@@CLIMA@@

Explotación de los hijos en redes sociales

Paola Astorga
Paola Astorga

El tema llegó a mi celular, y lo estuve masticando por largo tiempo. Fue difícil encontrar el título, lo que iba a escribir ya lo tenía, pero sin duda el encabezado es lo que vende, y explica en no más de cinco palabras lo que vas a leer.

     Las imágenes del mundo entero llegan a nuestros dispositivos libremente; paisajes, arte, deportes, política, sátiras de política, denuncia de política, corrupción en la política, normal nuestro alimento cibernético de cada día. Llegan los avisos de cumpleaños de personas que a la mejor vimos una vez en nuestra vida, los “me gusta” de todo seguidor que le dé flojera ponerte un comentario. La familia y amigos que inundan tu página de inicio con fotos de: que comen, que hacen, y de su cara o “selfie” (me acaban de explicar que esta palabra se traduce como: yo mismo), perdón siempre me impacta no poder traducir una palabra para que se entienda.

    Pero el tema no es todo ese vómito de las redes, son las fotos y videos que los padres toman de sus hijos. Me explico, yo siempre he pensado que los papás que son responsables al mantener y proteger a sus hijos pueden tomar decisiones convenientes para ellos, y tienen todo el derecho. Y voy a leerme como abuela, pero en mis tiempos tomábamos las fotos de nuestros bebés donde salían graciosos y tiernos, la foto de su primer día de clase saludando a la cámara, las fotos y videos de sus cumpleaños donde salían sonrientes. Todo esto lo atesoramos en álbumes y nos deleitamos al recordarlo.

     Las generaciones que crecieron con un celular en las manos tienen otra idea de paternidad. Las imágenes audiovisuales y capturas de niños cometiendo sus primeros errores de la infancia son virales en redes. Desde el bebé que come por todos lados menos por la boca, el que se embarró su propio excremento en todo el cuerpo, el que se come del plato del perro. Supongo que en este momento está recordando varios. El video de la niña que regaña al papá, la que le mentó la madre a la mamá, la que el papá educó afuera de un estacionamiento lo que a primera vista fue correcto, lo que esta reprobable es que hiciera lo correcto y después lo subiera a internet.

    Los pocos ejemplos que he dado si se dan cuenta tienen algo en común, son niños de 0 a 10 años, está comprobado que los adolescentes hacen el ridículo solitos.

    No quiero ser vidente pero pongámonos en el lugar de un niño que se hizo viral haciendo el ridículo normal que podría hacer a su edad, y que si viviera en otro tiempo hubiera quedado libre del escarnio de las redes sociales, pero no, este pequeño tiene padres que no se hechan una flatulencia sin capturarlo. Así que el hijo queda grabado y subido en la red; primero lo ve la familia que lo ve tierno y sumamente gracioso; segundo lo empiezan a ver nacionalmente; si tiene “suerte” quedará entre los más graciosos, y hasta un noticiero local lo pasara. Ese celebre niño va a crecer, ira a la escuela donde la vida le demostrará que no es fácil, y pasando el tiempo si tiene “suerte” alguien sacará a la luz esa foto o video y la expondrá de nuevo. Pasando el tiempo el joven se expondrá a la adolescencia donde eres acosado o eres acosador, ya para ese momento tendrá miedo día tras día que alguien haga una búsqueda de él y se den cuenta.  Ya adulto hará todo para que lo tomen enserio, y ya mayor podría pensar que no tiene importancia, etc.

    Varias generaciones tendrían todo el derecho de demandar a sus padres por: exponer a un menor de edad a la burla mundial, por daños sicológicos, por no tener  madre.

    Creo que el “derecho a la intimidad” se ha devaluado, hay que pensar como padres que tenemos un privilegio al ver crecer a los hijos, celebrar su crecimiento y sus logros. Y porque no, tener fotos y videos graciosos de la familia y que se queden en la intimidad de la misma.

    Tal vez exageró, ¿o no?

 

Síganme en @asdipao

   

   

Fotos más vistas en 15 días