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Sobre lo bueno o malo del matrimonio igualitario

Rock Rodríguez
Rock Rodríguez

Mucha polémica a se ha desatado en estos días por este tema: el matrimonio entre personas del mismo sexo. Tanto que hasta una 'marcha pro-familia' se organizó en toda la planicie de nuestro país.

En mi muy particular punto de vista, una cosa no tiene qué ver con la otra, ya que la primera trata sobre el derecho de dos personas conscientes (independientemente de sus preferencias) de establecer una unión legal. Mientras que la segunda se refiere a la defensa del modelo de familia 'tradicional' y la oposición a la adopción entre parejas del mismo sexo.

Partiendo de ese contexto, el matrimonio igualitario no sólo es bueno, sino que también es necesario. Si buscamos igualdad, tenemos que empezar por tener todos los mismos derechos (con sus obvias obligaciones). No veo objeción alguna para que una pareja de enamorados materialice sus sentimientos en un papel, que los una ante la ley.

Sin embargo, creo que nuestra sociedad no está preparada para una adopción por parte de estos matrimonios.

Muchas personas que defienden esta idea, se respaldan en el hecho de que las parejas heterosexuales 'deshechan' a sus hijos y los dejan abandonados o los dan en adopción. Es cierto que esta es una práctica que debe erradicarse y es donde se debe actuar, concientizar a la sociedad de no procrear cuando no se desea. Pero no justifica el decir 'si tú no lo quieres, yo sí' o el 'no veo a las parejas heterosexuales intentando adoptar'. No, y nunca lo verán, porque o bien, ya tienen sus hijos o porque simplemente no quieren tenerlos. Aquí el verdadero culpable es el irresponsable que procrea sin saber qué está haciendo, no se puede culpar a los 'matrimonios tradicionales' el no adoptar; es una bandera que ni siquiera debe pensarse.

Bien, dicho lo anterior, es imperativo primero pensar en el bienestar del infante, no sólo en el cariño y en el hogar que se le pueda dar, porque seguramente tendrían el mismo o más que en un hogar 'convencional' y muchas veces lleno de violencia. Creo que debemos ir más allá y pensar en la vida real del adoptado en una sociedad como la nuestra. Responda usted, querido lector, con la mayor sinceridad posible y para usted mismo ¿cree de verdad que este niño, viviendo en un matrimonio igualitario, tendría una vida social normal en el colegio?

La crueldad que tienen nuestros niños es, lamentablemente, algo que no podemos negar y eso se debe en gran parte también a la educación moral que cada familia les otorga.

Así pues, pensando en frío, nuestra sociedad no está preparada para adopciones entre matrimonios igualitarios.

El primer paso, que es el derecho a la unión legal entre iguales, está dado, cosa que no podía pensarse hace algunos años. Ya veremos cómo evoluciona nuestra visión como país y en un futuro replantear la idea, porque de poderse hacer el día de hoy, a los únicos que afectaríamos serían a esos niños en busca de un hogar, pero también en busca de la aceptación de la sociedad.

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