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Pitch Black: Criaturas de la noche

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Cuando una persona quiere algo y se fija como meta alcanzarlo, se traza un plan y lo ejecuta; no obstante, siempre hay imprevistos que obligan a replantear y volver a trazar el camino. Cómo reacciona el ser humano cuando su plan se topa con casualidades, contratiempos y obstáculos, trae consigo una infinidad de cuestiones éticas, morales, de capacidad de adaptación, de socialización y hasta de aprendizaje. Para fines prácticos, la persona, o se adapta o colapsa, porque si no se ajusta a las nuevas circunstancias, al contexto y a las herramientas que tiene a la mano para lograr su objetivo, se derrumbará, no sólo fallando en alcanzar lo que quiere, sino, en el proceso, estancándose él mismo en su desarrollo evolutivo. En la película Criaturas de la noche (EUA, 2000), con título original The Chronicles of Riddick: Pitch Black, primera de una trilogía centrada en el personaje conocido como Richard B. Riddick, la idea de adaptarse a los imprevistos y/o saber improvisar, aprovechando no sólo fortalezas, sino también debilidades, es una de las temáticas centrales que se abordan.

Dirigida por David Twohy y coescrita por éste junto con Ken y Jim Wheat, la cinta está protagonizada por Vin Diesel, Radha Mitchell, Cole Hauser y Keith David. Trata de una nave comercial de pasajeros que choca en un planeta desconocido, desierto, en donde habitan criaturas extrañas que parecen moverse en función de caza, buscando algo para comer. Los pasajeros se encuentran en un planeta extraño, desconocido y, en esencia, indefensos ante las amenazas que pudieran surgir.

Los pocos sobrevivientes al choque, entre ellos el criminal Riddick, quien está siendo transportado bajo vigilancia por Johns, un mercenario, deben trabajar juntos si quieren salir vivos del planeta, especialmente porque los tres soles que rodean están a punto de alinearse provocando un eclipse y, por tanto, dejando a ellos en desventaja frente a unos animales mejor adaptados a la oscuridad. Es Carolyn, la copiloto, quien encuentra en un campamento abandonado una nave que pueden usar para escapar, pero les hacen falta baterías para despegar, mismas que necesitan tomar de la aeronave estrellada si esperan encontrar la manera de hacer volar la nave.

Tras descubrir que las criaturas son más débiles en la luz, que los daña, los sobrevivientes confían en utilizar el sol, o soles en este caso, a su favor, pero el eclipse es muy rápido y quedan varados en la nave inservible. Las opiniones respecto a cómo proceder chocan, porque cada uno asume y asimila de manera diferente la situación, según lo que quieren y cómo creen que pueden alcanzarlo.

Pueden quedarse, replegarse y esperar sobrevivir, escondidos hasta que el eclipse pase, pero esto no asegura que los animales no atacarán y los maten; los cadáveres encontrados en el campamento dejan ver que alguien anteriormente ya pensó ese plan y no les funcionó. Johns propone esperar de todas formas, optando por un instinto de supervivencia más básico y a su parecer más lógico, más en control, el suyo, tomando en cuenta sus puntos más débiles como grupo, especialmente la vulnerabilidad de los pasajeros, la mayoría de ellos sin entrenamiento militar y muchos incluso niños o adolescentes, presa fácil.

Carolyn insiste en intentar llegar a la nave, argumentando que huir es su única verdadera salida; una solución que parece segura para alejarse del peligro, pero difícil de alcanzar, dado que la oscuridad los expone más libremente para ser presa de las criaturas. Mantenerse en movimiento implica evitar una reacción pasiva, lo que a sus ojos se asocia con una muerte segura, conforme al precedente que implican los cadáveres descubiertos.

¿Quién tiene la razón o cuál de las dos posturas es la más viable, la más recomendable o la más potencialmente exitosa? Lo interesante es que nadie lo sabe, cada argumento tiene su sustento y ambos a su manera tienen la razón. La clave en todo caso no recae sólo en qué hacer, sino cómo, y en ese caso el plan de Carolyn tiene más claro por dónde ir y cómo alcanzar el objetivo. Implica riesgos, sí, pero para ella, no hacer nada y esperar es peor, porque no los pone al frente de la situación, sino a disposición y decisión del otro, que aquí serían las criaturas, la suerte, la mala fortuna y la incertidumbre.

Los primeros en morir son los más débiles, luego, los más impulsivos, y más tarde, los más individualistas. La razón es sencilla, el animal no ataca por el flanco más difícil, al individuo más fuerte o que aparenta serlo, sino todo lo contrario, inician su ataque sobre aquellos que perciben más débiles o temerosos. El miedo y la inseguridad se expresan en acciones y, al parecer, estos entes perciben las debilidades individuales. Para contrarrestarlo los humanos necesitan trabajar en equipo, pero, este es uno de los más grandes obstáculos. No se conocen y no hay compañerismo, porque no hay lealtad ni confianza entre personas desconocidas. Saben, además, que Riddick es un asesino y no esperan de él más que la posibilidad de que los agreda y mate. Se encuentran en un mundo donde la incertidumbre es una constante, que los expone a caer ante sus miedos, y, eso mismo, los lleva a caminar, metafóricamente hablando, y luego, casi literalmente, a ciegas. Confiar en la persona de junto está ligado a esperar que la relación sea recíproca, que exista certeza que el otro te respalda, te protege, pero, en algún punto cada uno deberá preguntarse si sacrificarse por el otro, o con el otro, es algo que harían, cuando ese alguien es un desconocido. ¿Haría él o ella lo mismo por mí?

¿Salvar a los otros o salvarse uno mismo?, se convierte en la pregunta que más de uno llega a plantearse. Ser abnegado no significa dejar de luchar para salvar al de junto, es, muchas veces, luchar a su lado, para salvarse los dos. Solidaridad, no egoísmo, algo que muchos de los personajes tienen que aprender a reconocer y practicar aquí. Imam, por ejemplo, como creyente y religioso devoto, está dispuesto a dar su vida por los alumnos que viajan con él y que tiene bajo su responsabilidad, pero, tanto Carolyn, que estuvo a punto de sacrificar a los pasajeros desde el momento del choque, o Riddick, un personaje que suele deambular entre la supervivencia y la indiferencia hacia los demás porque salvarse a sí mismo siempre ha sido su prioridad, encuentran muy difícil asumir una posición de mando, liderazgo y apoyo, porque ello implica ubicar a su propio yo en codependencia con el grupo.

Los intereses personales, como se ve, siempre son primero, o son la prioridad hasta el punto en que seguir vivo se vuelve la principal y única preocupante. Cualquier acción está destinada a salvar la propia vida. Johns no es un policía que lleva a Riddick hacia la justicia, es más bien un adicto que quiere el dinero de la recompensa por su cabeza. Cuando Riddick lo mata, no lo hace por lo que planeaba hacerle a él, sino por lo que le propuso a Riddick hacerles a los demás: matarlos para usarlos como carnada y aprovechar para huir mientras las criaturas se comen a los otros. ¿No es Johns en ese momento el eslabón más débil? No para la supervivencia de Riddick, sino del grupo en general, como personaje individualista y egocéntrico, de carácter débil, lo que demuestra cuando prefiere esconderse mientras el otro lucha.

Al final, cuando Carolyn se sacrifica por los otros, lo hace en parte guiada por la culpa y el remordimiento, pero decidida a hacer lo correcto, a rectificar ese pasado en el que sabe que erró. Esto convence además a Riddick para seguir el mismo camino, hacer algo por los demás, poner al otro por delante cuando es posible. Lo hagan convencidos o no, lo importante es aceptar que la afinidad y la solidaridad no son forzosamente signo de debilidad, sino muestra de madurez y generosidad que puede usarse como una fortaleza.

Cada personaje tiene sus características, sus matices, sus errores, aciertos y dudas. Esto los hace humanos, y su imperfección es, quizá, la que abre el espacio para permitirles crecer como personas. Si lo hacen, aprenden, si no, se pierden en el olvido, sin más camino por avanzar, sin nada más que ofrecer a quienes les rodean; una muerte social, intelectual y, al final, física.

¿Qué hacen los personajes cuando el plan no sale como es esperado? Replantean la ruta, lo acomodan a las nuevas necesidades, según ha cambiado el contexto y la propia fortaleza o debilidad del grupo. Aquel que duda demasiado o no se acopla, se queda a mitad del trayecto, pero igual lo hace el que no sabe adaptarse a las condiciones y amenazas del terreno al que son arrojados. La presencia de las criaturas, la biodiversidad del planeta, la situación misma de tensión y coraje, requiere no sólo de una mente ágil, sino de una que sepa reconocer cuándo puede seguir solo y cuándo necesita pedir ayuda.

Riddick sabe que tiene ventajas sobre los demás, tanto por su condición física como por su agilidad mental para resolver e improvisar, pero también porque puede ver en la oscuridad y, por tanto, saber cuándo las criaturas se acercan, acechan. Se convierte en el héroe (en todo caso, asume su papel de antihéroe) cuando analiza y deduce su situación y el contexto, cuando conjunta todas sus habilidades y las pone en práctica al unísono. Descubre, por ejemplo, el punto ciego de las criaturas; entiende también quiénes son las personas que necesitan más protección y quiénes pueden valerse por sí mismos si llegara a ser necesario, para actuar en consecuencia.

El análisis que hace de la situación, la forma como asume e interpreta toda la información que tiene enfrente, para entonces trazar su ruta de acción, es la verdadera ventaja de Riddick, el reconocer el momento en que se encuentra en desventaja o en peligro y, por tanto, responder adecuadamente, actuar con destreza, acertadamente, resolver con tino.

No es actuar con impulsividad sino en forma oportuna y certera en el momento indicado; así como tampoco es querer hacerlo todo uno mismo o, al contrario, sentarse y no hacer nada. Si se traza un plan, no sólo es importante tomar en cuenta los imprevistos, el azar o las ambigüedades, es, por el contrario, saber reconocer las circunstancias y el comportamiento de las variables, para saber cuándo y cómo cambiar de dirección. Esto no deja espacio ni al miedo ni a la duda, pero tampoco es de esperar que desaparezcan, sino saber controlar las emociones. Los personajes en la película varias veces corren el riesgo de morir a manos de los animales y la mayoría fallece cuando en lugar de controlar su temperamento y actuar con razonamiento y agilidad, se vuelven prisioneros de sus emociones y reaccionan no buscando huir del peligro, sino cediendo a la derrota.

Hay muchas formas de respuesta para enfrentar los obstáculos, pero claudicar o desesperarse no es la mejor manera de hacerlo. No se trata sólo de destreza en cuerpo y mente, sino de intelecto, conocimiento, creatividad, valor, entendimiento y capacidad de análisis. A veces se tiene todo el tiempo del mundo para reaccionar, a veces, sólo unos segundos. En el equilibrio emocional y en la agudeza intelectual descansan las posibilidades de supervivencia y desarrollo. Aquí y en cualquier otro escenario.

Ficha técnica: Criaturas de la noche - Pitch Black

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