¨La vida es un… valle de lagrimas¨ 

German de la Cruz Carrizales
German de la Cruz Carrizales

Recuerda…

Esta es otra situación por la que pudo haber pasado nuestro subconsciente. Si el tiempo en el que estuvimos en el vientre de nuestra madre, ella estaba pasando por una situación muy conflictiva, si solo se la pasaba llorando, sufriendo, y en esos momentos todos sus pensamientos eran de sufrimiento, de desprecios, rechazos, etc., cuando nace el niño y empieza a vivir su vida, son esos niños llorones, molestos, que todo los hace sentirse mal, que no se les puede decir nada porque todo lo quieren arreglar a base de llanto.

-No le digan nada a mi hijo- decía una madre que estaba presenciando un juego de béisbol, donde su hijo estaba jugando –porque luego, luego se suelta llorando-

¿Y a cuantas personas conoce usted, que no pueden ver una película tierna o donde el héroe o heroína sufran, porque inmediatamente se les hace un  nudo en la garganta y los ojos se les llenan de lágrimas?

Personas que en la oficina no se les puede llamar la atención por algo simple, porque no pueden, a veces, ni siquiera aclarar cuál fue la situación por la que actuaron de dicha manera, porque el llanto no las deja actuar.

Esta es una programación muy sutil, pues a través de los siglos, nos han hecho creer que en este mundo tenemos que “Sufrir para merecer” y aquel que más sufra en esta vida más gozará en la otra. La realidad es que esta es la única vida que podemos disponer, quien sabe que habrá más allá. Podemos suponer, esperamos que tengamos una vida eterna. Así que mientras no sepamos exactamente cuál es la verdad, vamos a vivir esta vida de una manera positiva, alegres de poder ser felices sirviendo a los demás. Decía la madre Teresa de Calcuta (1910-1997): “El fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración es la fe, el fruto de la fe es el servicio y el fruto del servicio es la paz”.

Tal vez a usted le ha pasado que por alguna razón, todas las cosas se le equilibran por un tiempo más o menos largo (uno o dos meses por ejemplo) no se ha enfermado, no se ha disgustado con sus familiares, con sus compañeros, no ha tenido problemas económicos, etc., y de pronto se da cuenta de esta situación y luego, luego empieza a angustiarse, diciéndose: -¿Dios mío que me irá a suceder?- No es posible tanta belleza, no hay felicidad completa- Y de ahí en adelante empieza a desequilibrar sus químicas, le viene el insomnio, no puede comer, y pronto, algo desagradable le sucede, lo que le vuelve a remachar el condicionamiento “hay que sufrir” y ahora usted dice: -Ya lo decía yo “No hay felicidad completa”-

Me decía un maestro que tenía  una papelería; en temporada navideña, cuando iban a empezar la venta fuerte en el negocio, que por cierto atendía su esposa, por alguna razón, al abrir el refrigerador de la casa, dos botellas de cerveza se vinieron abajo cayendo una sobre la otra y al quebrarse la de arriba, salto un pedazo de vidrio y le provocó en ella una herida muy aparatosa, que le causó una gran hemorragia.

De inmediato se les llama a los servicios de urgencia, que llegaron en unos cuantos minutos, trasladándola a emergencias. La cosa no paso a mayores, pero toda la venta de la temporada navideña, ella tuvo que andar en muletas, no estar mucho tiempo de pie, procurar tener el pie en una posición especial, etc., etc., lo que ocasionó que todo el tiempo que duró la actividad más intensa en la papelería, su esposa se la pasó sin asistir al negocio.

Cuando ya pasó el movimiento, la herida sanó y ella volvió a caminar normalmente. Estaban casi al final del mes de agosto, estaban por comenzar otra de las buenas temporadas en la papelería, la venta escolar.

Ahora esta señora estaba bajando las escaleras de la oficina, al llegar al último escalón, ella no se explica cómo se le torció el tobillo de tal manera que cayó pesadamente en el piso. Cuando la levantaron -me contaba aquel maestro- no se podía tener en pie, pues tenía  un dolor muy intenso, la volvieron a llevar al servicio de urgencias y tuvieron que enyesarle el pie ahora y guardar reposo nuevamente, solo que ahora el reposo tenía  que ser total y desde luego por más tiempo que la vez anterior, así que otra vez, una de las épocas más productivas del negocio, ella no pudo estar presente en el movimiento.

Por más que querían encontrar cual era la verdadera razón de estos dos hechos tan similares uno del otro, la verdad no les llegaba, pensaban de una manera, ya de otra y la verdad, no se convencían de lo que creían pudiera ser la razón.

Pero en un curso, cuando se exponía este concepto, de pronto vino la luz “hay que sufrir para merecer”.

Comenta la esposa que de pronto su mente se trasladó a su juventud, cuando aún vivía su madre, una señora que casi toda su vida fue puro sufrimiento, que tuvo realmente muy pocas oportunidades de disfrutar la vida y que cuando su matrimonio era casi una realidad, sufrió su madre un derrame cerebral y murió, después de una larga agonía, y esta situación reafirmó el condicionamiento de la hija “para tener derecho a lo bueno de la vida, hay que pagar el precio, aunque sea con la misma vida”.

Cuando comprendió que ella “tenía” que pagar el “precio” de la abundancia, el éxito, de la riqueza, que “tenía” que lastimarse físicamente, que no era posible “tanta belleza” etc., etc., de tal manera que cuando estuvieron solos y lo comentaron, las lágrimas le inundaron el rostro y le decía a su esposo: -por fin he comprendido que no tenemos que “sufrir para merecer” que ya “alguien” sufrió por nosotros, Jesús de Nazaret dijo: “Yo he venido para darles vida, y vida en abundancia”.

Pero desgraciadamente este concepto no lo podemos entender, porque cuando alguien nos trata de hablar de lo grandioso de la vida, de lo hermosa que pudiera ser nuestra existencia en este mundo, no les creemos, no lo aceptamos, es más ni siquiera lo queremos oír.

Sin embargo cuando alguien nos plática sus penas, sus desgracias, lo difícil que esta la situación, lo horrible que está el mundo, las grandes tragedias de la humanidad, no tan solo lo escuchamos con mucho interés, sino que nosotros mismos nos convertimos en actores, en una parte importante de la conversación y ansias nos dan que no nos permiten la palabra para explicar y dar testimonio de nuestras enfermedades, nuestros fracasos económicos, nuestras tragedias con los hijos, con los amigos, etc., como que nos sentimos muy importantes cuando, con nuestros fracasos, dejamos con la boca abierta a nuestros interlocutores, porque ganamos el primer lugar en sufrimiento… Dios te bendice y te acoge!!!

Despertar…es

“La esperanza es algo bueno, tal vez lo mejor. Y lo bueno nunca muere. Estaré deseando que estas palabras te encuentren, y te encuentren bien”. A la luz de nuestras familias, decía Jesús, “No me digas que me amas, dime como vives”. “La familia que ora unida, permanece unida”. INICIATIVA LAGUNA un proyecto de valor y de valores para los laguneros y el MUNDO!!! Estoy a sus órdenes en la dirección electrónica: [email protected]. A través de Twitter: @Germandelacruzc Lo invito a visitar mi blog con más de 740 artículos de su interés: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/blogs/familia

 

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”
Germán de la Cruz Carrizales
                                                                          TORREON, COAH. MÉXICO

                                                                                         MMXXIII

Fotos más vistas en 15 días

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok