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Club Covid 20

Alfonso Villalva P.

Club Covid 20

Alfonso Villalva P.

Dicen que cada uno de ellos representaba una de las mentes más talentosas y brillantes de su época. Dicen, también, que su potencial inspirador fue tan electrizante que, no importa cuántas generaciones pasen después, y cuan incomprendidos en su momento, ellos seguirán siendo un punto de referencia, un objeto de culto, un grupo de verdaderos santos laicos de cualquier generación.

Hendrix, Morrison, Joplin, Jones, Cobain, Winehouse, entre otros. Vivieron todos hasta los veintisiete años. Vivieron a tope, a toda intensidad y murieron de manera intempestiva, escandalosa y por demás trágica, dejando al mundo un sentimiento angustioso de deuda por lo que pudo haber sido su aportación durante un mayor número de años. Iluminados de arte, de letras; abandonados en soledades incomprensibles, atormentados por demonios inenarrables, suicidas pasionales convertidos en rehenes de las adicciones más destructivas que conocemos…, drogas exterminadoras suministradas progresivamente en un horroroso laberinto sin salida.

Y es cierto porque ya bien muertos y enterrados, o cremados irremediablemente, en cualquier época del año, el Club de los Veintisiete no es excepción para recibir visitas lacrimógenas que aspiran a un misticismo normalmente ausente de la vida cotidiana y, aunque la peregrinación a sus moradas definitivas no necesariamente coincide con las fechas tradicionales de exaltación de los muertos, ellos son materia de atención especial.

¿Será posible que esta Pandemia genere una especie de Club Covid 20 con interrupción súbita y asfixiada de la vida de personajes que hasta ahora desplegaban sus alas para generar valor en las artes, literatura, las ciencias, o los deportes en la aldea global que habitamos? ¿O los que oficiaron de abuelos, empresarios, médicos, enfermeros o ciudadanos cualquiera?

¿Habrá una generación que desaparezca en este chocarrero peregrinaje tan copioso, doloroso e inesperado hacia el domicilio permanente de quienes dejaron sus papeles listos en esta vida terrenal al lado de un ventilador mecánico para migrar hacia los destinos que cada quien pueda, razonablemente, creer o anticipar?

Quizá allí es donde se creará una circunstancia tan especial como el Club de los Veintisiete. Manadas y manadas de terrícolas recordaremos a los que murieron aislados y asfixiados, solos -muy solos-, a esos que fueron menos afortunados en el triaje de la clínica en la que le tocó palmar o perdieron el volado estipulado en el protocolo de salud.

Covid 20, el lúgubre Club que dejará olvidados a miles y miles en panteones y criptas acaso menos atractivas y populares que Père-Lachaise en París, por ejemplo, para celebrar ritos que la leyenda urbana califica de inenarrables, en honor del gran Jim Morrison; o se asoman contemplativos al horizonte del Pacífico en Stinson Beach imaginando a Janis Joplin oficiar con su voz inolvidable; o abrevando el poder imaginario de la memoria de Jimmi Hendrix en Greenwod Memorial Park, en Seattle, donde hay quien dice que si se pone mucha atención, se puede escuchar al amanecer una guitarra eléctrica distante que nos hace imaginar ante un sepulcro natural e impresionante, todo lo que nunca fue, pero pudo haber sido. Extintos para siempre los muertos del flamante Club, Covid 2020 ¿Serán celebrados y visitados?

Twitter: @avillalva_

Facebook: Alfonso Villalva P.

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