Slumberland: El país de los sueños

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Hay muchas formas como las personas lidian con la realidad de sus problemas, las vicisitudes de la vida o de los efectos y consecuencias de sus decisiones; hay quien lo dimensiona de frente, con energía y convicción, afrontando retos y consecuencias y hay quien, por el contrario, lo razona apelando a mecanismos de defensa que a su vez les permiten procesar el cambio paulatinamente. Para los niños, esta segunda opción suele ser su reacción más común, para escudarse, por ejemplo en la imaginación, recurriendo a ella para entender los desafíos y las dificultades del mundo, explorando en su mente posibles escenarios que les facilite transitar por situaciones desconocidas y/o que les atemorizan.

Para ellos la fantasía y el mundo imaginario no tiene que ser ‘irreal’, es decir, lo interesante es que puede ser lo que ellos quieren que sea y sentirlo tan real como quieran. Ahora bien, cualquier mundo de fantasía es un reflejo del universo tangible y aunque esta relación o asociación se haga de manera inconsciente, sucede, precisamente, como proceso de asimilación por parte del cerebro para comprender el contexto.

Los niños crean, sueñan e imaginan a partir de aquello que perciben en su entorno, porque están aprendiendo a adaptarse, aprendiendo de reglas sociales, de sus emociones y de la organización y por qué las cosas, del cómo funcionan y para qué sirven; incluso de por qué importan, tratándose de reglas sociales de conducta. Esto es lo que sucede en la película Slumberland: El país de los sueños (EUA, 2022), dirigida por Francis Lawrence, con un guion de David Guion y Michael Handelman, a partir de la serie de cómics titulada ‘Little Nemo in Slumberland’, de Winsor McCay.

Protagonizada por Marlow Barkley, Jason Momoa, Weruche Opia, Chris O'Dowd, India de Beaufort y Kyle Chandler, la cinta se centra en Nemo, una niña de 9 años que vive en una isla con su padre, un farero. Cuando él fallece en el mar, Nemo es enviada con su tío Philip a la ciudad, es decir, a vivir en un lugar que le parece desconocido, con alguien con quien ella no tiene ninguna relación y de quien su propio padre se había distanciado. Entonces Nemo se da cuenta que al dormir, su mente viaja al mundo de los sueños, conocido como Slumberland, donde conoce a Flip, el protagonista de las historias de fantasía que le contaba su padre. El necio y rebelde Flip le propone a Nemo colaborar con él para encontrar un mapa y seguirlo hasta la ubicación de unas perlas supuestamente mágicas que conceden deseos.

Ansiosa de poder reencontrarse con su padre, deseando a través de la magia de las perlas poder verlo de nuevo, Nemo acepta, pero la aventura tienen sus obstáculos y baches, comenzando por la presencia de la Agente Green, de la ‘Oficina de Actividades Subconscientes’, quien está persiguiendo a Flip por evadir el orden; además de que las pesadillas de Nemo comienzan a invadir y dificultar el viaje.

En el mundo real, Nemo tiene asimismo problemas para adaptarse a su nueva escuela y a su nueva vida. No sabe cómo relacionarse con su tío, a quien considera alguien aburrido y distante; y los intentos de él por lograr una conexión con ella para ayudarle con el duelo, resultan fallidos. Es ahí cuando Nemo se da cuenta que el mundo real no es muy diferente del de fantasía, ya que sus sueños reflejan mucho de lo que sucede en la realidad, especialmente una vez que descubre que Flip es la versión subconsciente de Philip. Es decir, que Flip es Philip, porque cuando su padre le contaba a Nemo aventuras que supuestamente vivía con este personaje ‘inventado’, en realidad eran versiones de historias que de verdad sucedieron al lado de su hermano.

Philip, sin embargo, ha dejado atrás ese espíritu de aventura y decisión, pues ya no es un hombre forajido y audaz, sino que ahora es alguien que siempre juega a la segura, por miedo al resultado de sus decisiones y ha adoptado un estilo de vida monótono como forma de lidiar con sus temores. De manera  que, simbólicamente hablando, Flip quedó guardado, desaparecido, en este caso estancado en el mundo de los sueños. Flip ya no recuerda quién es en el mundo real, porque la persona a quien representa, Philip, ha dejado de soñar, en el sentido más metafórico que literal.

Esa es la parte interesante de esta dualidad que presenta la historia, o más bien, los paralelismos que suceden entre realidad y fantasía. Flip es todo lo que Philip quiere ser pero no se atreve, pero que alguna vez fue y, en su subconsciente, ahí sigue guardado ese espíritu de aventura, esa personalidad decidida y esa seguridad en sí mismo que, aunque existe, está escondida, enterrada o, basándose en la analogía de la película, ‘dormida’.

La relación entre el mundo real y el de los sueños está aún más presente para Nemo, quien, en la realidad, está lidiando con un duelo que su mente no sabe cómo afrontar. La muerte de su padre, el tener que dejar atrás todo lo que conoció (el lugar en que creció, la rutina a la que se acostumbró) para llegar a un mundo desconocido, en una casa ajena, con un tío que no conoce para nada y en una escuela cuya dinámica nunca ha experimentado; para todo ello necesita de un mecanismo para sobrellevar estas emociones y cambios.

En la película, por su corte infantil, esto sucede a través de las aventuras vividas en un plano irreal, el de fantasía, el mundo de los sueños, que se toman como si de verdad sucedieran en ese viaje entre la realidad y el sueño; pero lo que la historia en sí plantea a través del género narrativo fantasioso, es cómo Nemo afronta estos cambios en su vida, a partir de la imaginación y la magia, por medio de sus sueños, en donde su subconsciente crea escenarios que le aportan soluciones que suceden en el mundo mágico pero que se trasladan a su realidad física.

Nemo no sabe cómo lidiar con una realidad que le resulta complicada porque está llena de cambios, adaptación, maduración, experiencias y emociones nuevas, así que recurre a la fantasía para entenderlo. El panorama, sin duda es complejo, para cualquier persona, más aún para una niña: el fallecimiento de su padre, la sensación de desamparo, la necesidad de un nuevo hogar, la mudanza a una nueva ciudad, la convivencia con un familiar distante, la dinámica en este lugar con  su tío, la escuela, la personas que va conociendo y un largo etcétera.
 
Ella anhela ver de nuevo a su padre y crea este mundo en su imaginación en el que es posible que suceda, porque en los sueños y la imaginación ‘todo es posible’, a través de la magia misma (una piedra de los deseos). Nemo no obstante nunca dice que desea que su padre reviva o vuelva a la vida, sino que le dice a Flip que quisiera verlo de nuevo. En el recuerdo, en la mente y en los sueños, esto es posible; su papá no puede aparecer de nuevo vivo, pero siempre puede aparecerse en su mente, cuando piensa en él, lo sueña o recuerda de alguna experiencia vivida o pasada.

Es por eso que el tema de las pesadillas es tan importante en la historia. Las pesadillas son sueños atemorizantes que producen sensaciones de miedo, angustia o ansiedad y, en la etapa infantil, son parte del proceso de desarrollo que suceden usualmente cuando los niños están bajo estrés o cansados.  Así que no se trata tanto de ‘interpretar los sueños’ desde un plano espiritual, como sí de entender que sueños y pesadillas son un reflejo de emociones, sensaciones y preocupaciones de las personas; dado que las pesadillas en los niños también existen porque ellos están comenzando a comprender los peligros y la pérdida, que hay cosas que hacen daño, que hay cosas tanto malas como buenas en el mundo o que el sufrimiento y el dolor también son emociones que pueden invadirles.

Sueños, pesadillas, emociones y pensamientos, todo interactúa en la mente y el cerebro; cada experiencia no sólo se ‘vive’, también se tiene que procesar, así que no basta con ‘almacenar’ en la memoria el recuerdo de aquello vivido, sino que hay que razonar, analizar, entender y aprender, para entonces saber cómo responder o reaccionar y, por ende, madurar.

Esto es lo que hace Nemo; su padre fallece, su vida cambia y entonces busca la forma de sobrellevar y entender todo esto. ¿Qué siente, cómo se siente o por qué siente lo que siente? En el país de los sueños, Nemo y Flip encontrarán las perlas de los deseos cruzando ‘el Mar de las Pesadillas’. Esta es una representación simbólica de que Nemo (en la realidad de los hechos), sólo podrá entender y aceptar las cosas, adaptarse y sobrellevar la situación, una vez que haya enfrentado sus miedos, es decir sus pesadillas, es decir ese ‘mar de pesadillas’.

Y al final la respuesta no está en desear algo o ni siquiera volver a ver a su padre, al menos en su mente, sino en que Nemo entienda, razone y asimile todo lo que está sucediendo; valorando la vida, lo que significa la muerte y el duelo, el tener que avanzar una vez que una tragedia toca a la puerta o que la tristeza invade las emociones, porque lo que se necesita es aceptarlo, superarlo y seguir el desarrollo de tu propia vida, tu individualidad como ser humano.

Podría parecer que el mundo de los sueños es una forma de evadir la realidad para no enfrentarla, pero más bien es un mecanismo para sí hacerlo, o en cierto sentido, para prepararse para hacerlo. Primero hace falta explorar las emociones internamente y Nemo lo hace a través de la imaginación y la fantasía, en su ‘espacio seguro’, pero cualquier persona lo hace en su propia forma de introspección y análisis, para luego tomar acción en el mundo real. En esencia los sueños y la imaginación permiten que nuestra estancia vital sea más transitable, producen momentos de descanso y de placer que recargan nuestras energías para apreciar el mundo circundante, los problemas que enfrentamos con otra perspectiva. De cierta manera la protagonista “vive” este proceso al incentivar su imaginación motivada por el anhelo de reconectar con su padre mediante el recuerdo y recreación de las historias que él relataba; la cercanía con su tío, copartícipe de esas lejanas aventuras, sirve como detonador.

La historia habla de conectar con las emociones y valorarlas, tanto como de la importancia de las relaciones personales. La magia y la fantasía son un complemento, pero uno que para algunas personas, como los niños, es tan importante como esencial, porque es a través de ellos que pueden ir entendiendo las muchas cosas que suceden en el mundo real, incluyendo la muerte, el sufrimiento o la tristeza, como también la alegría, la colaboración, la felicidad y las oportunidades.

Ficha técnica: Slumberland: - Slumberland: El país de los sueños

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