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El silencio de los inocentes

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

La criminología es la disciplina que estudia tanto al delincuente como al crimen; es una ciencia que analiza causas y efectos, circunstancias y hechos relacionados con un delito, específicamente con el perfil de personalidad del que lo comete. Analiza para prevenir, pero también para entender. Al poner al centro al transgresor como la falta que realiza, estudia desde diferentes ángulos sociales para descifrar la conducta, interacciones y dinámicas que llevan a tales escenarios. Se trata entonces de realizar un estudio sistematizado sobre las actividades delictivas, los sujetos que las realizan (delincuentes), los mecanismos y métodos de investigación para prevenir el delito, sancionar al transgresor, en su caso, y comprender las causas sociales de tales conductas. Ello se traduce en la existencia de instituciones con funciones policiacas en todas las formas de organización social (estados) independientemente de su forma de gobierno.

De ahí que en el campo de la cinematografía y la literatura abunden narrativas que tienen como protagonistas a personajes que representan a funcionarios de determinadas instituciones policiacas (detectives y agentes de todo tipo). Así tenemos al personaje de Clarice Starling, una agente del FBI (el buró de investigación federal de Estados Unidos) que se capacita en el área de la criminología, con enfoque en el estudio de la conducta. Ella es la protagonista de la película El silencio de los inocentes (EUA, 1991), dirigida por Jonathan Demme y escrita por Ted Tally, que se basa en la novela literaria homónima de Thomas Harris. Estelarizada por Jodie Foster, Anthony Hopkins, Scott Glenn, Ted Levine y Anthony Heald, la película ganó 5 premios Oscar, mejor película, actriz (para Foster), actor (para Hopkins), director y guión adaptado, recibiendo además otras dos nominaciones más: edición y sonido.

En medio de una investigación para atrapar a un asesino serial conocido como Buffalo Bill, llamado así por su sello distintivo de despellejar a sus víctimas, Clarice es enviada por su superior en el FBI, Jack Crawford, a entrevistar al conocido asesino, psiquiatra y caníbal, Hannibal Lecter, un criminal detenido y en aislamiento, con gran capacidad de análisis, de interpretación y de deducción, que rechaza a la mayoría de las personas enviadas para evaluarlo dada su personalidad que busca encontrar una mente que le excite, no una que no esté en lo que considera su mismo nivel intelectual (hablando de conocimiento, audacia y perspicacia).

Lo que Jack pide de Clarice es su apreciación de Lecter, un esbozo o perfil del asesino. En realidad el trasfondo también busca abrir la posibilidad de que Hannibal acceda a proporcionar información útil para atrapar a Buffalo Bill, sabiendo las capacidades de la agente y, al mismo tiempo, que éstas puedan despertar el interés del psiquiatra.

En su primera entrevista Lecter propone una transacción, o relación ‘quid pro quo’, que es dar algo a cambio de otra cosa. Clarice acepta compartir información personal con Hannibal, según él pide a cambio, una vez que éste le da una pista que la lleva a descubrir el destino de un antiguo paciente suyo, cuya muerte parece tener algo que ver con el asesino que en ese momento persigue la policía.

Sabiendo que Hannibal podría, dadas aquellas sutiles pistas, tener la habilidad de deducir información que pueda llevar a la captura de Buffalo Bill, Clarice intenta jugarse la única carta que tiene a su favor, la atención de Lecter, y promete darle más libertad en la prisión, si accede a profundizar en el perfil de Buffalo Bill.

El caso sin embargo crece inesperadamente cuando el asesino secuestra a la hija de una Senadora de Estados Unidos, lo que se convierte para todos en un importante punto de presión, pero también en una oportunidad para sacar provecho del interés mediático. Específicamente, el alcalde de la prisión le ofrece entonces a Lecter transferirlo, si éste da el nombre del asesino. Pese a escapar aprovechándose de la debilidad del alcalde, quien no se da cuenta que Hannibal le está haciendo creer que está en control, alimentando su ego, Lecter le ofrece a Clarice, justo antes de huir, claves importantes para entender a Buffalo Bill. “¿Qué necesidad sirve –satisface- con matar?”, pregunta el psiquiatra a la agente.

Añade que lo importante, cuando se analiza un objeto de estudio, es responder a la pregunta: ¿qué es en sí mismo el objeto que se estudia? O visto desde otro punto de vista: ¿cuál es en sí la esencia detrás de ese algo? Sobre Buffalo Bill, la cuestión recae en: ¿qué busca y qué lo motiva? Entender su motor ayudará a entender sus razones, su objetivo, su forma de seleccionar a sus víctimas y hasta su forma de matar. Si despelleja a las mujeres que secuestra, todas por cierto mujeres de talla grande, ¿qué hace con o para qué quiere la piel? ¿Hay una fijación con esta específica figura femenina o lo importante no es la persona, sino la cantidad de piel que obtiene de las víctimas? ¿Qué significa además, y más importante, la polilla encontrada en la garganta de una de las mujeres asesinadas?

La polilla es un animal nocturno, lo que ya en sí parece decir mucho, pero es también un animal de cambio, o que representa cambio, pues pasa de ser una larva para convertirse en mariposa (mariposa negra, se les llaman también). Además de que en algunas culturas, se les considera de mala suerte, de mal augurio y/o representación de la muerte.

La policía usa esta información de la manera más lógica y práctica, pues, siendo un animal que no se encuentra en Estados Unidos, el asesino debió importarlo, así que rastrear quién lo compró y cuándo, ayudará a encontrarlo. Una estrategia que parece a prueba de errores y, en un escenario más básico y predecible, o un asesino menos meticuloso, funcionaría. En cambio, un acercamiento más reflexivo, como de alguna manera expone Hannibal, permite no sólo atrapar al asesino, sino saber, en la profundidad de la palabra, quién es.

Lecter le dice a Clarice, antes de escapar engañando a la policía y aprovechando la orden de transferencia que consiguió del alcalde de la prisión con apoyo de la Senadora, dándoles un nombre falso, que todo lo que necesita para atrapar a Buffalo Bill está ahí, enterrado entre toda la información que conforma el expediente del asesino. La información y la verdad están escondidas en las páginas, sólo hace falta analizar, explorar y desmenuzar el todo, para llegar a los específicos.

De alguna forma Clarice necesita meterse en la cabeza de Buffalo Bill, tal como Lecter lo hizo con ella, cuando accedió, a cambio de pistas e información, compartir con él su pasado y sus impresiones de la vida. ¿Qué quiere Lecter con estos datos? ¿Controlarla, conocerla, manipularla, aprender, sofocar, presionar, ayudar o conseguir una ventaja? ¿Qué gana y qué pierde? Y en general, ¿qué gana alguien cuando conoce a fondo a una persona, y que pierde quien comparte demasiado, con alguien con quien no debería hacerlo?

Son los detalles personales en efecto los que revelan la naturaleza o la esencia de la persona. Lecter da a entender que un asesino no nace, se hace, o lo que es lo mismo, que la razón por la que alguien comienza a matar, es respuesta (quizá no siempre pero sí muchas veces) a algo en su vida que le molesta y que decide responder, o a lo que decide reaccionar, con violencia. En dónde está o en qué punto de su vida está el asesino ahora, es producto de lo que ha vivido y su expediente lo revelará. ¿Qué necesidad sirve con matar?, pregunta Lecter. Codicia, explica más adelante en su reflexión. Finalmente Clarice se da cuenta que la primera víctima del asesino tiene que estar relacionada directamente con él y con quién es en su esencia. La codicia lo hace desear poseer algo, pero si ese deseo ahora escala, también debe partir de un punto.

Cuando lo encuentran, se dan cuenta que es un hombre que, como Lecter previó, buscaba a su manera un cambio, matando a otros para usar su piel, como si se tratara de una tela, o un disfraz, para coserse una ‘vestimenta’ con ella. Una persona transgénero que, según su expediente, ya había fallado en ser aceptado para una cirugía de cambio de sexo y quien había trabajado varios años como sastre, donde conoció a su primera víctima.

Las pistas son información que necesita que ser conectada, analizada y cotejada; está ahí, asilada y significativa, pero no completamente relevante sino hasta que se une a otros datos que se alimentan entre sí. El criminalista, en corto, es el que tiene que hacer tal labor de relacionar ideas. En este esfuerzo de comprensión del comportamiento criminal, el criminalista debe enfrentar a mentes igual de brillantes y meticulosas, confrontar sus principios éticos con la voz de la maldad humana y explorar el contexto social que le da origen. No es tarea fácil, como deja ver la película, pero, como dice el dicho, alguien tiene que hacerlo. Mejor si ese alguien es el experto y no el asesino.

Ficha técnica: El silencio de los inocentes - The Silence of the Lambs

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