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Y tú, ¿has sabido aprovechar los intensos silencios que han aparecido en tu vida?

Gerardo de la Garza Ortega
Gerardo de la Garza Ortega

Y TÚ, ¿HAS SABIDO APROVECHAR LOS INTENSOS SILENCIOS QUE HAN APARECIDO EN TU VIDA?

Por Gerardo de la Garza Ortega

Conferencista, Motivador Profesional y Director de MOTTIVARE

¡…con la fuerza de la palabra!

Una historia del Gran Lama.  Te narro un par de silencios que impactaron mi vida.  La maravillosa historia de un perro que nunca escuchó…  Y un comentario simpático, sin ser chistorete.

¡Hola!  ¿Cómo te va?  Mi amigo y distinguido lector.  Espero que tengas un día excelente y maravilloso.

El Gran Lama enseñaba en su monasterio a los monjes y novicios.  Les pedía que vaciaran sus mentes de pensamientos inútiles, para poder subir a una meditación excelsa.  Libérense de sus pensamientos fútiles, inanes, y sin sentido…

Pero los monjes no le hacían caso, les parecía algo poco provechoso, y por eso no lo hacían.  Hasta que no pudieron más, se presentaron ante el maestro y le preguntaron respetuosamente: ¿Por qué nos insistes tanto en que vaciemos nuestras mentes?  Tus enseñanzas son muy valiosas, pero vaciar la mente, no lo entendemos.

Muy bien, les contestó el maestro.  Ahora no puedo atenderlos, me voy a ocupar, les espero en el atardecer, cuando la luz del sol se esté disipando…, ah, casi se me olvida, traigan con Ustedes un vaso lleno de agua.

Los discípulos se retiraron, pero con el rostro intrigado, ¿por qué les había pedido un vaso lleno de agua…?  Llega la hora mortecina, cuando el sol se oculta, presentándose puntualmente, los monjes con su vaso lleno de agua.

El maestro los recibe, les pide que tomen un lugar dentro del monasterio, y les pidió que hicieran sonar los vasos llenos de agua con algún objeto.  Todos tomaron algo, un tronquito, una piedra, algún fierrito que hallaron, e hicieron que el vaso sonara, logrando que su sonido no tuviera nada de particular, de hecho, se oía sordo y sin brillo.

Todos se quedaron intrigados, sin saber qué hacer, ni qué decir.  No entendían.  Entonces el maestro les dijo, ahora, vacíen el agua, y vuelvan a hacer sonar sus vasos.  El sonido fue muy diferente, porque se oían sonidos claros, limpios, cristalinos, brillantes, …hasta se oía como si fuera un concierto de música…

Ven, ¿qué diferencia?  Sin agua, los vasos se oyen maravillosos.  Así se van a escuchar a sí mismos, cuando vacíen sus mentes de todo pensamiento inútil.  ¿Comprendido?

En mi vida, he vivido muchos momentos de silencio, pero estos dos silencios me han marcado de un modo impactante. 

El primero, fue cuando estuve presente en una boda, ayudando a mi hermano en su video, nos fuimos a la puerta de la iglesia, para captar a los novios en su salida, pero…, cuando salen los novios de la iglesia, se dan un beso…, que todos los que estábamos ahí, nos quedamos absortos en silencio, como queriendo y deseando que ese momento se prolongara lo más posible.  Fue un tierno beso…, que nunca terminó…

El segundo silencio, fue cuando fui a ver a un posible cliente que llamó al negocio donde trabajaba, porque tuve la suerte de que me asignaran la llamada, lo atendí y me pidió que lo fuera a visitar.  Me presenté, le mostré folletería, le expliqué los beneficios, y le hice una pregunta de cierre…

Y me quedé callado…, no dije absolutamente nada.  Esperé que él solo se comprometiera.  Fue un silencio ensordecedor…, como dicen algunos.  Jamás me hubiera imaginado que ese silencio fuera tan importante.  Tan importante, que me compró.  Fue un silencio que todavía lo recuerdo, después de treinta años, y lo sigo disfrutando.

Esta es una maravillosa historia.  Sucedió en uno de los países de por allá, las “Europas”.  Resulta que un perrito sordo y ciego, le dan a oler una prenda de una niña que se había perdido en un bosque, y después de buscar incansablemente, pasando varias horas de búsqueda, al fin encuentra a la niña, escondida, asustada, pero bien, viva, y agradecida por haberla encontrado.  Mis respetos para el dueño de este perrito, merece lo mejor de la vida…

Va el comentario simpático.  Se encuentran dos, y uno le pregunta al otro: ¿Qué dices?  Y le contesta: Nada, cuando estoy callado…  El otro le dice: hubieras contestado: Nada, cuando estés en una alberca...

Bueno, pues vaya que hay mucho qué decir de los silencios.

Y tú, ¿has sabido aprovechar los intensos silencios que han aparecido en tu vida?

Cierro como siempre, “y a seguir pataleando…, ¡porque no hay de otra!

Bibliografía consultada:

¡QUIERE Y PODRÁS!  ABC de la VOLUNTAD.  Colección Literatura de Superación.  Corporación Editora CHIRRE.  (Adaptación realizada por Gerardo de la Garza Ortega)

Las imágenes se obtuvieron de los siguientes sitios de internet:

http://www.pictaram.com/tag/FrasesDalaiLama 

https://innovacionparatuvida.bosch-home.es/ 

https://rincondeltibet.com/blog/el-silencio 

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