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Le Ballet

Diana Miriam Alcántara Meléndez

La palabra “ballet” proviene del francés, pero también tiene su origen en el italiano y el latín, y significa “bailar”. Forma parte de la danza y como tal pertenece a una de las siete bellas artes. Su estilo particular en sus movimientos y técnica la diferencia de las otras disciplinas de la danza, pero como ellas, comunica y expresa, a través de movimientos, historias, sentimientos y emociones.

En el mundo del cine el Ballet ha sido objeto de interés de manera discreta, pero los ejemplos de quienes han explorado el mundo de las y los bailarines dedicados a este arte han ofrecido las suficientes propuestas, algunas ligeras en cuanto a trama y otras más adentradas en el reflejo fidedigno del contenido artístico y técnico de esta danza, para acercarse de alguna manera u otra a este tipo de baile.

Dentro de los ejemplos de películas que abordan el tema con un toque más enfocado a rutinas y secuencias de baile se encuentran Step up – Un paso adelante (EUA, 2006), Streetdance (Reino Unido, 2010) o Pasión y baile (EUA, 2001); ellas atienden en mayor grado y con mayor importancia el género del baile en general, combinándolo por momentos con el del Ballet y dejando en segundo plano el análisis de la profesión y el papel de creación que desempeña la danza en las historias.

En la primera película un joven se ve forzado a cumplir servicio comunitario en una academia de danza, en donde se encontrará con una chica en busca de una pareja de baile que entienda sus movimientos, buscando así encontrar la mejor manera de combinar la danza clásica con el estilo libre. La segunda trata de un grupo de bailarines streetdance (genero de baile basado en movimientos improvisados y suburbanos) que quieren ganar una competencia; para poder aprovechar los espacios de ensayo de una academia de baile, hacen equipo con un grupo de bailarines de Ballet a quienes les falta encontrar esa pasión que despierta la danza. La tercera trata más bien de la adaptabilidad, tanto del baile como de su protagonista, una joven quien se muda a un barrio al sur de Chicago, en donde la vida no es igual para aquellos que lidian con problemas con la ley a causa de las diferencias raciales.

Otras películas encajan más bien en el género del drama. Billy Elliot (Reino Unido-Francia, 2000), por ejemplo, es una historia de crecimiento, sobre mantener los ideales y luchar por los sueños. Aquí, un niño se ve fascinado por el mundo del Ballet dentro de una familia que se desintegra, dentro del contexto de una sociedad conservadora y en una época marcada por los problemas económicos del Reino Unido de 1984, durante la huelga de los mineros.

Por su parte, Cisne Negro (EUA; 2010) se adentra en temas como la obsesión, la perfección y el choque de personalidades, opresoras y oprimidas, en un relato que cuenta la historia de Nina, una bailarina que gana el papel principal en una nueva producción, suceso que la obligará a poner a prueba su resistencia, profesional y emocional, para darlo todo por la mejor interpretación posible, llevándola, además, a verse envuelta en una serie de presiones propias y ajenas.

The turning point (EUA, 1977), mientras tanto, hace una reflexión sobre la vida de las bailarinas y las decisiones que deben tomar en función del tiempo de duración de su carrera profesional. En este caso la hija de una antigua bailarina de Ballet se une a la academia profesional de baile, teniendo como mentora a la antigua compañera de su madre. Mientras la madre sufre por su pasado, pues su retiro dio paso al ascenso de su amiga, la amiga sufre las presiones de la edad y el desplazamiento por parte de las nuevas generaciones.

También existen otras películas que se enfocan en exponer a mayor detalle el proceso de formación y vida de los bailarines. Camino a la fama (EUA, 2000), aunque con una historia sencilla, relata la vida de un grupo de integrantes de la academia de Ballet que se preparan para una gala, al tiempo que reflexionan el papel del Ballet en su vida. La cinta retoma un importante análisis sobre el gusto por lo que se hace, de manera general y no exclusivamente aplicado a los bailarines.

Las zapatillas rojas (Reino Unido, 1948) es una historia sobre decisiones, obsesiones y la perfección. Una bailarina se ve enmedio de disputas artísticas mientras se prepara para ser la más grande estrella de su disciplina. La presión para la protagonista viene desde ángulos variados, ya sea por parte de sus compañeros de baile o por parte de los músicos que se encargan de armonizar y exaltar las producciones artísticas, incluso por parte de los mismos productores, maestros, inversionistas, etcétera. El baile también es un espectáculo, en donde los involucrados no son exclusivamente los que se ponen las zapatillas para cada gala.

Finalmente, El acto (Alemania-Estados Unidos, 2003) es un esbozo artístico y a manera de ensamble de la vida diaria de los bailarines, sus rutinas, su entrenamiento, su trabajo, sus festejos, sus éxitos y sus sinsabores; así lo vive la protagonista de esta película, que cruza por un proceso creativo y emocional, tal como la vida misma, fuera bailarina o no.

Estas películas se adentran, desde su perspectiva, en alguna faceta del baile, ya sea a través de los ojos de un bailarín experimentado como de un novato, de una familia y amigos que apoyan y/o cuestionan las técnicas y la profesión, o desde la mirada íntima de un grupo de competitivos personajes para quienes el Ballet lo es todo.

Todas buenas opciones  entre algunas otras más existentes en la cinematografía (Dancers, White nights, Nijinsky, Anna Pavlova, Degas and the Dancer, One last dance, The unfinished dance, El último bailarín de Mao o Fama). Realizadas para los amantes de esta disciplina y, al mismo tiempo, como promotoras del arte, por su música, por sus coreografías, por su entusiasmo y por su pasión, tal como lo es el Ballet mismo.

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