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Gracias, Diego

Armando Castil Rosell
Armando Castil Rosell

PARA EMPEZAR


GRACIAS, DIEGO


Nací en octubre de 1975 en medio de una familia 100% futbolera por el lado de mi Papá. Veo futbol desde que tengo uso de razón. De Maradona sé desde 1982 en el Mundial de España, era verano y mi tía Lupe nos cuidó a mis hermanos y a mi porque mis papás se habían ido de viaje, con ella vi la expulsión de Diego contra Brasil, ahí Argentina quedaba eliminada.

Después Diego reaparece en mi vida en 1986 en el mundial de México, algo había visto en el programa Acción de Televisa de su fractura de tobillo con el Barcelona y sus goles espectaculares con el Nápoles pero sinceramente yo de 10 años de edad volví a verlo bien en México y me dejó desde ahí marcado. Sus goles contra Inglaterra y Bélgica, el pase a Burruchaga en la final cuando parecía que los méndigos alemanes forzaban el alargue, sus festejos bailando en toalla en el vestidor del Azteca, sus abrazos con mi ídolo Zelada, la entrevista en el
Programa Siempre en Domingo con Raúl Velasco, la forma en cómo besó la Copa FIFA y una larga lista que no me cabría en este espacio.

Hasta que se retiró disfruté y sufrí con lo que Diego Maradona hacía dentro y fuera de la cancha, siempre que surgía un escándalo quería que no fuera cierto, en el Mundial de 1994 aunque estaba México con una gran selección, vi con gran cariño e ilusión a la Argentina del Coco Basile con Maradona, Simeone y Redondo en la media cancha, el gol del 10 contra Grecia lo grité igual que los de nuestro 10 Luis García contra Irlanda. De ese tamaño es mi idolatría por Maradona.

Desde 1996 se pudieron ver canales argentinos en mi casa, sobre todo el desaparecido Fox Sports Cono Sur por SKY, hasta ese año pude saber diario de Diego y de lo último que hizo en Boca, bueno, hasta jugó con nuestro Luis Matador Hernández y el juego lo transmitieron Araujo y Niembro, me volví muy fan del futbol argentino y de la forma en cómo la prensa de allá vive el juego y su día a día. Seguir a Maradona me abrió ese mundo fascinante y absurdo del manicomio argentino que es su medio futbolístico. Los programas como Fútbol de Primera coronaban mis domingos, las previas de tres horas entre semana de Copa Libertadores eran fabulosas, Liberman, Varsky, Benedetto y demás periodistas futboleros de verdad, me mostraron las miserias de los líderes de opinión que tenemos (siguen activos prácticamente TODOS) aquí, me abrieron los ojos de lo poco serios que son en mi país muchos “expertos” en futbol. Allá podrán ser intensos en exceso pero nunca improvisados ni mal informados.

Gracias, Diego por todo lo que provocaste en mi vida. Descansa en Paz, monstruo.


TWITTER @manyecastil

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