficionado. Aficionado que no importando la situación pandémica por la que estamos atravesando, se expone y expone a los suyos, pero eso sí, con cubrebocas muy puestos...
No dudo que el incremento de casos en los próximos días en esa entidad repunte a niveles que nadie podría creer, pero bien lo dijo el doctor que lamentó esta situación viendo la inauguración del evento desde un edificio Covid: ‘y al rato llega la gente que no puede respirar’.
En efecto, siempre tratamos de echarle la culpa a otros y nunca vemos la consecuencia de nuestros propios actos. Que el gobierno estatal permita gente en la serie del Caribe, no significa una obligación a asistir, pero al parecer la afición mazatleca no parece entenderlo. Esta vez, Sinaloa se ha ganado una de esas jugadas que muy raramente vemos en el béisbol: un triple play en la novena baja, con casa llena y perdiendo por una carrera.
¡Out! ¡Out! ¡Out!

Twitter: @rockrdz

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