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Viajando al terruño

Jorge Martínez Mauricio

Salí a las 17:oo para llegar al aeropuerto en un tiempo estimado de dos horas. Eso para estar las dos horas antes del vuelo que las aerolíneas exigen para poder viajar (me acuerdo cuando podías llegar 15 minutos antes).

Por algún motivo siento algo de temor a viajar en transporte público en la CDMX y no se diga en el Estado de México. Tal vez por la lectura a eventos donde suben asaltantes armados o que en los últimos meses se ha disparado la violencia en el EdoMex, o simplemente ya me he contagiado con ese temor de provincia de ir a la gran ciudad y sus alrededores.

Llegue a las 183o a la terminal 1 y viajé (y conocí) en aerotren a la terminal dos, documenté una mini maleta para no andar cargando y me dediqué a bobear en las tiendas. Eran las 193o y me indicaban que aún no había número de sala asignada pues el vuelo salía a las 213o hacia Torreón.

Después de aburrirme decidí sentarme en una banca con un kiosko de Samsung a recargar el teléfono (qué genial eso, que te pongan cargadores) y beber café. Dieron las 2o3o y creí conveniente dirigirme a buscar la sala donde entraría para abordar el avión. Empecé a revisar mis cosas con esa sensación de que ya valió... y en efecto, no encontré el pase de abordar, lo había extraviado. Repase mentalmente y en efecto, no tenía un carajo idea de donde pude haberlo abandonado.

Comencé a caminar entre los locales y finalmente fui al lugar de café, había fila así que dudé. Durante varios minutos caminaba hacia el mostrador y me regresaba. ¿Preguntare y saldré de dudas? ¿O prefiero no parecer idiota? de todas formas ¿quién pierde su pase de abordaje contraseña de maleta incluida?

Finalmente me atrevi y pregunté a la señorita. — el del pase de abordar, gritó a otra (si, ese torpe). Ah, señor. Si, en efecto encontramos uno pero ya lo mandamos a Aeroméxico, vaya y pregunte y si no se lo dan, me viene a decir y lo acompaño.

Ya eran las 21oo, aún tenía tiempo suficiente. Fui a dónde me indicaron y después de con mucha pena preguntar me dicen que si, que les enviaron el pase pero por regla tienen que destruirlos. —Pero no se preocupe, se lo imprimimos de nuevo...

Casi corrí hacia la sala indicada (ahora si ya venía), un caos total y lleno de gente. Me formé y al llegar a la entrada me dijeron que no, esa era la fila para Oaxaca. Pero si, también la de Torreón, la de San Luis Potosí, la de Durango y la de Guatemala. Por un altavoz anunciaban a los pasajeros de SLP que si había cinco interesados en posponer el vuelo, les compensarían. ¿por qué no a los viajeros de Torreón?

Empezaron a dejar entrar a la hora de salida de vuelo, todo para llevarnos a unos camiones que a su vez nos llevarían al avión. Otra vez en fila de espera, pero ahora ni siquiera dentro en la comodidad de una sala, sino parados y con ese fresquito que se siente en la ciudad chilanga y además de que caía llovizna. Y ahí nos tuvieron una media hora, esperando, esperando.

Al final, decidimos pedir un tequilita a la sobrecargo y cuando me lo entrega me dice:

— Ups, creo que me emocioné.

A disfrutar mi doble, después de todo.

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