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Arquetipos en el cine

Diana Miriam Alcántara Meléndez

Un arquetipo es un modelo a seguir, es una imagen prototipo para copiar y reproducir; idealmente, un patrón que sirva como base para moldear o perfeccionar algo. Dentro del cine, los arquetipos pueden encontrarse en los géneros cinematográficos y en el trazo de personajes como elementos repetidos que crean estándares, fórmulas o patrones.

En las películas, por ejemplo, la herramienta está presenta en la construcción de historias, con elementos comunes dentro de un mismo género cinematográfico o secuencia de acciones en el desarrollo (el orden en que suceden los hechos durante el planteamiento, nudo y desenlace). El montaje de entrada con que se conoce a los personajes principales, el beso de la pareja protagonista al final de la película o el que todo parezca perdido para el héroe, justo antes de decidirse a luchar o realizar un último esfuerzo para completar su misión, son algunos ejemplos de ocasiones en que pueden presentarse arquetipos de estructura en las historias cinematográficas.

Estos elementos constantes dentro de un mismo tipo de relato también se hacen presentes en el trazo de personajes, cuando comparten particulares rasgos o características. Los personajes arquetipo son aquellos que presentan similitudes en diversas historias pero bajo los mismos estándares, escenarios y contextos: el mago sabio que guía al héroe o el guerrero que pelea a pesar de que todo esté en su contra.

Los arquetipos se diferencian de los estereotipos porque estos últimos son una versión exagerada de esas características que los identifica. El estereotipo es aquel personaje latino que trabaja como ayudante en la casa de su patrón, o el hombre adinerado que despilfarra el dinero con arrogancia. Por su parte un arquetipo es, por ejemplo, aquel personaje que funge como mentor del héroe: por ejemplo los papás de Superman, Dumbledore para Harry Potter u Obi Wan Kenobi para Luke Skywalker.

La función de los arquetipos es ayudar a entender la historia para el espectador mismo, pero, incluso para la historia en sí y sus personajes, porque dan lógica y progresión al relato. El héroe necesita un villano, el príncipe necesita a la princesa a la que debe rescatar y necesita incluso la presencia del dragón que defiende la torre donde está encerrada la princesa, como obstáculo en su misión. Con ellos, el cuento tiene una estructura básica que seguir, sin ellos, los elementos no siempre tienen cohesión ni progresión.

Como lo dice la teoría estructuralista, los elementos de una estructura cumplen una función concreta para su funcionamiento, interrelacionándose entre sí para la construcción de esa estructura, sin éstos la organización narrativa puede presentar fisuras. En este caso, la película o la historia necesitan esas herramientas arquetípicas para funcionar, pues permiten captar los valores que se quieren expresar y cohesionan a los personajes. En el libro The Writer’s Journey, de Christopher Vogler, se ahonda en los 8 arquetipos más comunes que se pueden encontrar y que son necesarios para la construcción de una historia (aunque no todos aparezcan forzosamente en el relato): a) el héroe, b) el mentor, c) la sombra (villano o enemigo), d) el anuncio (persona o evento que llama a la aventura), e) guardianes del umbral (obstáculos que se interponen), f) cambiantes (persona que al cambiar de opinión, sentimientos o perspectiva, da un giro diferente al curso de la historia), g) embaucadores y h) aliados.

Su propósito es facilitar el camino para entender el mundo de ficción que se presenta y poder relacionarlo con el mundo real. Sin los elementos de arquetipos, la historia no tendría lógica, es decir, su presencia ayuda al relato, porque, por citar un ejemplo conocido, Luke Skywalker no habría logrado su misión sin el apoyo y enseñanzas de Obi Wan Kenobi. Esa es la relevancia de la presencia de los arquetipos, que cumplen un propósito esencial a la coherencia narrativa.

El uso y abuso de estos elementos, sin embargo, crea lugares comunes, fórmulas repetidas que se desgastan y desgastan a la cinematografía. Si todos estos elementos se repiten y se exageran sin control y falta de creatividad, surgen entonces los clichés y los estereotipos; películas románticas que siempre tratan de lo mismo, o bien, películas de terror que siempre siguen la misma línea de acción y desenvolvimiento de sucesos (los mismos sustos, los mismos fantasmas, la misma familia perseguida por espíritus tras mudarse a una nueva casa), provocando que la historia se vuelva predecible, irrelevante o reiterativa.

Con los arquetipos se desdibujan personajes para lograr su transformación, según su función, es decir, cambian con el contexto y con el tipo de historia que se cuente. El personaje del acompañante del héroe que trae emoción y espíritu a la historia cambia según el tipo de relato que se trate. Dory en Buscando a Nemo, Ron en Harry Potter, Burro en Shrek, Frank (el perro) en Hombres de Negro, o Ruby Rhod en El Quinto Elemento; todos hacen una misma función en la historia a la que pertenecen, ese es su arquetipo, pero se diferencian entre sí, en su personalidad, características, físico y crecimiento como personajes, porque pertenecen a diferentes contextos. Todos tienen un tino cómico, por ejemplo, pero no son el mismo personaje disfrazado con otra piel, porque su arquetipo es su función, el estereotipo son todas sus similitudes. Si hablamos del niño gracioso en la película infantil, aquel que siempre es pecoso o de cara redonda, entonces hablamos de un estereotipo, porque ese personaje es el mismo tipo de niño dentro de todas esas distintas historias, su mismo trazo, apariencia, bromas, relación con otros personajes y crecimiento como personaje.

El psicólogo Carl Gustav Jung habla de los arquetipos en el inconsciente colectivo: imágenes simbólicas como representaciones culturales, y no debemos olvidar que el espacio cultural es en esencia simbólico; por ejemplo, una paloma blanca como símbolo de paz, libertad o pureza. Lo propuesto por Jung es que los arquetipos son modelos (prototipos) que se forman en el inconsciente, porque se aprenden por el contexto cultural, no se enseñan, sino que se vuelven innatos dentro de la cultura; pueden ser repeticiones de las experiencias de la vida diaria que eventualmente son entendidas como una misma representación, una constante. Así, los relatos cinematográficos forman arquetipos, pero los arquetipos se van conformando del inconsciente colectivo de entre la sociedad. Es una relación bilateral que se alimenta entre sí. Todos los brasileños juegan futbol, todas las chicas populares son “fresas” y bonitas en las películas adolescentes, la chica popular es la contrincante-adversaria de la protagonista de la historia; ¿arquetipos o estereotipos?

El inconsciente colectivo permite entonces al espectador entender la historia fílmica a la que se acerca, gracias a los arquetipos y símbolos que se presentan. No hace falta que un personaje hable de paz para que la audiencia lo entienda, sólo es necesario mostrar una paloma blanca para relacionarla con el símbolo de libertad. Valores entendidos y lugares comunes.

El arquetipo existe como elemento de traducción del mensaje (la película). Kaa, la serpiente en El libro de la Selva, es uno de los villanos de la historia, porque cumple una función de arquetipo, correspondiente con la forma como el inconsciente colectivo percibe las cualidades del animal, venenosas según las particularidades naturales de las serpientes.

En el cine lo importante es saber reconocer esos elementos, sus cualidades y características, pero sin exagerarlas al momento de ponerlas en circulación. En Toy Story 3, Lotso, el personaje del oso de peluche rosa, resulta ser el villano de la historia, cumpliendo así con su arquetipo pero yendo en contra de su estereotipo. Esa forma ingeniosa de cumplir con un arquetipo sin caer en el estereotipo es la mejor forma de enriquecer una historia. Los arquetipos, después de todo, siempre están presentes para dar estructura a las películas y cumplen un fin específico para dar presencia a los personajes (si un personaje o elemento de la trama no aporta nada al relato, entonces está de más); pero son eso, exclusivamente elementos que sostienen, moldean o construyen una película. Es aquello que los diferencia y los hace únicos lo que en realidad hace que la historia sea eficaz.

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