Bratz: La película

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

El problema con las etiquetas y los estereotipos es que llegan a encasillar a las personas, porque son reducidas a un solo rasgo de su personalidad y esto puede resultar en la homogenización que crea las masas, un colectivo que se acopla a la multitud, en lugar de resaltar la individualidad. Esto, claro, crea modelos de organización social en los que es más sencillo controlar a la gente, porque si se consigue dirigir a la mayoría homogénea, la minoría desaparece avasallada por la cantidad.

Hay también la otra cara de la moneda, porque si la masa actúa en nombre de un objetivo en común, puede retar al sistema que impera; el punto es que quien tiene el control mantiene cautivo al ser humano, distraído, enajenado o sublevado, condicionado a seguir el orden y no retar las normas, ni siquiera cuestionarlas, para que el grupo en conjunto se mantenga callado, obediente, sumiso al poder establecido.

Para entenderlo de manera práctica y simplificada, Bratz: La película (EUA, 2007), una historia de corte cómico juvenil inspirada en la línea estadounidense de muñecas fabricadas por MGA Entertainment y lanzadas al mercado originalmente en 2001, que habla de cuatro amigas, Yasmin, Sasha, Cloe y Jade, quienes, al entrar a la preparatoria, se ven inmersas en una dinámica de grupos sociales que está muy marcada y esto comienza a dividir su amistad.

Es un relato ligero que sigue muchos cánones narrativos de su estilo o género cinematográfico que, sin embargo, puntualiza con suficiente enfoque crítico e ilustrativo cómo los grupos sociales pueden aislar y encapsular al individuo, hasta hacer homogénea la conducta y manera de pensar de las personas, para así mantener un control sobre las masas. Dirigida por Sean McNamara, escrita por Susan y Estelle Jansen y protagonizada por Nathalia Ramos, Janel Parrish, Skyler Shaye, Logan Browning, Chelsea Staub y Jon Voight, entre otros, la película también trata temas como la individualidad e identidad, la amistad, los intereses comunes, el estatus quo y la forma natural como las personas cambian según persigan sus propias metas.

La historia comienza cuando esas cuatro chicas inician el primer día de la preparatoria, decididas a apoyarse mutuamente, a la par que persiguen sus propios intereses, a fin de desarrollarse y crecer en lo personal y académicamente. Como es lógico, encuentran afinidad con las personas que comparten sus mismos objetivos; sin embargo, aun así intentan mantener ese lazo que las une y que no es precisamente un rasgo de su personalidad sino un valor: la amistad.

Esto es, que aunque son diferentes y tienen gustos que no siempre son iguales a los de las otras, se apoyan y se respetan, porque valoran esto, el que cada quien tenga su propia personalidad y con ello enriquezcan su propia vida, en común con punto de vista de las otras.

Sin embargo, hay una división de grupos sociales muy marcada que poco a poco las va a absorbiendo a la dinámica del sistema. A Cloe le gusta el deporte y eventualmente termina conviviendo sólo con sus compañeros de equipo de futbol soccer; a Jade le gusta la moda y la ciencia y con el tiempo se hace evidente que prefiere pasar tiempo con estos grupo de amigos que con las otras chicas; y Sasha se une al grupo de porristas de su escuela hasta que finalmente su prioridad se vuelve pasar el día con estas nuevas compañeras. Sólo Yasmin no encuentra su nicho y termina de alguna forma sola, anhelando esa promesa que había hecho con sus mejores amigas de mantenerse unidas no importa qué.

El sistema de subdivisión de grupos funciona, porque mantiene un control como piezas en un tablero de ajedrez; cada grupo siendo una pieza, de forma que no haya necesidad de mantener la presión sobre cientos de personas, sino sólo a un puñado de grupos, más fáciles de moldear, o manipular; un control corporativo donde cada líder de grupo se siente a gusto con su espacio de poder y ejerce la vigilancia y control de sus seguidores, quienes son absorbidos por el grupo, limitando su movilidad, relaciones y formas de expresión, al tiempo de guiar sus conductas. Meredith, la presidenta estudiantil de la escuela, lo sabe y, por eso, lo implementa; porque grupos separados significan un orden autoritario donde ella tiene la batuta, pero además, porque una división así evita tanto la comunicación entre personas como la posibilidad de cuestionar ese orden.

La película incluso bromea con que Meredith se inspira en un modelo de organización de cárceles que pone en práctica con sus compañeros de escuela y, aunque el guión lo señala a fin de convertirlo en un chiste gracioso, tiene un eco interesante en cuanto a la crítica de los sistemas de organización así, autoritarios, dominantes y hasta opresores, donde el interés es que cada individuo se sume a un grupo hasta perder su individualidad, porque se vuelve parte de un conjunto, de una masa y entonces, si llega a haber algún altercado o rebelión, se controla a esa cápsula que, aislada, nunca ‘contaminará’ a las demás. La ironía está en que (incluso si el guionista no se da cuenta) el sistema en efecto funciona conscientemente porque la líder estudiantil lo sabe y lo aplica, a ciencia y paciencia de las autoridades. Dato no menor es que ella es hija del director de la escuela, que trae también a colación el tema del nepotismo y su influencia en las esferas de poder del sistema.

En la narrativa Yasmin, Sasha, Cloe y Jade se dan cuenta que esta subdivisión ha creado barreras de convivencia hasta llevarlas al conformismo, social y personal, a partir de la explotación de arquetipos; porque Yasmin no es sólo la chica artística, Sasha no es sólo una animadora, Cloe no es sólo la deportista y Jade no es sólo la inteligente, pero aceptan la etiqueta y se comportan conforme a ello, porque eso es lo que hacen los demás. 

Sin embargo, en la vida no es sólo ser ‘el deportista’, la ‘animadora’, ‘activistas o ambientalistas’ o ‘interesados en la ciencia’. Si alguien tiene gusto por una de estas cosas, no significa que no pueda interesarse por algo más; que encuentre afinidad con un grupo por intereses en común, no excluye que esa misma persona también tenga empatía con otros, o desarrolle otros intereses. La curiosidad es parte de la naturaleza humana y seguirla conduce a la diversidad cultural.

Jade lo personifica más que las otras chicas, cuando al final de la película deja de temer ser juzgada por amar tanto la moda como la ciencia, porque ella no es una cosa u otra, una etiqueta u otra, sino todo en su conjunto y eso es lo que la hace ser Jade. El hecho de que haya tantas cosas que la definan, es decir, estos dos intereses como parte de su esencia, no uno u otro, y no sólo uno u otro, es lo que le da su personalidad.

Las chicas deciden retar al sistema y promover la convivencia entre todos, socializando, compartiendo y aprendiendo de los demás, porque como personas, tienen matices, no son unidimensionales. Finalmente, como seres sociales, y sobre todo en la adolescencia, las personas se van formando y enriqueciendo su mente a partir de la socialización, de escuchar, compartir, conocer y aprender de la diversidad de su entorno y la perspectiva de otras opiniones.

Esto, claro, choca con el orden establecido y el sistema de control de Meredith, porque si todos se conocen entre todos y todos platican con todos, no hay una pirámide de división de clases o de grupo, sino una variedad de individuos pensantes, críticos y autónomos.

Hay una presión social por integrarse a cierto grupo, de tal forma que las personas olvidan todos los demás matices que las hacen únicas. La idea de una división así tiene como objetivo precisamente separar y aislar, porque al crear subgrupos quita fuerza a las masas, porque las mantiene lo suficientemente homogéneas y cautivas para evitar que se organicen, que piensen o que tengan iniciativa por cambiar las cosas o cuestionar el orden.

Quien no se adapta es excluido, como sucede con Yasmin, y quien se adapta demasiado comienza a seguir la corriente y dejarse llevar por lo que dice, piensa y hace la mayoría, mientras se sienta en una zona segura de confort y rutina casi conformista, porque avanza a ciegas, sigue sumisa a la manada, que es lo que pasa con las otras chicas, una vez que se dejan llevar por el ritmo con que fluye la dinámica; en esencia, es hacer lo que todos hacen, simplemente porque es “lo que todos hacen”.

La película además, a su manera, ejemplifica cómo las personas cambian y las amistades se renuevan, porque aquellos con quienes se convive en mucho lo determina la etapa de vida o el momento y circunstancias del contexto. Es normal, en cierto sentido, que por el curso natural las chicas se separen, las compañeras de escuela tomen rumbos distintos, porque sus intereses, actividades y prioridades se van renovando y reinventando, hasta dejar de coincidir con las de las otras.

Lo que la cinta recalca en todo caso es que, a pesar de esto, eso no significa que no haya espacio para cultivar una amistad, especialmente si hay una relación fraternal y solidaria mucho más allá de los intereses en común. Las amistades en este sentido son así; no hay una conexión sólo porque haya convivencia frecuente, sino porque hay un vínculo con empatía, simpatía y afinidad; similitud en algo, pero no forzosamente coincidencia en todo, porque finalmente, se crece de las demás personas cuando hay espacio para el diálogo y el debate, compartiendo puntos de vista que enriquezcan.

De esta forma la película también habla de prejuicios, discriminación y exclusión; del rechazo hacia el diferente o el que no encaja, el trato clasista determinado por la posición socioeconómica, la presión social por formar parte del sistema o ser señalado, descalificado, si alguien no se alinea con la mayoría. Apunta también cómo este tipo de control por grupo, elimina no sólo la individualidad e identidad de la gente, sino que arrincona hasta desaparecer a las minorías, a los diferentes.

El plan para derrotar a Meredith en un concurso de talento, pero en sí para desafiar de una vez por todas a su sistema de dominación, consiste, precisamente, en la integración, en hacer partícipes a todos, dando la oportunidad de que cada quien se exprese como quiere, demostrando el talento y habilidades que tienen individualmente, sin caretas, ni prejuicios ni etiquetas, celebrando eso que los hace únicos, no eso que los hace ‘parecidos o iguales a los demás’.

De alguna manera Meredith representa al líder egocéntrico y autoritario embriagado de poder que quiere el aplauso, la atención y el protagonismo. Su personaje es un estereotipo del vanidoso, arrogante y narcisista, pero la exageración permite percibir con claridad cómo actúa ese ente autoritario, líder controlador que se alza con el poder bajo la aparente oportunidad de dar a las masas libertad, pero que sólo disfraza una realidad en la que ha consolidado su estatus a partir de la supresión, que consigue a partir de puntos de control como las amenazas o la mano dura en el régimen impuesto.

La idea de Bratz, como marca, es animar a las niñas a expresarse fieles a sí mismas, con su énfasis especial en la moda, que es el enfoque de las muñecas. En la película la idea central está ahí: aceptarse uno mismo y encontrar fuerza, confianza y valor en la individualidad. Si bien, el corte de la cinta puede ser cliché y de un tono familiar quizá demasiado infantil, puesto que se trata de una película juvenil a la que se le criticó precisamente por ser un mero producto mercadotécnico banal, incentivando o promoviendo el consumismo. 

Pero aunque la película esté trazada bajo una narrativa genérica que se sostiene demasiado en la cultura popular del momento (y lo que estaba de moda en la época en la que fue lanzada), eso no opaca las reflexiones que hace sobre sus temas, que van desde la amistad hasta la tolerancia y la aceptación, valores que nunca está de sobra recordar y recalcar. Especialmente en una sociedad que parece olvidarlos o darlos por sentado tan seguido, como sucede en la actualidad, a partir de otros puntos de control, influencia, modelo y presión social, que también promueven la superficialidad y el consumismo, entiéndanse, las redes sociales y sus derivados, como la presencia de influencers, youtubers, bloggers y demás.

Ficha técnica: Bratz - Bratz: La película

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