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Rumores

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Veracidad significa que aquello que se dice siempre se encuentre respaldado con un conocimiento objetivo, demostrable empíricamente, es decir, que expresa la verdad de manera clara, pero, veracidad no sólo es congruencia entre lo que se dice, se siente y se piensa, es también claridad de proposición, que lo que se asegura no se pueda negar o no se puede refutar como falso, porque hay un sustento teórico y práctico que lo respalda. ¿Hay cabida para la verdad en el rumor, esencialmente cuando éste es considerado un ‘ruido’ entre voces, una distorsión que deja de ir acorde con el resto de la armonía?

Hay quien dice que el rumor siempre tiene algo de verdad, porque, aunque opinión o información inventada (tergiversada o forzada), tiene que partir de un acontecimiento real. Como ruido, el rumor también es entendido como un obstáculo u obstrucción en la comunicación, que muchas veces contrarresta (o deforma, o desvía) la propia verdad que se dice, es decir, el mensaje que viaja del punto A al punto B. El problema surge porque el rumor como canal de comunicación no define un origen de fuente confiable, y circula como comentarios superficiales insinuando hechos y cosas, o plantando dudas acerca de lo comentado.

Las varias caras de esta moneda es desde donde parte la película Rumores (EUA, 2000), dirigida por Davis Guggenheim y escrita por Gregory Poirier y Theresa Rebeck. La cinta está protagonizada por Lena Headey, James Marsden, Norman Reedus, Kate Hudson, Joshua Jackson y Eric Bogosian en los papeles principales, y trata de un grupo de amigos universitarios, Cathy, Derrick y Travis, que deciden, para un proyecto de clase, iniciar un rumor y seguirlo, para ver cómo se modifica y se esparce (o se modifica al esparcirse).

Inicialmente parece una iniciativa propositiva para demostrar que las palabras al vacío que se repiten indistinta e indiscriminadamente, no son más que eso, palabras sin argumento, sin sustento, sin mucha veracidad, pero, al mismo tiempo, con mucho peso. No obstante, la importancia que se le da cambia según el contexto, según las personas, según el rumor y la intención, porque la palabra misma tiene un importante poder representativo, evocativo, especulativo, simbólico y lleno de significado.

Derrick propone durante su intervención en clase que “el chisme divierte”, entretiene a la gente, porque es parte de la naturaleza del hombre contar historias y repetirlas, tal cual es la esencia del rumor, que se trasmite en forma oral. ¿Pero, qué diferencia a la noticia informativa del chisme morboso, cuando esta tesis se transporta a, por ejemplo, los medios masivos de comunicación o las redes sociales? Recordemos que una característica del presente digital y virtualizado, en donde el desarrollo tecnológico permite crear personalidades, lugares y hechos falsos, alterados o simplemente inventados, ha dado origen a lo que se denomina noticias falsas (fake news), es decir, la desinformación ha acelerado su crecimiento y ampliado su nivel de influencia, dando paso a la política del rumor como forma de conducta social. Las implicaciones éticas de ello es lo que la narrativa en Rumores llama a reflexionar.

Dimensionarlo ayuda a entender precisamente que la base sensacionalista que funge como pilar de notas amarillistas alimentan y se alimentan de los círculos sociales en donde lo importante no es la verdad, la información, la comunicación o el conocimiento, sino el espectáculo, el exhibicionismo, la morbosidad, la comercialización de la vida privada y el linchamiento mediático como forma de “justicia social”. Una sociedad en la que aquella dinámica de hablar del otro, o hablar solamente por hablar (parlotear), no es comunicarse o informar, sino apelar a la distracción, al entretenimiento propio a costa del otro, usualmente a partir de la desdicha o mala fortuna del prójimo, que enaltece el yo y el exhibicionismo, la sobre-exposición y la degradación, o denigración de una persona y su privacidad.

Le sucede a Cathy, quien se molesta porque cree que Naomi, la estudiante nueva, de familia adinerada y aparente imagen puritana que se acaba de transferir a la universidad, inventó un rumor sobre ella y su profesor. Resentida, acepta el plan de Derrick para contar que Naomi y su novio tuvieron relaciones sexuales en una fiesta, aunque él asegura que esto no sucedió en realidad.

El factor que vuelve tan atractiva y creíble la información llevada al morbo dentro de la comuna estudiantil, para usarlo como rumor base, es que Naomi nunca accede a una relación sexual con sus novios, por lo cual el estudiantado ya tiene una fijación de saña respecto al tema. Esa pieza precedente es razón suficiente para que las palabras comiencen a rondar con tanta facilidad y rapidez para crecer como bola de nieve.

El rumor comienza a cambiar y a evolucionar porque las personas que comentan y repiten van añadiendo elementos hasta convertirlo en un ‘imaginario colectivo’, para, eventualmente, modificarse en algo más preocupante: la posibilidad de una violación; dado que Naomi no recuerda nada porque estaba borracha, seminconsciente, y al escuchar el rumor tantas veces, de tantas fuentes que lo reproducen con tanta falsa certeza, se convence de que hubo una relación forzada, precisamente porque los demás lo dicen y ella no lo recuerda con seguridad.

En un modelo básico de comunicación, el rumor afecta la forma como un mensaje viaja entre emisor y receptor; y ya que el rumor nunca puede ser verificado, eventualmente desplaza el curso mismo del mensaje, porque el mensaje en sí es una inexactitud y, en consecuencia, se puede transformar en cualquier otra falsedad respaldada sólo en la fuerza de la creencia con que lo asumen quienes escuchan y repiten. Cathy, Derrick y Travis lanzan un rumor, que eventualmente se vuelve la verdad aceptada por el conglomerado, aunque en realidad no lo sea. “Lo que la gente cree que es verdad, es más real que la verdad”, dice Travis en un punto de la historia.

Esa evolución sucede porque mientras el rumor se esparce, usualmente, por ello, se simplifica, perdiendo cada vez más rápido cualquier grado de ‘verdad’ que haya tenido. ¿Por qué es que participar en un rumor resulta tan atractivo? ¿Por qué es que es tan fácil que un rumor tome tanta importancia dentro de un colectivo? ¿Por qué es que un rumor alcanza tan fácilmente una amplitud más extensa que los hechos mismos, reales y veraces? En parte, por el contexto social; ¿qué valor le dan los estudiantes a este rumor específico dentro de su círculo directo de interacción y cómo pesa, socialmente hablando, repetirlo, intervenir y participar?

“No es verdad. Sólo son palabras. ¿Qué tan grave puede ser?”, insiste Derrick; sin embargo, es él quien tiene la clave de verdad detrás de la propuesta, pues él conoce a Naomi, ya que ambos asistieron a la misma escuela, y no sólo eso, fueron novios y luego él fue acusado de violarla (de ahí la actitud precautoria, reacia, de Naomi a una relación íntima con sus parejas). Derrick guarda esa información para sí, miente y luego con ella manipula, utilizando para ello desinformación, o ‘ruido’ en la comunicación. Su motivación es la venganza y su medio para hacerlo es la mentira, disfrazada del rumor. ¿Es entonces el rumor una mentira? ¿Una mentira a medias? ¿Una verdad a medias? Lo cierto es que un rumor no es una verdad objetiva, quien lo genera actúa dolosamente pues sabe que sus dichos serán repetidos sin valoración y que con ello puede afectar la reputación de personas e instituciones. En la actualidad la comunicación digitalizada en gran medida facilita esta práctica nociva para la convivencia humana, razón importante por la cual es relevante dudar y aprender a diferenciar de entre las fuentes originales y confiables a aquellas que no lo son.

En la historia, Naomi termina escuchando tantas veces los relatos que cuentan sobre aquella noche de fiesta, que duda de lo que sabe y se convence en cambio de lo que dicen, al punto que elige, con base en esos rumores, hacer una denuncia por violación en contra de su novio Beau. El rumor pues deja de ser un simple malentendido cuando se vuelve tan convincente que acaba siendo ‘más verdadero que la verdad misma’, pero lo hace no sólo porque la información no fue verificada en primer lugar, sino porque la gente asume y supone que ya lo es (cuando en los hechos nunca sucedió).

¿El rumor tiene control, tiene utilidad? Eventualmente, en la película, Cathy decide tomar el control de las cosas y usar el rumor, una nueva fachada inventada, en contra de Derrick, para obligarlo a confesar. Orquesta junto con Travis, Beau, Naomi y otras personas un plan en el que supuestamente Naomi es asesinada y todo apunta a que él es el responsable.

Cuando Derrick explota y confiesa, les reclama a sus amigos, y extensivamente a los involucrados en el primer rumor (incluyendo a todos lo que en algún punto lo repitieron), que participaron en él gustosamente, divirtiéndose y disfrutando atraídos por el escándalo, alimentando información de la que no tenían certeza. Él dice que cada persona que comentó, al menos una vez, lo que se decía de Naomi y Beau (quien evidentemente no la violó, pues fue Derrick quien sí lo hizo), se entretuvieron con la palabrería indiferente e irresponsablemente, sin medir consecuencias, sin valorar las implicaciones morales ni el daño que pudieran causar, y son, por tanto, también, culpables de cualquier consecuencia derivada de aquellas mentiras.

Con estas palabras Derrick busca defenderse, excusarse incluso, pero su reclamo tiene su grado de verdad. ¿Acaso no tiene responsabilidad tanto el que inicia el rumor, como el que lo repite y lo esparce? ¿No tiene su grado de irresponsabilidad (ética y social), circular información de la que no se sabe con certeza si es verdadera o falsa? ¿No se hace esto cuando se comparte en un clic algo que en el fondo tal vez no sea información, sino sólo opinión, pero promovida como verdad? ¿Es porque pesa como presión social? Un rumor no es un hecho, y el problema no es el rumor, sino no saber distinguir entre información veraz y un rumor.

Ficha técnica: Rumores - Gossip

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