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La ley seca y las elecciones

Rock Rodríguez
Rock Rodríguez

Este próximo Domingo 18 de Octubre tanto en Coahuila, como en Hidalgo, se llevarán a cabo las elecciones que se habían pospuesto a raíz de la pandemia. En el primero será renovado el congreso, mientras que en el segundo el turno es de los ayuntamientos.

Estamos todos de acuerdo en que la democracia tiene un peso muy importante y es de vital importancia para la libertad de elección a la que el pueblo tiene derecho. Sin embargo, en las condiciones actuales, me parece que hubiese sido más adecuado seguirlas posponiendo o incluso buscar una alternativa fiable de voto a distancia u otro método de esos que de pronto, para cosas ‘importantes’, se sacan de la manga nuestras instituciones de un día para otro.

Los semáforos indicadores de contagios al contrario de ir avanzando, van en retroceso; tan es así que en estos últimos días Coahuila volvió al semáforo naranja. Lo cual, con la apertura paulatina de las actividades, resulta algo natural y no nos debería generar una preocupación grave si seguimos con la medidas de precaución que hasta el momento hemos adoptado.

Es decir, a mayor regreso a la ‘normalidad’, mayores contagios en una curva de alguna manera prevista y hasta ‘controlada’. Pero de eso a que se convoque a elecciones, mismas que al efectuarse generan conglomeraciones enormes de ciudadanos, no creo que sea una buena idea.

Claro, alguien podrá decir: si ya abrieron los bares, ¿por qué no también salir a votar?

Bueno, mi estimado lector, creo que hay dos grandes diferencias: la primera es que, quien se aventura a salir a un bar lo hace consciente y bajo su propio riesgo a sabiendas de que no es seguro hacerlo, además de contar con las supuestas medidas de distancia y sanidad que estos establecimientos (en teoría) deben cumplir. La segunda es que una elección conlleva una obligación que se tiene como ciudadano, la cual es salir a votar, aunque sepamos que a la gran mayoría de la gente le importa un bledo tal obligación. Entonces quedamos donde mismo, cada quién sabrá si ir o no, ya sea a un bar (no este fin de semana, claro está) o a votar, pero las diferencias son claras.

El gran detalle está en que el INE no da seguridad alguna sobre los protocolos de prevención de contagios por COVID-19 en el Estado al salir a votar. Lejos de eso, genera más preocupación al permitir la votación de ciudadanos contagiados del virus.

¿Ah, verdad...?

Al respecto, la Secretaría de Salud dice que no puede coartar el derecho de elegir de cada ciudadano, independientemente de su situación y que van a sanitizar las casillas previo a las votaciones. Entonces es cuando me pregunto… ¿como de qué sirve sanitizar antes, si los contagiados que vayan a votar pueden dispersar el virus después de ya sanitizadas? Algo me dice que las autoridades sanitarias tienen una manera diferente de ver las cosas o de plano soy muy tonto para entenderlo.

En fin, si de por sí la ciudadanía no acude a votar sin estar en una pandemia, el próximo fin de semana será el pretexto perfecto para no hacerlo y con sobrada justificación, ya que no se puede garantizar un entorno seguro para acudir. Una verdadera lástima.

Ley seca desde el primer minuto del sábado

Y para terminarla de amolar, todavía se impondrá ley seca durante el fin de semana. Así que si planeaba prender el carbón, no, no se va a hacer la carnita asada, o al menos no acompañada de su bebida favorita.

Aunque ya todos sabemos que como mexicanos de una u otra forma le hacemos; ya veo las filas en los expendios desde el viernes por la tarde/noche para el abastecimiento del vital líquido que será necesario el fin de semana.

Parece que nos dicen ‘no puedes’ y más podemos… pero así somos los del norte ¿qué no?

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