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Garras humanas

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Una historia de cine se sostiene sobre varios pilares: una narrativa envolvente, un contenido crítico y sugerente y una sucesión de hechos y acontecimientos que cuenten o relaten algo con un propósito bien definido.

Cuando una historia funciona es porque tiene algo que transmitir, a través de su argumento, su punto de vista, las reflexiones que ofrece o los personajes que presenta. Estas ideas son parte de los cimientos de la cinematografía. Un buen ejemplo es The Unknown o Garras humanas (EUA, 1927), película muda dirigida por Tod Browning y protagonizada por Joan Crawford, Lon Chaney, Norman Kerry y John George.

El relato trata de una joven, Nanon, que trabaja en un circo, hija del dueño del lugar, que es cortejada por dos empleados, Malabar, un hombre con gran fuerza, y Alonzo, un hombre sin brazos. El primero la ama pero ella lo rechaza temiendo que el enamoramiento sea más bien un capricho relacionado con el poder y el control, un hombre que se casa para tener o poseer una esposa, no porque esté enamorado. El segundo, por su parte, más que amarla, simplemente no quiere que Nanon esté encariñada con nadie más, un deseo que en efecto responde al deseo posesivo. Para lograr su objetivo Alonzo engaña con mentiras jugando con su situación, la de un hombre con discapacidad. Su estrategia es distraer con aquella diferencia física para ganar empatía hacia él.

Lo que nadie sabe es que Alonzo es un ladrón y asesino que simula no tener brazos. La verdad es que los esconde para que nadie pueda identificarlo como el criminal que ha estado realizado varios asesinatos en la zona. Cuando el padre de la joven muere, a manos de Alonzo, quien desconfía de él, el circo se desintegra, dejando a Nanon en la espera de una vida distinta, de mejores oportunidades y en especial del amor. Mientras ella se va dando cuenta que en realidad sí tiene sentimientos de cariño y afecto hacia Malabar, Alonzo planea cómo aislar a la chica y convertirse él en su única opción para la felicidad.

El plan de Alonzo se basa en engaños y mentiras que se alimentan con los sentimientos de piedad y misericordia hacia él, mal dirigidos y siempre manipulados. Alonzo juega con la impresión o la percepción social de que alguien en su condición, que ha sufrido la desdicha y a pesar de su impedimento, es alguien noble, loable y hasta un ejemplo a seguir. Alonzo ha aprendido a vivir la cotidianeidad de la vida sin usar sus brazos, desde comer y beber hasta fumar y vestirse, e incluso participar dentro del circo, donde tiene un acto lanzando cuchillos. Sin embargo, él mismo se presenta como alguien desprotegido y deja que otros lo vean y lo traten como tal, no porque lo sea, sino porque así la gente llegará a creerle y verlo como alguien indefenso, una persona necesitada de apoyo, afecto y protección.

El principal problema probablemente recae en una percepción social prejuiciosa, predeterminada, y en este caso errónea, porque no se debe generalizar. No tener brazos no asegura que este hombre haya o no sufrido en la vida o que su existencia este marcada por miserias, así que no se puede automáticamente tener compasión hacia él por su simple condición; de igual manera, porque no tener brazos no lo hace, indiscriminadamente, una buena persona.

Nanon cae en sus mentiras porque se niega a ver la realidad, pensando que huir y esconderse tras las excusas es más fácil que afrontar sus temores. Alonzo le dice que tenga miedo de la gente, esperando que así estos sentimientos se vuelquen hacia el otro, hacia Malabar, para que no pueda enfocarlos hacia él en su lugar.

Con ello la historia habla más que de la ingenuidad y de la forma como alguien puede aprovecharse de la debilidad del otro, para dañarlo, para abusar de ello. Distracción es la estrategia de Alonzo, precisamente como en un acto de circo, donde el truco debe estar rodeado de un halo de incertidumbre y engaño que haga que las verdaderas intenciones de fondo pasen desapercibidas.

Alonzo no busca enamorar a Nanon, sino empujarla hacia él, como si al final fuera su única opción viable, aprovechando además y al mismo tiempo, el sentimiento solidario de la chica. Lo importante a entender es que la maldad de Alonzo recae en que así es su mente, su persona y su personalidad. Con extremidades o sin ellas, el hombre es cruel, egoísta, envidioso y celoso. Y cuando sus planes no salen como esperaba, entonces cae en la desesperación.

Nanon se convence de que debe temer de las intenciones de Malabar porque eso es lo que Alonzo le repite insistentemente. Pero no se trata más que de un condicionamiento, precisamente porque no tiene un razonamiento detrás o argumentos que lo sostenga. Por ello mismo la estrategia eventualmente deja de funcionar, en especial cuando Alonzo desaparece por varios meses debido a que, creyendo que Nanon lo elegirá a él como enamorado, tratando además de evitar que ella se entere que fue él quien mató a su padre, decide amputarse los brazos, creyendo que como lleva tanto tiempo simulando que no tiene brazos, entonces ya ni cuenta se da que de verdad están ahí. Irónicamente una situación formada en sí a partir de la repetición.

Lo macabro que rodea la historia no es su desenlace, la muerte de Alonzo, ni todo aquello que logra a través de la mentira, sino en la representación de cómo alguien puede aprovecharse tan indiferentemente del sufrimiento humano. Mentir, simular, engañar, aparentar, se vuelven parte de su conducta cotidiana de tal forma que el individuo es realmente quien aparenta ser, en este caso un manipulador profesional. La decisión de amputarse los brazos es porque él mismo se ve como un discapacitado, toda vez que ha aprendido a vivir y a ser tratado como tal. Alonzo no actúa bajo ningún valor moral o ético, salvo su propia conveniencia, por tanto, su actitud para alcanzar su objetivo no es sólo vil, sino que resulta todo lo contrario de lo que dice ser frente a los demás.

Finalmente Nanon huye del contacto humano, una actitud significativa dada la época en la que se desarrolla la historia (y realiza la película), porque también se ha creado una idea preconcebida de lo que son las relaciones humanas, que concluye con base en el común que observa en el mundo que le rodea. Ello la distancia de la gente, particularmente porque piensa que Malabar se acerca de manera desinhibida con el único propósito de abusar de ella. Y entonces Alonzo, en lugar de intentar ayudarla a afrontar, analizar o razonar la situación, como un amigo o colega haría, se las ingenia para hacer crecer ese miedo, al grado de poder controlar así a la chica, una actitud tan poco amable como poco educada y deshonesta.

Abordando el tema de la crueldad humana, la historia demuestra que la persona más peligrosa no siempre es quien más lo parece. A veces, como lo dice el dicho, el león no es como lo pintan, o según los relatos de antaño, el lobo se disfraza de oveja. Para prevenirlo no se trata de desconfiar de todo el mundo, sino de ser más precavido sobre en quién confiar y en quién no. Algo que Nanon y Malabar aprenden a la mala, al final de la historia, cuando el plan de Alonzo por matar al otro, o por lo menos dejarlo manco igual que él, un plan improvisado e impulsivo, no sólo lo evidencia, sino que causa su trágica desdicha.

Ficha técnica: Garras humanas - The Unknown

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