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Juego de viernes por la noche

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

El futbol americano fue desarrollándose a partir del rugby (deporte nacido en Inglaterra) en Estados Unidos a finales del siglo XIX. Las reglas que alguna vez combinaron rugby con futbol soccer fueron formando sus propios parámetros de juego hasta conformarse como el deporte que se conoce en la actualidad. La tradición ha crecido y se ha extendido a otros países, pero Estados Unidos continúa siendo el lugar donde más se juega.

A partir del libro escrito por H. G. Bissinger, que cuenta la historia del equipo de las Panteras de la escuela de Permian en su búsqueda por el título estatal, Juego de viernes por la noche (EUA, 2004) es una película que profundiza en detalles sobre este juego en el escenario estudiantil, con detalles sobre la presión, la responsabilidad y la idealización de este deporte por parte de sus participantes y aficionados (entrenador, jugadores, padres de los jugadores o habitantes de la ciudad).

El año es 1988, la ciudad es Odessa, Texas, en Estados Unidos. El equipo comienza la temporada con grandes expectativas, lo que significa que todos tienen una opinión respecto al ciclo del juego, ya sea sobre las jugadas, los jugadores o la vida personal de los involucrados. Todos parecen ávidos por compartir sus consejos con el entrenador; todos quieren ganar, razones más, razones menos, razones diferentes, pero todas infundidas por el anhelo del triunfo.

Las personas, los funcionarios o los dueños quieren éxito para la para la ciudad, quieren una bandera de victoria que ondear y lo que tienen a la mano es el equipo de la preparatoria local. Los padres quieren revivir su propio triunfo años atrás, las generaciones han pasado el estandarte y quieren resultados similares para sentirse orgullosos, pero en el fondo vuelcan sus propias frustraciones en sus hijos o en los jugadores que ahora disputan los partidos.

Para muchos de los habitantes de la ciudad la gloria llega sólo si se ganan los partidos y se obtiene el campeonato, pero más allá del deporte, no hay nada que les satisfaga o que les haga sentir grandeza; por ello su creciente insistencia en involucrarse, porque el deporte los motiva y los anima, incluso si sus comentarios son extremos. Por ejemplo, exigen al entrenador meter a un jugador al partido porque es el mejor, pero cuando sale lesionado culpan al entrenador, afirman y repiten que él no tenía razón por la cual meter al atleta a jugar. Tal vez las personas están demasiado envueltas en el pasado y la gloria que representó, el éxito es un buen incentivo, tal como sucede en la vida real, personas siempre emocionadas por ver a sus equipos que las representan traer triunfos a su ciudad, algo así como mantenerse en la cima del éxito con el fin de extenderlo también para ellas.

Pero para algunos de los padres o tutores, e incluso para algunos de los jugadores, el juego es disciplina, entrenamiento, táctica, pero en especial, una forma de crecer como personas y salir de la ciudad, pues sólo el triunfo puede tal vez traducirse en una beca para poder asistir a la universidad y eso no puede tomarse a la ligera, porque no lo es.

La presión es constante y la competitividad le acompaña. Ganemos o perdamos, siempre existe presión, dice uno de los jóvenes; el fracaso y el triunfo están bien definidos y uno de ellos nunca es una opción. ¿Pueden ser perfectos?, les dice el entrenador al iniciar la temporada. Es claro que la respuesta es no como se demuestra a lo largo de la película, porque no lo son y nunca lo podrán ser, errarán en algunas jugadas, tirarán el balón por equivocación, se presionarán incluso sabiendo que su cuerpo y mente no puede dar más y nunca podrán complacer a todos. El mismo entrenador, hacia el partido final les dice que ser perfectos no es hacerlo todo bien, es dar lo mejor de sí, cualquiera que sea el resultado, si son la mejor versión de sí mismos, eso es lo que importa.

La historia presenta un esbozo de la realidad en muchas de las personas, buscando un camino por el cual poder abrirse oportunidades, en este caso el deporte; los jóvenes saben que sólo pueden ser notados si son los mejores jugadores y si su equipo continúa ganando, así que resulta interesante el epílogo en donde se narra el futuro de varios de los protagonistas de la película, la mayoría nunca jugando de nuevo futbol americano en su vida.

El equipo de futbol es todo el equipo, son una unidad, dice el entrenador en algún momento, quien sabe que sin importar la insistencia de triunfo por parte de los ciudadanos, él hará su trabajo, pero es todo lo que puede hacer, porque dicho deporte es un trabajo en equipo, no un concurso de individualidades. Para sobresalir como equipo y ganar tienen que ser precisamente eso.

Con un guión escrito por David Aaron Cohen y Peter Berg, dirigida por este último y con las actuaciones de Billy Bob Thornton, Derek Luke, Jay Hernandez, Lucas Black, Garrett Hedlund, Tim McGraw, Lee Jackson, Lee Thompson Young y Connie Britton, la película toca el tema de las figuras de autoridad de quienes se espera enseñanza, compresión y ejemplo a seguir, ya sea un padre, un tutor o un entrenador, además de demostrar con los personajes algunos ejemplos de vida de jóvenes que encuentran en el deporte escolar una forma de superación física, mental, personal y con miras al futuro; se conviertan en profesionales de este deporte o no, siempre hay algo que aprenderán de la experiencia de jugar al futbol.

Ficha técnica: Juego de viernes por la noche - Friday Night Lights

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