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Los pájaros

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Conforme el hombre urbaniza e industrializa su entorno, construyendo, y por tanto, consumiendo los recursos naturales a su alrededor, la vida animal y vegetal se ve invadida, desplazada, destruida. Las consecuencias tienen su efecto negativo en el medio ambiente y el ecosistema, lo que afecta directamente la vida en la Tierra, para plantas y especies animales en general, incluyendo la humana.

“El ecosistema es el conjunto de especies de un área determinada que interactúan entre ellas y con su ambiente abiótico, mediante procesos como la depredación, el parasitismo, la competencia y la simbiosis, y con su ambiente al desintegrarse y volver a ser parte del ciclo de energía y de nutrientes. Las especies del ecosistema, incluyendo bacterias, hongos, plantas y animales dependen unas de otras. Las relaciones entre las especies y su medio, resultan en el flujo de materia y energía del ecosistema”, explican la CONABIO (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad) de México.

La clave para que el ecosistema funcione en armonía, es que sus elementos encuentren la mejor correlación. La armonía, sin embargo, se rompe cuando un agente externo modifica ese flujo de energía y de materia. La construcción de ciudades, la tala de árboles, la pesca desmedida o la cosecha, por ejemplo, son algunas de esas intervenciones de la ‘mano del hombre’ que afectan el equilibrio del ecosistema.

“Toda unidad que incluye todos los organismos (es decir: la comunidad) en una zona determinada, interactuando con el entorno físico, de tal forma que un flujo de energía conduce a una estructura trófica claramente definida, diversidad biótica y ciclos de materiales (es decir, un intercambio de materiales entre las partes vivientes y no vivientes) dentro del sistema, es un ecosistema”, dijo Eugene Odum (1913-2002), biólogo y estudioso de la ecología.

La idea es que la naturaleza encuentra su camino o la forma de reestablecer el orden y el balance, para que el todo, el ecosistema, encuentre su flujo. Lo que quiere decir que la propia naturaleza se adapta y se reacomoda, para mantenerse a flote, para que el ecosistema y sus partes existan de la mejor manera.

Que los animales en algún momento reclamarán la invasión a su hábitat, para restablecer el nuevo balance natural (o flujo de energía), es una forma de entender lo que sucede en la película Los Pájaros (EUA, 1963), dirigida por Alfred Hitchcock y escrita por Evan Hunter, basándose en el cuento homónimo de Daphne du Maurier. Protagonizada por Tippi Hedren, Rod Taylor, Jessica Tandy, Suzanne Pleshette y Veronica Cartwright, la historia se centra en el ataque inexplicable de varias aves en un pueblo pesquero llamado Bahía Bodega, ubicado en California, cerca de San Francisco.

La propia película es ambigua y poco concreta respecto a la justificación del por qué suceden estos ataques, pues el propósito, dijera el propio Hitchcock, es crear incertidumbre y confusión en el espectador. Se barajean no obstante, dentro de la historia, varias aproximaciones para entender el fenómeno, que abren paso a diferentes interpretaciones y, por tanto, conducen el análisis por distintas vertientes.

La cinta inicia cuando la protagonista, Melanie Daniels, una mujer decidida y adinerada, conoce a Mitch en una tienda de animales. Sabiendo que él busca unos pericos como regalo de cumpleaños para su hermana menor, Melanie los adquiere para regalárselos ella, acción que persigue un fin de coqueteo y seducción hacia Mitch. Al saber que el abogado pasará el fin de semana en Bahía Bodega, Melanie va hasta allá, procediendo a hacer la entrega personalmente. Es ahí cuando una gaviota la ataca sin razón aparente. No mucho después, los pollos de la granja de la madre de Mitch, Lydia, dejan de comer, y lo mismo sucede con los de un vecino. Cuando Lydia va a verlo y lo encuentra muerto, aparentemente a causa del ataque de gaviotas, avisa al sheriff, quien ignora las acusaciones asegurando que lo más probable es que el hombre murió y después las gaviotas entraron a la casa.

Asustada por la incertidumbre de lo que sucede, ante una autoridad que no le cree ni hace nada por resolver la problemática que, evidentemente, está sucediendo en los alrededores, Lydia manda a Melanie a recoger a Cathy, la hermana menor de Mitch, a la escuela, donde, inesperadamente, una manada de cuervos se abalanza sobre los estudiantes. Aquí se expresa una crítica evidente a la autoridad gubernamental, siempre insensible al reclamo social e incapaz, en muchos casos, de enfrentar imprevistos naturales y conflictos sociales.

Melanie y Mitch, convencidos de que la situación no puede ser explicada simplemente como aves que actúan de forma errática al quedar perdidas en la niebla durante la migración, y que, por tanto, siguen las luces de la ciudad para guiarse --lo que justificaría su aparición en la bahía pero no su comportamiento agresivo--, se reúnen con otras personas en el restaurante del pueblo. Varios de los presentes creen que Melanie se está inventando las historias de ataques o está exagerando, hasta que un pescador dice que él mismo vivió algo similar y que sabe de otros eventos semejantes reportados en pueblos cercanos.

La reacción de las personas varía, porque no todos dimensionan por igual lo sucedido, porque no todos lo han vivido en carne propia. Algunos se mantienen escépticos de que algo catastrófico esté ocurriendo, porque lo creen no sólo improbable, sino imposible, mientras que otros se ponen en alerta, pero continúan dudando, dado que no hay más pruebas que las palabras de unos pocos. Así de diverso reacciona la gente ante eventos de tal magnitud (guerras, desastres naturales, cambios súbitos y catastróficos, emergencias médicas, etcétera) que alteran su vida cotidiana o amenazan su propio entorno; incrédula, a menos que haya pruebas innegables (e incluso entonces refutan), o en negación, bajo la idea, casi infantil, emocional, de que, metafóricamente, si se niegan a ver, el problema simplemente deje de existir.

Melanie llama a tomar acción, pero no se le escucha, quizá porque de alguna forma es rechazada al no ser más que una visitante, una extraña en un lugar donde nadie la conoce, o porque para las personas el problema no va a existir realmente, sino hasta que toque directamente a su puerta.

Nadie sabe con certeza el porqué de lo que está sucediendo, así que todos lo asumen y entienden como su mente mejor lo procesa. Un hombre asegura que los ataques son una señal del ‘fin del mundo’, mientras que una mujer, ornitóloga (experta en aves), intenta abordar desde un punto de vista aparentemente más racional, aunque en el fondo sus palabras minimizan la situación, explicando que no se sabe de aves que se comuniquen con otras especies para realizar ataques como los que ellos describen. ¿Qué postura tiene la razón? Ambos y ninguno, porque el razonamiento de cada quien es válido, al menos para sí mismos. Pero, al mismo tiempo, ninguno puede estar completamente seguro de lo que dice, sin antes primero analizar toda la información y recorrer todas las posibilidades, objetivamente, con sustento y no dejándose llevar por las emociones. Cada punto de vista es una opinión, no una verdad irrefutable, mientras no tenga un sustento concreto. El problema está en comprender si el hombre es capaz de establecer un diálogo con los demás en condiciones emocionales sobredeterminadas por el miedo, la angustia, el temor a la muerte y la desconfianza hacia el otro.

La ornitóloga comenta que a veces los animales toman de vuelta lo que consideran suyo, en este caso, su hábitat. Un razonamiento que parece lógico, una reacción natural animal ante la interrupción y obstaculización de su ciclo migratorio, e invasión de su ecosistema, causado por el hombre que construye sobre él y se instala ahí. Si el hombre depreda, el animal eventualmente reacciona y la naturaleza modifica ‘su flujo de energía’, para adecuarse a esos cambios. La película quizá exagera, pero la idea base deja importantes reflexiones: el ave se adapta pero, ¿y el hombre?

Cuervos, gaviotas y gorriones, además de los pollos de la granja, todos muestran un cambio de comportamiento inexplicable y en su mayoría violento, dirigido hacia las personas cuando se mueven indiferentes ante lo que sucede a su alrededor o intentan impulsivamente reaccionar con la misma violencia (no falta aquel que propone comenzar a matar a todas las aves).

Animales atacando ‘conscientemente’ al humano que se pasea en su hábitat, forzando su entrada y modificado a placer, es una crítica llevada al extremo, dramatizada en la ficción, pero con un sustento reflexivo real: un humano que tala un árbol para convertirlo en casa, que pesca para comer él sin pensar que también esa es la comida de otros animales, o que convierte al animal en un producto de comercialización (aves domésticas, aves en el deporte, aves como mascotas, aves como alimento) en compra-venta, que se consumen, que se usan para hacer productos. El homo sapiens es una especie dentro del ecosistema que está modificando el orden natural del ciclo. El hombre depreda y luego no entiende cuando aquello que está aniquilando encuentra la forma de llamar su atención y reclamarle. La naturaleza necesita reordenar para aptarse al cambio abrupto, acelerado, a mano del humano. La pregunta es si el humano entiende su papel en este nuevo orden, si será capaz de realmente “pensar” en el efecto de sus acciones sobre la naturaleza y sobre él mismo como especie y como sociedad.

Los pericos de Cathy, curiosamente, nunca se muestran alterados como las otras aves, lo que crea un interesante contraste. ¿Por qué los pericos no atacan?, ¿porque son aves que vinieron de un lugar diferente, porque están enjaulados, porque son objeto de afecto y cuidados?

La película, además, ahonda en las emociones y las relaciones humanas. Melanie es directa y decidida, pero con una mala reputación, dice ella, infundada en rumores. Lydia la resiente por ello, pero ella a su vez es percibida como sobreprotectora y controladora, lo que a su parecer está malentendido, pues la actitud en realidad esconde su verdadero sentir, el miedo a quedarse sola y ser olvidada.

Ambas mujeres terminan por comprenderse y entender que la gente a veces reacciona hacia otros por la opinión que terceros hacen de su persona, en función al entorno social del momento. Una señora en el restaurante, por ejemplo, una vez que los ataques de aves se generalizan y acrecientan, culpa a Melanie de todo, porque dice que los hechos, los ataques, comenzaron en el momento en que ella llegó a la bahía. La acusación no tiene ningún fundamento, es más bien visceral y sostenida por el pánico, pero la realidad que expresa habla de señalar y acusar al otro sin conocerle, por radicalismo, miedo, predisposición o ignorancia. Lydia escucha los rumores sobre Melanie y piensa lo peor de ella, hasta que, conviviendo, se da cuenta de los atributos positivos que hay en la chica. Lo mismo sucede en la otra dirección, Melanie oye que la madre de Mitch es posesiva, hasta que Lydia explica que se aferra no con intenciones de controlar, sino por miedo a que la dejen atrás.

¿Implica la acusación hacia Melanie, de que ella causó todo, una forma de decir que el ataque de las aves, que el espectador ve ocurrir por primera vez cuando la gaviota la hiere, es una forma de expresar metafóricamente que su presencia es rechazada por la comunidad? Si la película comienza cuando Melanie conoce a Mitch y luego llega al pueblo a buscarlo, interesada en él, ¿es posible creer que ella causó todo, entendiendo el ataque de las aves como una forma de representar la agresión del pueblo que rechaza a Melanie por lo que representa? Se trata de una mujer joven y adinerada, que viene de la ‘gran ciudad’, a seducir y ‘alterar el orden’ de la comunidad; representa pues al otro, al extraño, al diferente, que a lo largo de la historia de la humanidad siempre es rechazado, marginado, causa infundada del racismo y discriminación aún vigente en nuestras sociedades.

¿Qué hacer cuando se está atrapado y no hay lugar a dónde ir ni en dónde esconderse? Los personajes de la historia lo viven cuando, si están a la intemperie, son atacados, y si están escondidos no tienen más que esperar una invasión por parte de las aves. Es una lucha por el espacio vital. ¿Lo sucedido es un cambio en la naturaleza, que acabará en cuanto el reajuste termine? ¿Es el fin del mundo o es sólo una accidentada migración animal? ¿Es el hombre la especie que se enfrenta ya al peligro de su extinción?

La cinta deja al espectador en busca de sus propias respuestas, pues al final la vida es así; sucesos sujetos a interpretaciones, fenómenos naturales que no somos capaces de comprender, comportamientos que lejos de acercarnos aumentan los conflictos, fínales que no son más que nuevos comienzos, cambios que llevan a la readaptación, explicaciones que nunca convencerán a todos.

Ficha técnica: Los pájaros - The Birds

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