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Fue En Moscú

Armando Castil Rosell
Armando Castil Rosell

PARA EMPEZAR


FUE EN MOSCÚ


Poner al futbol como un asunto de interés nacional serio es mal visto por los hoy tan socorridos políticamente correctos. De dientes para fuera obviamente lo correcto es decir que el futbol debería ser tomado como un juego y no debería afectar nuestras vidas ni mucho menos tomar en serio nuestra conducta cuando hablamos de él apasionadamente o vemos un partido de nuestros equipos. Lo anterior es lo que debería ser, lamentablemente en la realidad, para la mayoría, el futbol es un asunto de primer interés y los estados de ánimo que maneja son utilizados por nuestros gobernantes, nuestros medios de comunicación y por empresarios dueños de grandes marcas, así de en serio se toman el futbol los que manejan nuestro país nos guste o no.

Por lo anterior, después del Presidente de la República, el personaje más insultado y cuestionado de la opinión pública es el entrenador nacional. Con el colombiano Juan Carlos Osorio las cosas fueron un poco más allá. La mayoría de los críticos futboleros de nuestro medio pedían algo distinto al obseso de protagonismo Miguel Herrera, pedían a alguien tranquilo que realmente viniera a trabajar, que terminara con el pacto con micrófonos consentidos, que no invitara a asados a periodistas influyentes y que no repartiera dádivas a los mismos en diciembre. Con Juan Carlos Osorio lo que pedían les llegó pero lejos de gustarles, lo odiaron, desde el día uno se dedicaron a dinamitar su proceso y volvieron -por lo menos para mí- al ambiente insoportable. Llegué a sentir pena ajena por cómo se trató al Profe simplemente por extranjero y por usar un sistema para dirigir digamos extraño.

Día del Padre en Moscú y finalmente en la prueba final que apenas inicia, ganamos. Hoy para mí no sólo se gana un partido contra Alemania, ojalá también le hayamos ganado un partido a nuestros complejos y ridiculeces que ya no debemos permitirnos. Hoy debemos renunciar por lo menos con nuestros controles remotos a quienes desde un micrófono sobajan el trabajo honesto de la gente y cobran muy bien por mantener el enojo público sobre algún tema, basta de quienes atendiendo intereses nos mienten en la cara. En el futbol se gana y se pierde pero manipular la situación para enfadar a la mayoría es un acto de bajeza que lamentablemente sigue funcionando porque no terminamos de creer en nosotros mismos, seguimos pensando en ese poder negativo superior, en ese templo lleno de mafiosos que desde las alturas deciden que siempre nos irá mal, seguimos más afectos a comprar derrotas que victorias.

Nos vaya como nos vaya en lo que falta, ojalá hoy hayamos vencido de una buena vez a nuestros lastres y pesadas cadenas de complejos de inferioridad, eso no nos hará ganar el Mundial, nos hará seguramente triunfar en nuestras vidas.

TWITTER @manyecastil

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