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Eduardo Meraz

César Garza

“Hay hombres que privilegian a aquellos que los conocen”

CG

 

   Lo conocí cuando ingresé a trabajar en Área Norte del Centro Nacional de Control de Energía de la Comisión Federal de Electricidad, su nombre, Eduardo Meraz. Uno, con el paso de la vida aprende a identificar a las personas importantes, no porque sean famosas, o por su posición en la organización, sino por lo que te pueden enseñar, claro, si estás dispuesto a escuchar. 

   Fue un estudioso, creo que aprendía de todo y de todos, tal vez un día alguno de sus cercanos nos cuenten de ello, estudió en el Instituto Tecnológico de la Laguna, se decantó por los sistemas eléctricos de potencia, sin embargo, en algún momento estuvo también  a cargo de una oficina de programación y equipos, un perfil diferente al de su formación, pero repito, un estudioso, uno que afrontaba todos los retos con una extraordinaria capacidad de análisis, aunado a un liderazgo inspirador, que invitaban a las personas a dar lo mejor de sí mismas. 

   La operación del sistema eléctrico se realiza en estos tiempos mediante lo que se conoce como control supervisorio, imaginemos una computadora en el centro de control, que se comunica a través de diversos medios de comunicación con otras computadoras dispersas a todo lo largo y ancho del territorio nacional, estas últimas tomando información de todos los equipos eléctricos y mandando dicha información a la computadora central para que los operadores de sistema puedan interpretarla.

   La tecnología asociada a controles supervisorios no es un tema menor, en mi opinión es uno de los mayores retos tecnológicos que la ingeniería aplicada ha resuelto para supervisar y controlar los sistemas más grandes que ha desarrollado nuestra especie.

   En mis tiempos de operador del sistema eléctrico, me tocó ver alguna falla del control supervisorio, algo grave en cualquier oficina de control, era quedarse ciego, sin equipos de supervisión, eso podría significar problemas mayores en la operación del sistema eléctrico. Recuerdo en particular uno de esos momentos, cuando los ingenieros de sistemas corrían de un lado a otro, ejecutando diversas tareas para restablecer el sistema supervisorio, atrás estaba Meraz, observando, recapitulando, imaginando la secuencia de eventos que había desencadenado la falla, todos atendían lo urgente, Meraz se centraba en lo importante, reflexionando en tiempos de crisis, en un pleno dominio emocional, aconsejando, orientando, ese era Meraz.

   Posteriormente se mudó a Monterrey, ahí decidió, junto con su esposa, establecer a su familia.

   Antaño, para los inventores, artistas, filósofos, todos los campos eran de interés, estudiaban entonces, todas las disciplinas conocidas o de plano llegaron a ser vanguardia de otras. Hay muchas referencias históricas que reconocen que los grandes pensadores tenían una visión más holística, en la actualidad, con el surgimiento de las especializaciones, podemos en el mejor de los casos convertirnos en verdaderos maestros, pero solo de una parte de la verdad y esto también es relativo.

   Meraz era uno de esos ingenieros que en la parte técnica conocía de sistemas de potencia, de tecnologías de la información y de mercados eléctricos, especialidades complejas por si solas, el navegar entre los diversos tipos de conocimiento, en lo que se conoce cómo fronteras de las disciplinas, vuelve a esas personas seres muy valiosos para cualquier organización. Decimos entonces que en la parte técnica era una persona cuya dirección y toma de decisiones estaba muy soportada. 

   Sin embargo, puedo atestiguar que lo mejor de Meraz no estaba en esa parte técnica, en mi humilde opinión, estaba en su capacidad de escuchar, en su discreción, en su lealtad, en su visión sistémica, en su elegancia para resolver conflictos sin lastimar a las personas, en la forma de dirigirse a otros, en su cordialidad, en su empatía. Apreciaba los cuestionamientos inteligentes, con un genuino interés en que las decisiones a tomar fueran las mejores. Ese era Meraz

   Fui testigo de cómo estrechaba la mano de choferes, de gobernadores y de secretarios de estado con la misma calidez. Ese era Meraz.

   Compartimos muchas veces el pan, algunos tragos y la música, le gustaba cantar.

   Ese multilenguaje técnico, su don de gentes, su capacidad de abstracción y de síntesis lo llevó a ocupar la responsabilidad más alta en el CENACE México antes y después de la reforma eléctrica del 2014.

   Fueron tiempos, cómo los actuales, dictados por las agendas políticas que los técnicos tendríamos que resolver, Meraz fue un factor importante en la formulación de la Ley de la Industria Eléctrica, donde se le daba al CENACE cómo operador del sistema y del mercado, amplias facultades para llegar a la eficiencia en esos temas.

   Con el cambio de gobierno en el 2018, el Ing. Meraz entrega la dirección del CENACE, ese día, México, perdió a uno de sus mejores funcionarios en un puesto clave del sector energético. 

   Nosotros, hace un año, lo perdimos a él, cómo persona, en lo particular extrañaré entre otras muchas cosas, su generosidad cuando comentaba alguno de mis textos, soy uno de tus cuatro lectores me decía sonriendo, me siento honrado, le contestaba. 

   Muchos le lloramos, fue tal la huella que dejó en las nosotros que perder a hombres así, a mentores así, es muy doloroso, habremos de conducirnos de la mejor manera para honrar su memoria, de modo que cuando nos vea, sonría de esa manera tan cálida que lo caracterizaba, atrás de sus espejuelos.

   Si, mi privilegio.

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