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Y tú, ¿sabes aprovechar las oportunidades que la vida te presenta? ¿Sabes valorarte?

Gerardo de la Garza Ortega
Gerardo de la Garza Ortega

Y TÚ, ¿SABES APROVECHAR LAS OPORTUNIDADES QUE LA VIDA TE PRESENTA?  ¿SABES VALORARTE?

Por Gerardo de la Garza Ortega

Conferencista, Motivador Profesional y Director de MOTTIVARE

¡…con la fuerza de la palabra!

Dos historias que te harán pensar…, y que van de la mano. Mmmhh…, ¿un chistorete?  Si lo encuentro, tiene que ser uno de los mejores de la red…, si no, no.

¡Hola!  ¿Cómo te va?  Mi amigo y distinguido lector.  Espero que tengas un día excelente y maravilloso.

En cierta ocasión, en una ciudad, había dos comerciantes de zapatos, y a ambos se les pidió que se presentaran en una población, para ofrecer su mercancía a los lugareños.  Cuando el primero de ellos se presentó en tal localidad, vio a todos descalzos.  Inmediatamente manda a su jefe el siguiente correo, “vuelvo hoy mismo, aquí nadie usa zapatos”.

Una semana más tarde, llega el segundo vendedor, el cual halla la misma realidad, solo veía gente descalza por las calles.  Su correo decía: Aquí me quedo, jefe.  Hay perspectivas fabulosas, todos andan descalzos…, no tenemos competencia.”

De este último vendedor, qué manera de tener la mente puesta donde debe de ser para saber vislumbrar una oportunidad que se le presentó en su vida.

Y tú, ¿sabes aprovechar las oportunidades que la vida te presenta?  Y si sí, ¿te sabes valorar?  Veamos la segunda historia.

Aquí es otra situación muy diferente.  Un joven con muy poca autoestima, va con su maestro, y le dice que no sabe verse con valor, que si le puede ayudar.  El maestro le dice, sí, te voy a ayudar, pero tendrá que ser después.  Ahorita traigo otro conflicto por resolver.  Y el muchacho se alejó triste, por no poder recibir ayuda de su maestro.

El maestro al verlo, le grita, a ver, ven.  El conflicto que traigo, me supongo que me puedes ayudar.  Cuando haya resuelto mi problema, te podré ayudar en tu problema.  ¿Me puedes ayudar?  ¡Claro, maestro!  Muy bien, acompáñame.  El joven lo siguió.  El maestro entra a una habitación, y sale con una cajita.

¿Qué es maestro?  Es un anillo, te voy a pedir que vayas al mercado y lo ofrezcas en venta.  Pero no aceptes menos de una moneda de oro.  El joven lo empezó a ofrecer, pero cuando les decía el precio, todos se burlaban, y le decían que era muy caro.

Hasta que encontró a un viejito, pero le dijo, que una moneda de oro era mucho, que lo más que le podría ofrecer, era una moneda de plata, y el joven, recordando a su maestro, no se lo aceptó.  Partió corriendo, a buscar a su maestro, para platicarle cómo le había ido.  Y le dijo: no he podido cumplir tu solicitud, porque me dicen que no es su valor, una moneda de oro.

Bueno, entonces, hagamos lo siguiente: como debemos de conocer su verdadero valor, busca al joyero, y pregúntale cuál es su valor.  Pero, lo que te ofrezca, no se lo entregues.  El joven fue con el joyero, quien examinó la pieza, diciéndole al joven, si te animas a venderlo, yo te daría ¡58 monedas de oro!

El joven se queda asombrado por la cantidad que acaba de escuchar, y atónito va corriendo con su maestro, llegando le dice: ¡que vale 58 monedas de oro, que vale 58 monedas de oro! 

Tú eres como el anillo, un ser humano valioso, único y especial.  Y por eso, debe valorarte un verdadero experto, no cualquiera.  No permitas, por ningún motivo, ni por cualquier circunstancia, que cualquier ser humano te valore, porque muy seguramente, no es un experto para valorarte.

Y tú, ¿sabes valorarte?

La vida en muchas ocasiones te presenta oportunidades que no se dan siempre, y en ese momento, en ese preciso momento, debes de saber valorarte, para aprovechar esas oportunidades.

Te deseo mucho éxito en la próxima oportunidad que se te presente…, no la dejes ir…, ¡porque quizá, no volverá jamás! 

Muy bien, asunto resuelto.  Y ahora, ¿qué?  ¿Cómo ves si buscamos algún chistorete de los mejores de la red?  Ok, a ver, deja ver si lo encuentro, porque no es fácil, y tú lo sabes…

Va.  Un hombre pelón, pero pelón, pelón, sin un pelillo siquiera en su calva cabeza.  Y mirándose en el espejo, le dice a su hijo:

-       ¿No es maravilloso?

-       ¿Qué, papá?

-       A mi edad y sin canas…

Jejejejejejejeje!!!!  (Este hombre, sí se sabía valorar…)

Cierro como siempre, “y a seguir pataleando…, ¡porque no hay de otra!

Bibliografía consultada:

Más de 90 Lecciones para Elevar tu Autoestima.  Colección Literatura de Colección.  Corporación Editora CHIRRE.

500 Chistes para todos.

Las imágenes se obtuvieron de los siguientes sitios de internet:

www.planetadescalzo.org 

www.mercadolibre.com.ar 

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