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Poder y Traición

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

En política muchas veces el triunfo se alcanza más que por la preparación y la experiencia en el campo, por la habilidad de la negociación donde, con astucia diplomática, se llega a acuerdos; es un “toma y daca”, o una especie de compra y venta donde se intenta que ambas partes saquen el mayor beneficio. Muchas campañas políticas se ganan a través de esta estrategia; la película Poder y Traición (EUA, 2011), a través de un ejemplo de ficción, aborda este escenario.

Basada en la obra de teatro ‘Farragut north’, de Beau Willimon, el guión está escrito por el mismo Willimon junto con Grant Heslov y George Clooney. Este último dirige y protagoniza acompañado en escena por Ryan Gosling, Philip Seymour Hoffman, Paul Giamatti, Evan Rachel Wood, Marisa Tomei, Jennifer Ehle, Jeffrey Wright y Max Minghella. Su título original es ‘Los Idus de Marzo’ (The Ides of March), que se refiere al término, en el antiguo calendario romano, para los días de buen augurio, el 15 en los meses de marzo, mayo, julio y octubre. En el año 44 a. c., los idus de marzo marcaron la muerte del romano Julio Cesar, en un complot para asesinarlo en el que participaron sus más cercanos colaboradores.

La historia de esta película toma paralelismos con este hecho histórico y el origen del concepto. Aquí, Stephen Meyers es un joven idealista que trabaja en la campaña política del Gobernador Mike Morris, quien se encuentra participando como candidato en las elecciones primarias para el partido demócrata. La campaña transcurre su recta final, que definirá quién será el hombre que represente al partido en cara a las elecciones presidenciales. Ganar es lo único en la mente de estas personas, sin embargo, lo es también para la oposición.

El talento de Stephen se hace evidente cuando demuestra que es capaz de captar cuál es el discurso necesario para atraer la atención de los votantes, incluso si Morris en el fondo es un candidato técnicamente débil, debido a su impulsividad y falta de carácter. Así, mientras Paul Zara, jefe de campaña en la que trabaja Stephen, traza una estrategia para convencer al Senador Thompson de patrocinar públicamente a Morris, lo que les daría la ventaja para ganar dada su influencia política-electoral y partidaria, Tom Duffy, director de campaña del candidato demócrata opositor, intenta reclutar a Stephen para que trabaje con él. Su movimiento en el tablero de ajedrez es una apuesta arriesgada, pero cuyos escenarios posibles le son benéficos de una forma u otra.

En caso de que las pláticas para llegar a un acuerdo se filtren a la prensa, el público que se entere verá el hecho como una especie de traición dentro del equipo de Morris, lo que representaría o daría la ilusión de problemas internos, en un nivel suficiente como para manchar la reputación del candidato y hacerle perder votos a su favor. Pero al mismo tiempo, ese movimiento que asimila una traición, si bien técnicamente lo es, también quiebra toda lealtad y confianza dentro del grupo de trabajo donde se mueve Stephen, fragmentando filas desde dentro para crear un caos con impacto al exterior, específicamente poniendo a Thompson a dudar hacia dónde debe inclinarse en la balanza. El escenario se dibuja así porque el juvenil asesor se siente atraído por la deferencia de ser buscado o bien porque en su inexperiencia no capta que se trata de un anzuelo para cuestionar su lealtad a su jefe y a su candidato. Se induce así por Duffy la traición o la deslealtad.

La idea sobre la que se mueve el jefe de campaña opositor está cimentada en una serie de especulaciones y negociaciones, donde obliga a las partes a venderse al mejor postor y, en caso de aceptar, entrar a este juego de engaños, manipulaciones y conveniencias, donde Stephen se verá empujado a tener que decidir si optar por la lealtad o elegir la codicia, decidir aprovecharse del otro para crecer él mismo, tal vez no como persona pues en el camino tendrá que dejar el comportamiento ético de lado, pero sí en la política, en donde el éxito de uno significa pasar sobre otros.

Duffy señala que las elecciones primarias demócratas son una votación abierta, donde toda persona puede participar, incluyendo los partidarios republicanos. La estrategia del propio partido republicano es votar en contra del candidato demócrata más fuerte, a fin de que, quien tenga menos posibilidades de ganar en las elecciones presidenciales, sea el que quede como vencedor en estas elecciones primarias. El propósito es votar a favor del candidato más débil, para eliminar al más peligroso, aquel contra quien no quieren contender para la Presidencia.

En este caso, lo que se quiere es votar a favor de Morris, por lo que, Duffy para ganar, él y su candidato, debe encontrar la manera de crear un conflicto de intereses que terminen chocando entre sí, específicamente alrededor del patrocinio del Senador Thompson. Su estrategia es hacerlo a través de Stephen, a quien engaña con adulaciones para ponerlo en medio de ese vaivén de acuerdos, en donde cada quien se juega lo que más le conviene, su futuro, su trabajo, su lealtad y las votaciones.

Morris se convierte entonces en sólo un peón, un hombre que sirve casi exclusivamente para ser la imagen del poster que se publicita y quien crece gracias a los convenios que arreglan sus segundos, pero incapaz de sobresalir como candidato por sí sólo, o de negociar incluso. Sus propuestas carecen de sustento y argumentos y termina haciendo lo que los otros le dicen que debe hacer. Es maleable y de eso se aprovechan Paul, Duffy y eventualmente también Stephen, quien se obliga a convertirse en una pieza indispensable para la campaña, cuando técnicamente, todo miembro del equipo es desechable, o reemplazable, o ambas.

Para el protagonista, las elecciones y su papel en la política no sólo implican llevar a un hombre a la candidatura presidencial, una que además están seguros ganarán sin problemas de convertirse en el estandarte demócrata en estas elecciones, para él, también sus acciones implican arriesgar su futuro y un posible puesto dentro de la Casa Blanca de los Estados Unidos. Stephen no pelea por un candidato, pelea por sí mismo, incluso si para hacerlo debe pasar por sobre los demás, su jefe Paul o la chica que trabaja como practicante en la campaña, de quien descubre tuvo una relación con Morris, información que utiliza después para chantajear y extorsionar al candidato, para ganarse así un puesto más alto a su lado. Al final su decisión consiste en avanzar por la traición y la deslealtad, no como disyuntiva, sino como formas de conducta que se complementan para triunfar en política, tal como sufrió Julio Cesar de manos de sus cercanos colaboradores, a quienes había otorgado poder y riqueza y quienes terminaron asesinándolo.

Este equipo de políticos sustenta su campaña en valores de dignidad e integridad, pero detrás de bambalinas, lo que se vive es todo lo contrario. Le dicen a la gente lo que quiere oír pero no se conducen con los mismos ideales de rectitud y honradez. Logran ganar pero no convenciendo a los votantes, ni con un discurso persuasivo, sino con convenios y negociaciones, a veces más manipuladoras, para vencer en la contienda, pactando a conveniencia con el otro, aliado o enemigo, indistintamente. Traición y deslealtad para asegurar el poder.

Ficha técnica: Poder y Traición - The Ides of March

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