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El hombre duplicado

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Doppelgänger es una palabra que se usa para describir a una persona que se parece o tiene similitud con otra. La idea involucra reflexiones respecto a temas como identidad, individualidad o sobre la existencia humana, pues la posibilidad de dos personas iguales, pero viviendo vidas diferentes, da pie a la pregunta hipotética del ‘qué pasaría si’: ¿qué pasaría si hubiera tomado una decisión en vez de otra, o si tal o cual cosa hubiera o no sucedido?; ¿si la vida fuera diferente, yo sería diferente?

Se trata de un análisis, o autoanálisis, en donde la persona se pregunta quién soy y qué es lo que quiero, cuál es el proyecto de vida que quiero construir y cuál es el que realmente puedo transitar, motivada por la posibilidad de conocer una vida similar, o tal vez radicalmente distinta, vida que no es la suya, y que en ello implica decisiones, experiencias, vivencias y resultados diferentes. Esto a su vez incentiva la curiosidad, o hasta el morbo, al querer descubrir esos caminos hipotéticos, idealizados, soñados, irreales e imposibles, que pudieron ser pero no lo hicieron, y que a veces crean metas de superación, pero en otras, obsesiones enfermizas.

¿Puede realmente haber dos personas completamente idénticas en todo? ¿Qué pasaría si alguien encontrara a su doble, igual en su físico pero no en su recorrido vital? Estas son las preguntas que propone la película El hombre duplicado (Canadá-España, 2013), dirigida por Denis Villeneuve y adaptada en guión por Javier Gullón, a partir de la novela homónima de José Saramago. Protagonizada por Jake Gyllenhaal, Mélanie Laurent y Sarah Gadon, la historia habla tanto de valores morales como de la decadencia humana, de segundas oportunidades, de la corrupción del ser, de la avaricia, de la envidia a partir de la codicia por ‘tenerlo todo’ y de la necesidad de conocerse a uno mismo, junto con la inhabilidad del individuo para lograr un autoanálisis objetivo, no sólo crítico, de la imposibilidad de responder propositivamente, para mejorar, para atender aquello que se descubre de uno mismo en el proceso.

Adam es un solitario profesor de historia que encuentra, por recomendación de un conocido, una película en la que aparece un actor que es idéntico físicamente a él. La curiosidad, motivada por un deseo de salir de la rutina monótona y vacía de su vida, lo lleva a buscarlo, hasta dar con Anthony, un actor mediocre, sin mucho éxito en su profesión, carente de aspiraciones en la vida, a quien contacta para proponer verse en persona.

Helen, la esposa de Anthony, dudosa e inquieta por la supuesta existencia del otro, decide buscar a Adam en secreto, temiendo que su marido la esté engañando, entre otras cosas específicamente en una infidelidad sexual. Es así como descubre que, en efecto, hay dos vidas totalmente dispares, protagonizadas por, aparentemente, dos hombres completamente diferentes pero idénticos en lo físico, y que están a punto de chocar; lo que eventualmente sucede cuando Anthony exige cambiar de lugar con Adam, bajo el pretexto de que si el otro habló directamente con Helen, ‘involucrándola’, lo mismo debe hacerse con Mary, la novia de Adam, a quien en realidad Anthony persigue por interés sexual.

Hasta entonces, lo que parecía mover a ambos era un instinto natural por conocer y saber más del otro; ¿cómo es su vida en comparación con la propia?; y saber si es que realmente son idénticos o sólo sumamente parecidos. Ninguno parece muy satisfecho con quien es, pues ninguno es más que el vacío de su propia existencia, por lo que asumen que la vida del otro es más ‘interesante’ que la suya, lo suficiente como para alimentar su insatisfacción consigo mismos. Pero mientras Adam, como historiador que es, asume que su ‘doble’ es una improbabilidad digna de esclarecer en la forma más lógica, científica o racional, Anthony reacciona impulsiva y emocionalmente, primero asumiendo que Adam le miente y, luego, que el que tiene enfrente es su gemelo perdido.

Cuando ninguna de las explicaciones parece tener sustento, pues su madre le insiste que es hijo único, Anthony elige, no el camino reflexivo, que sería conocer más a fondo sobre la posible causa de su ‘duplicidad’, hasta llegar al autoanálisis de quién es, a partir de quién ve reflejado ‘en el espejo’, para, en cambio, optar por la actitud más abusiva, convenenciera y cómoda: cómo sacar provecho de la situación. Su disposición ya no responde a la curiosidad, sino a la envidia, la avaricia, los celos y el rencor, por el anhelo no alcanzado, tangible, probable, pero en la vida de alguien más. La curiosidad como mecanismo de comportamiento humano para conocer, recolectando información, de algo que despierta interés por ser diferente, raro y original, pero al que puede acercase bajo la motivación por el saber, la imaginación y la consciencia, pero que también puede moverse por la catarsis y el deseo, en que la búsqueda por ese algo desconocido tilda en una ambición caprichosa, a veces malsana.

Anthony tiene lo que Adam desea y viceversa; así que para alguien como Adam, que no mantiene lazos emocionales y cuya soledad termina por alienarlo, una vida en familia con Helen, que está embarazada, suena atractiva. En el contrario, Anthony, insatisfecho en su vida familiar, anhela la rutina despreocupada y sin compromisos que cree que Adam vive, dada su relación casual con Mary, lo que para Anthony implica una libertad incomparable, en el sentido de cero responsabilidades, que empata más con su perfil desinteresado e individualista, egoísta.

¿Qué tanto se parecen y qué tanto son diferentes, a partir de las decisiones y experiencias que los han formado? ¿Qué tan parecidos o diferentes se perciben además a sí mismos del otro, al inevitablemente compararse? Y, si son iguales en todo, pese a no haber vivido la misma vida, ¿esto implica su modo de pensar, personalidad, actitud, valores y esencia? Adam es más precavido, analítico y callado, mientras que Anthony es más abusivo, violento y patán. La pregunta es, si pudieran adaptarse y crecer emocionalmente, si la situación de vida en que se desenvuelven les presenta la oportunidad de mejorar, ¿lo harían?

Todas son preguntas importantes que, si bien los personajes no siempre se hacen directamente, sí lo hace el espectador, al estar frente a una historia que habla de individualidad, capacidad de análisis y deducción, o comportamiento instintivo frente a observación deductiva.

El qué tanto una persona es presa de sus impulsos, errores, fracasos o sueños no realizados, y qué tanto la esencia del ser siempre es la misma, no importa cómo se cambie el escenario, es parte de lo que la historia reflexiona con su narrativa. ¿Puede una persona ver las respuestas, cuando aparecen tan evidentes frente a sí, incluso si no se está haciendo las preguntas?

Si al final Anthony muere, presa de su codicia y deseo de control, de querer tenerlo todo, acaparar y no preocuparse por las consecuencias, ¿esto significa que Adam encontrará un destino parecido o similar? La cinta parece sugerir que sí, cuando, pese a aceptar la idea de tener lo que siempre quiso, una vida tranquila en compañía de alguien que lo ama Helen (quien se da cuenta de lo que sucede pero lo acepta), Adam parece anhelar ‘todavía más’, hasta sucumbir a la ‘tentación’ y corromperse, luego de encontrar la invitación a una reunión de un club sexual secreto al que Anthony pertenece y decidir ir, por ‘curiosidad’.

“El caos es un orden por descifrar”, enuncia la película, citando a Saramago. La idea es importante, porque la historia en sí queda abierta a muchas interpretaciones. Un ‘hombre duplicado’ puede ser no sólo dos vidas paralelas, dos vidas experimentadas de diferente manera sin importar el parecido físico, sino también dos realidades que chocan entre sí, o una dualidad existencial que eventualmente pertenece a la misma esencia, al mismo ser. Incluso cabe la posibilidad de reafirmar la idea de que las condiciones de existencia determinan la forma de ser y vivir; o por qué el maestro de escuela cae en la tentación de la aventura y el placer sexual cuando se presenta la oportunidad, más allá de su anhelo de “vivir en familia”.

Una interpretación de la historia plantea que hay dos personas idénticas que pelean, por así decirlo, entre sí, una vez que se enfrentan a la posibilidad de no ser únicos, pues les hace cuestionar su propia identidad, particularidades, decisiones y pasado. Pero también puede interpretarse como la vida de un hombre luchando contra sus propios demonios, en que su subconsciente vive una realidad alterna que anhela, imagina, lo corroe, pero no se atreve a perseguir, y cuando lo hace, llega su desdicha. Visto desde esta perspectiva, la película no muestra la vida de dos hombres, sino de uno solo, como un viaje hacia su interior, producto de una crisis con su persona, cayendo en picada por sus propias faltas, pero narrando su historia de manera no lineal, comenzando con su relación con Helen y terminando con su relación con Mary, que lo lleva a la muerte, para mostrar cómo se corrompe a sí mismo por sus impulsos más violentos, viscerales, crueles o despiadados.

La historia, al menos en pantalla, es más ambigua en cuanto a si realmente hay dos Adams, o dos Anthonys, o si más bien se trata de la misma persona, creándose un alter ego para sí mismo y que muestra otra faceta de su propio ser, que finalmente escapa y toma control de su vida, lo que es irónico pues el trabajo de Adam, como profesor, es reflexionar a través de ejemplos históricos de totalitarismo sobre la forma como una entidad encuentra la manera de suprimir o dominar al eslabón más débil.

Entonces, qué pasa cuando el protagonista se ve a sí mismo, reflejado en un espejo, simbólico, que ha perdido forma hasta volverse invisible, expresando una necesidad importante de autoconocerse, confrontarse y descifrarse, quebrantado por el rechazo a la responsabilidad ética, al compromiso, a actuar con rectitud, pues aquello que encuentra no es algo que le agrade, porque está más predispuesto al camino fácil y a la irresponsabilidad.

Si Anthony huye de Helen, del futuro que estar juntos representa, pero Adam corre hacia ella, por la misma razón, el resultado es un conflicto que nunca podrá hacerlo evolucionar, porque ambos están aspirando a algo que no son, sucumbiendo a la falsedad del ser, en lugar de prevalecer la honestidad consigo mismo. Lo que quieren ser y lo que realmente son, incluso lo que su subconsciente saca a relucir sin que se den cuenta: el conflicto existencial.

El conflicto, la contradicción de su existencia, puede, además, ser el significado de la presencia de las arañas, símbolo continuamente presente en escena a lo largo de la película, que bien podría representar la forma cómo el protagonista percibe la perversión de su ser, su subconsciente corrupto. ¿O acaso es como percibe a los demás, a Helen, a Mary, a su madre y a cualquiera que asuma como un ‘obstáculo o ´barrera’ para alcanzar lo que quiere? Son finalmente las arañas, animales vistos como depredadores, venenosos, peligrosos, sigilosos, cazadores, solitarios y engañosos, el elemento que puede representar el ´mal´. La araña que se muestra es además una representación de una escultura de la artista Louise Bourgeois titulada ‘Mamá’; en la película probablemente representa el miedo y la metamorfosis. La respuesta no es exacta, precisamente quizá porque el ser, en esencia, tampoco lo es.

Ficha técnica: El hombre duplicado - Enemy

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