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De un lado a otro

Alfonso Villalva P.

De un lado a otro

Alfonso Villalva P.

El fenómeno, independientemente de sus circunstancias históricas, económicas y políticas, es muy fácil de sintetizar en términos sociológicos: la migración de un grupo numeroso de individuos a un territorio cuyo entorno de civilización, cultura y religión son diametralmente distintas a las de aquellos que arriban, y con carencias asimétricas graves, es, simplemente, un choque feroz de humanidades.

Y no es que sea un hecho aislado en una foto fija de la historia. Antes y después de hoy, con mayor o menor intensidad, por razones de conquista, desplazamiento o miedo al exterminio, la acción bélica escudada en pactos internacionales, o la peregrina voluntad de un dictador cualquiera; el hambre o la enfermedad..., estamos en movimiento.

El choque en la migración, de cualquier manera, es brutal, pero sobre todo cuando el elemento masivo se agrega a la ecuación y en las edades más tempranas y vulnerables de la vida. A través de la mirada de un niño, imagina el descomunal choque de visiones del mundo, de los valores elementales y la noción del bien y el mal. Un mestizaje multicolor, de ida y vuelta, al que llega un niño sin control, sin consideración a sus derechos, sin inclusión a la comunidad de destino. Sin protección.

Con cuentas pendientes que solamente se reconocen en ese discurso políticamente correcto que se resiste a traducirse en acción concreta, en vivir por los derechos humanos de todos.

Decenas de miles de niños migran con destino al norte –de Mesoamérica, de la África septentrional-, al oeste del Oriente próximo, camuflajeados por el anonimato de las cifras frías, fusionándose en el entorno normalizante y perdiendo normalmente ese sueño en búsqueda de la prosperidad, la paz, la no discriminación, la libertad, la no mutilación, una vacuna...

Llevando flagelos sociales, tan condenados desde la distancia, al seno mismo de tu comunidad, a la calle de al lado, al patio del vecino. Llevando a todos a un punto de ebullición, de crispación y antagonismo que nos obliga a fundirnos en un amasijo irracional que se convierte en la pesadilla de nuestras existencias… de un lado y del otro, por igual.

En movimiento estamos creando, esculpiendo un mundo inédito que no acaba de transformarse cuando presenta un nuevo brote de cambio, de necesidad, de adaptación. En movimiento, trasladando las carencias de un sitio a otro para reventar los sistemas de salud pública, para repensar el esquema de contribución al Estado y de distribución de riqueza.

En movimiento para reinventar el involucramiento de todos en una comunidad que presenta nuevos retos y acaso infinitas y más ricas oportunidades en la diversidad. En movimiento, vamos y venimos, en un mundo sin fronteras de información, de reproducción y de permanente encarnizamiento cultural. En movimiento, anhelando restituir el poder a la comunidad que ahora decide de manera errática, impredecible, conformando un nuevo orden mundial. En movimiento...

Twitter: @avillalva_

Facebook: Alfonso Villalva P.

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