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La célula

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

¿Qué nos conecta con la realidad? ¿La gente, las experiencias, los recuerdos, las vivencias, los sentidos? Pensar, conocer, recordar, crear, imaginar; el humano existe y evoluciona dadas esas capacidades que, precisamente, lo caracterizan. El conocimiento representa a la inteligencia, que conduce a la verdad objetiva. La memoria, que cultiva emociones, sensaciones, saberes y habilidades se manifiesta como experiencia, entonces el conocimiento teórico se demuestran en la práctica. La búsqueda del conocimiento es resultado de la voluntad por conocer y transformar el mundo, de ahí la importancia de cultivar la mente mediante métodos de investigación, de reflexión, de exposición y de sistematización del conocimiento.

La mente es un misterio porque el hombre es un misterio, pero eso mismo motiva a las personas a indagar respecto a varias de aquellas funciones y procesos mentales, porque son parte importante de lo que nos hace humanos. ¿Qué pasa en el cerebro cuando se piensa, se siente, se anhela, se sufre, se miente o se aprende?

Varias de estas ideas son clave en la película La Célula (EUA-Alemania, 2000), escrita por Mark Protosevich, dirigida por Tarsem Singh y protagonizada por Jennifer Lopez, Vince Vaughn, Vincent D'Onofrio, Marianne Jean-Baptiste, Jake Weber y Dylan Baker. La historia trata de un secuestrador con esquizofrenia, Carl, que queda en una especie de estado comatoso debido a una extraña condición no tratada. Sin embargo, la policía no ha podido encontrar a la más reciente joven que secuestró y ella tiene sólo unas horas antes de que la jaula donde está encerrada se llene de agua y, por consiguiente, acabé con su vida. Sin poder preguntarle o sacarle a Carl una confesión, el principal detective asignado a el caso, Peter Novak, y su equipo, deciden contactar con científicos que disponen de tecnología con la que es posible entrar en la mente del secuestrador, a fin de conseguir ahí información que ayude a resolver el caso y salvar a la víctima.

La psicóloga infantil Catherine Deane es la encargada de liderar este tratamiento de realidad virtual que manda su mente a la del paciente, proceso que hasta ahora sólo había sido probado con un niño en estado de coma, cuyos padres están financiando el proyecto. Pero esta vez Catherine no irá hacia la mente de un niño que requiere ayuda para poder entender y mejorar su condición, sino hacia la mente de un hombre enfermo, que ha perdido contacto con la realidad, cuyos demonios internos están más que presentes en su subconsciente.

El proceso médico en sí, dentro de la ciencia ficción de la película, es un acercamiento único hacia la mente de un asesino, que abre la posibilidad para estudiarlo desde un punto de vista diferente: desde dentro de su mente. ¿Qué vivencias, decisiones y frustraciones forman a una persona como ésta?

¿Qué hace a alguien ser quien es?, es la pregunta importante, porque aquello es con lo que Catherine se topará, con representaciones simbólicas de los miedos, impulsos de maldad, inseguridades, frustraciones, ira y dolor de Carl, que son el perfil que el FBI hace de él cuando están intentando atraparlo, en un caso de asesino serial que tiene preocupada a la comunidad.

Peter está seguro que Carl es responsable de siete secuestros y asesinatos; hasta ahora, es una persona que no comete errores, pero que está dejando pistas e indicios a propósito, lo que sugiere que quiere ser descubierto. Con ello en mente, el por qué quiere ser encontrado, adquiere significación y relevancia en el momento en que Catherine entra a su mente. Este hombre no busca cambiar o redimirse, sino ser castigado. ¿Qué tanta maldad puede entonces haber en alguien como él (misógino, masoquista y violento)? Y más importante en este caso, ¿cuál sería la representación de la mente de una persona así? O visto desde otro punto de vista, si pudiéramos dibujar la mente de este asesino, ¿cómo sería este dibujo? ¿Borroso, oscuro, sangriento, grotesco, inentendible? ¿Qué símbolos, colores o figuras destacarían?

El principal reto para Catherine es entrar a un mundo que ‘siente’ como real; lo parece, pero no lo es. En él, las cosas, los objetos, los símbolos que le rodean, representación de todo lo que está en la mente de Carl, indicios de aquello que piensa, desea, odia o reflexiona, impactan también en su persona (o, técnicamente, en su propia mente). La ira de Carl es, literal y metafóricamente, un demonio que amenaza la vida de la psicóloga (por ese deseo de herir a los demás). Así mismo, en otro ejemplo, el lado más humano de Carl está representado por el niño que fue, antes de que las experiencias de vida de abuso físico que sufrió a manos de su padre, y que alimentan su patología social, le afectaran por completo.

Como si fuera un sueño, donde no todo es lineal, ni literal, ni claro, y si, por el contrario, todo es simbólico, representativo, discontinuo, confuso y lleno de subtexto, la mente a la que se adentra Catherine es un laberinto donde tiene que encontrar el punto de conexión con el hombre, no con su demonio. Un mundo, la mente del asesino, donde abundan los rincones caracterizados por la desesperanza y la frustración, una fijación enfermiza con el sexo opuesto, un miedo por el pasado que aún le atormenta y un deseo de venganza traducido en violencia, tortura y crueldad. Catherine comprende que necesita encontrar un punto de empatía, conexión y entendimiento si es que quiere encontrar respuestas para salvar a la joven (el lugar donde se encuentra encerrada la víctima de secuestro) pese al peligro de verse sumida, o absorbida, por esa desesperación que permea en el subconsciente de un hombre trastornado.

Catherine corre el peligro de que su mente dude durante el proceso de asimilación de lo que le pasa y sufra las consecuencias. No sólo porque en realidad es el sujeto invasivo a otra personalidad y experiencias, sino porque lo que su mente crea durante el proceso puede afectar directamente a sus propios órganos corporales. En esencia, por ejemplo, si su mente aceptara que muere en el sueño, moriría en la vida real, porque su mente lo creerá cierto, explican en la película, algo así como un efecto psicosomático, es decir, que ciertas enfermedades pueden tener, o se acentúan, como consecuencia de alguna expresión emocional. Esto significa que la contrarrespuesta de Carl es corromper a Catherine, para poder entonces controlarla, algo que le resulta más sencillo cuando entiende que tiene a su favor que es ella quien ha entrado a su cabeza y, por lo tanto, puede encerrarla en las paredes de odio que ha construido. Su mente, su mundo, sus reglas. Catherine se repite que lo que ve y le sucede no es real, y razonando, lo entiende, pero hasta qué punto, hasta qué momento, al verse atacada, no será presa de su propio miedo y cederá ante el temor, desconectándola con la realidad, con su realidad. Su mente quedará entonces perdida en un mundo que no asimila, que no comprende, en donde lo real y lo irreal se difuminan.

La mente es ese elemento poderoso que mueve a las personas; son sus ideas, razonamiento y entendimiento, del mundo y de su persona, contexto y trascendencia, son su pasado, presente y futuro en uno solo. Es por ello que al final Catherine decide, como último recurso y sabiendo de los posibles riesgos (perder el sentido de su propia vida), revertir el proceso y trasladar la conciencia de Carl hacia su mente, para entonces tomar control por sobre el otro y poder rescatar el último grano de arena que aún es rescatable; si bien, eventualmente, la mente de Carl está tan corrompida que no hay más que matar lo que queda de él, de su mente.

El humano es, en efecto, un laberinto complejo; pensar es más que conexiones neurológicas en movimiento; es, en todo caso, cómo suceden estas conexiones y cuál es la respuesta o efecto que tienen en la persona. Sólo imaginar, recordar, sentir o hablar es una serie de información que se une, se organiza a sí misma y se comunica. Ahora, para que todo esto suceda, deben coordinarse millones de conexiones y datos en milésimas de segundos. ¿Algún día entenderemos realmente todo lo que sucede en la mente? Probablemente no, pero eso, a fin de cuentas, es lo más interesante, lo que nos hace humanos deseando conocer.

Ficha técnica: La célula - The Cell

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