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El Jardín

César Garza

“Los límites como los miedos a menudo son solo una ilusión”

Michael Jordan

 

   Revisas el equipo, tanque de aire, chaleco, regulador, visor, aletas, te aseguras de no dejar algo olvidado y te diriges a la lancha, somos un grupo de cuatro personas, más Kat la instructora, quien te ha llevado por este camino de entrenamiento técnico.  

   Subes a la lancha, el marinero te ayuda con el equipo y te instalas en tu lugar, montas el chaleco en el tanque de aire cuidando que la boquilla de salida esté dirigida hacia el sitio donde estará tu nuca, conectas el regulador y sus accesorios al tanque, por último, la manguera al chaleco. Abres la válvula de aire, oprimes un botón e inflas un poco el chaleco, pruebas tanto la boquilla principal cómo la alternativa, aspiras y exhalas profundamente tres veces con cada una, todo parece estar bien, revisas el equipo de tu compañera mientras ella revisa el tuyo cómo les han enseñado.

   Zarpan, lentamente, todos parecen relajados, por tu parte, piensas que en breve harás tu primera inmersión a 12 metros, estarás sujeto a poco más de 2 Atmósferas, repasas mentalmente la teoría de inmersión, tratarás de bajar lentamente, compensando tus espacios aéreos cada metro, respirarás lenta y profundamente en cada momento, que es la regla más importante del buceo con equipo autónomo.

   Irremediablemente retrocedes cinco años en el tiempo, cuando hiciste este mismo intento, en aquella ocasión fallaste, entraste en pánico, el aspirar y exhalar solo por la boca es antinatural, es un proceso que se debe concientizar para poderlo controlar, aquella ocasión el miedo, una limitación mental, te lo impidió, ese tipo de limitaciones, son las que vuelven incompletas las vidas de las personas.

   Hoy te has preparado, has estudiado, has aprendido a respirar más allá del proceso automático que te permite vivir, respirar mientras mantienes el control consciente de tus movimientos, de tal modo que puedas sumergirte con seguridad y disfrutar la experiencia.

   Te pones el lastre, ocho libras es lo que te viene bien y que te permitirá disfrutar de la inmersión, practicas el retirarte el cinturón sin perder los plomos, el mar no los necesita.

   Si, hoy es el día, habrás de bajar esos doce metros, llegar al fondo, demostrar el manejo de tu flotabilidad, subir y bajar llenando y vaciando de aire tu caja torácica. Habrás de simular una pérdida de aire, retirar el regulador de tu boca y tomar la fuente de aire de emergencia de tu compañera. También deberás quitarte el visor, lo más difícil será inhibir el reflejo de aspirar por la nariz sin la máscara puesta, habrás de superar eso o sentirás que te ahogas, te lo pondrás de vuelta y vaciarás el agua mientras aspiras por la boca y exhalas por la nariz para que el aire remueva el líquido. Un último ejercicio consistirá en quitarte el chaleco junto con el tanque y sin perder la calma, mientras te equilibras, te lo pondrás de nueva cuenta. Finalmente habrás de subir despacio, respirando lenta y profundamente para evitar la expansión pulmonar, el accidente más grave que puede sufrir un buceador, aparte de ahogarse, claro.

   Llegan al jardín, un bello espacio submarino según te cuentan, estás en el mar de Mahahual, Quintana Roo, tienes la fortuna de conocer muchos rostros del océano, este es uno de los más hermosos, pones un poco de jabón en el visor y lo enjuagas levemente, te pones las aletas, te montas el chaleco y lo inflas hasta que sientes como te da un abrazo fuerte, te pones el visor, el regulador, haces una última prueba de respiración, revisas que las mangueras así como tu manómetro estén en su lugar, te sientas en el borde de la lancha, escuchas a tu instructora iniciar el conteo -uno-  volteas a ver a tu mujer, conoce tu historia, te guiña un ojo, -dos- tu instructora sonríe, tranquila, -tres- te lanzas de espalda, el agua cálida te recibe, sientes cómo te hundes, las burbujas, el oleaje, la luz, tus piernas, todo se combina armando una composición de medio segundo que sabes guardarás en tu memoria por siempre; das la primera bocanada, enseguida el chaleco inflado hace su trabajo y te tira a la superficie, todos nos reunimos, Kat dirigirá la inmersión, a su señal desinflamos los chalecos, el miedo es solo una ilusión.

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