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El Informante

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Las fuentes de información de un estudio son datos que alimentan la investigación; documentos o personas con el conocimiento exacto de lo que se busca averiguar a profundidad. En el mundo periodístico, una fuente de información es la base de la noticia, el origen de todos los acontecimientos, antecedentes y circunstancias que el periodista debe indagar, conocer, reconocer y verificar, con los que más tarde construirá un reportaje de investigación revisado y cotejado, con información de carácter informativo, periodístico y de opinión.

El periodismo difunde la información, pero, para acceder a ella, debe acercarse a su fuente, la cual no siempre está dispuesta a divulgar lo que sabe (cuando se trata de personas) o no siempre tiene la oportunidad de hacerlo. De esta dinámica trata la película El informante (EUA, 1999), un relato sobre Lowell Bergman (Al Pacino), productor de un programa de noticias de la televisión (“60 minutos”, programa de reportajes de actualidad transmitido por la cadena CBS), quien pide a Jeffrey Wigand (Russell Crowe), un ex empleado de la  empresa tabacalera Brown & Williamson, donde ocupaba un puesto de primer nivel, hablar de las prácticas contra la salud con que esta industria se maneja, sabiendo las consecuencias dañinas de la nicotina y la sustancia que añaden a sus cigarros para volverlos más adictivos, pero negando oficialmente y ante el Congreso que estas prácticas dañinas sean ciertas.

“Dale un buen uso a lo que sabes”, le  plantea e insiste Bergman al científico, sabiendo que lo que el otro sabe es la base para un reportaje relevante e importante de conocer. Bergman tiene una gran noticia en sus manos, y además la exclusiva de la información, pero lo que más motiva es el alcance que dicha información puede tener: la denuncia de una industria del tabaco engañosa, los problemas para la salud que fumar estos cigarros implica y los engaños que se hacen alrededor de su venta y comercialización.

Sin embargo, Wigand recibe un ultimátum de la empresa en la que trabajaba, amenazándolo con quitarle todo el apoyo monetario que recibe de su plan de retiro en caso de decidir divulgar la información que sabe. La empresa hará lo posible para sembrarle miedo a hablar, con demandas que le advierten que legalmente no puede difundir la información, o estaría quebrantando el acuerdo de confidencialidad que firmó al entrar a trabajar en la empresa.

Wigand debe elegir entre lo correcto y lo que lo mantendrá a salvo, debatiéndose entre la integridad  o la sumisión, la ética o la conveniencia, hacia su trabajo, su persona, su familia y su sociedad, en forma directa con aquellos quienes la industria tabacalera afecta al incluir aquella sustancia adictiva en sus productos, consumidos por la gente de todas partes. No es lo mismo que las personas lo sepan pero elijan de todas formas fumar, a que la gente no tenga conocimiento del efecto dañino que el consumo ocasiona.

El informante reclama al periodista, diciendo que para éste, él sólo es una fuente de información, no una persona, sino un recurso, y le pregunta si hacer pública esta información, poniéndolo a él en el estrado para una declaración como testigo en el caso de una demanda legal contra la industria tabacalera por las enfermedades que el consumo de sus cigarros tienen en la salud pública, no es sólo una forma de estrategia para beneficio del periodista, en su búsqueda por la información de impacto (de ratings). Wigand cuestiona las motivaciones y el fin último de Bergman, algo que ya había hecho al momento de conocerlo, cuando el periodista le pide revele la información que sabe sobre la industria tabacalera. Wigand  cuestiona al periodista cómo es que pasó de trabajar en una publicación de análisis político (Bergman trabajaba en la revista “Ramparts”) a convertirse en el productor de un programa de la televisión. “Todavía hago historias difíciles”, le contesta entonces el productor, añadiendo: “60 minutos llega a más gente”, con lo que da a entender que sus decisiones están en función de la búsqueda de audiencia.

La importancia de los medios de comunicación, su alcance y credibilidad entre el público es otro de los temas que toca esta historia. Saber qué hacer con la información y elegir el mejor y más apropiado medio para hablar de ella. Bergman elige trabajar en la televisión como parte de su desarrollo como periodista, pero también por la propia importancia que le da al trabajo al que se dedica y al papel que ese medio masivo en la sociedad puede jugar para con el tipo de investigaciones que se realizan. Cuando él y el equipo de producción del programa, en una reunión donde acude la división de noticias y otros ejecutivos de la cadena, plantean el reportaje que se puede producir a raíz de la información provista por Wigand, Mike Wallace, el conductor del programa “60 minutos”, señala: “Él puede hablar. Nosotros lo transmitimos”.

Poner a Wigand en el estrado es hacer que la información que conoce pueda divulgarse abiertamente una vez que queda plasmada en registro público, librándolo así del acuerdo de confidencialidad. Su declaración se hace posible porque se implica directamente con un caso legal ante la corte. Sin embargo, al volverse del conocimiento público sus acciones, las consecuencias con represalias directas en contra de los involucrados también se hacen presentes.

La información comienza a crecer y la táctica de la contraparte consiste en formular más demandas contra ellos, pero, en especial, el desprestigio y la desacreditación. El resto de los medios de comunicación toman un ángulo de enfoque distinto de la noticia, muchos de ellos fomentados por la propia industria tabacalera; consisten en hablar de la vida personal de Wigand, poner el acento en trivialidades, olvidando  el actuar engañoso y el doble discurso por parte de la industria. La acción de contra-campaña aterroriza y amenaza; denigra, haciendo que la gente dude de lo que dice o de la credibilidad de sus palabras. Destruyendo su imagen, tacharán la veracidad de sus afirmaciones, porque desprestigiando su imagen, se desprestigian también sus palabras.

“La gente nos dice cosas que no deberían”, le comenta Bergman a Mike Wallace. Pero él, como el resto de los ejecutivos de la cadena televisiva, se niega a transmitir la entrevista con Wigand, eligiendo en su lugar un reportaje editado donde el científico no sea mencionado. Bergman insiste que es su deber como periodista proteger sus fuentes y proteger la información, pero los ejecutivos saben que de hacerlo tendrán sobre sus hombros una demanda de parte de una de las más grandes empresas de venta de tabacos. Los intereses de la cadena de televisión responden a los negocios y al dinero, no a la ética periodística, por lo que no están dispuestos a poner en juego su participación.

Bergman se queja de que el contenido noticioso e informativo está siendo determinado por un grupo de abogados, quienes además le dan a entender que la razón por la que no transmitirán el reportaje no es porque no sea verdadero, al contrario, no pueden transmitirlo porque lo que se dice en él es completamente cierto.

La estrategia de Bergman para contrarrestar esta decisión es utilizar la misma táctica que se usó contra Wigand y hacer uso del poder de la opinión pública como fuente que alimente el interés y la curiosidad por la noticia, por conocerla y profundizar en ella. Bergman contacta a un grupo de periodistas de otros medios para filtrar información relacionada con los motivos por los que la entrevista original con Wigand no fue transmitida en la CBS, creándose así una presión a ejecutivos y encargados, directamente a Wallace como conductor del programa, para transmitir toda la información que tienen a la mano, o de otra forma se entenderá han obstruido información de interés público.

Entre más medios hablen del tema, más noticias e investigaciones habrá el respecto, con más información que contrastar y más perspectivas de opinión que sopesar con relación a un mismo tema. El escenario crea la presión suficiente para que la CBS permita que Wigand sea escuchado y el programa que profundiza la información pueda ser visto por el público en general.

La película, ejemplificando con el proceso de investigación de un reportaje, desde su origen, con la semilla que da pie a las preguntas y cuestionamientos, hasta la conformación y conclusión periodística, en un trabajo informativo que está destinado a la opinión pública; habla de la forma en que todos los involucrados, con sus acciones, restricciones, elecciones y decisiones, afectan una noticia. La historia habla del control y el poder, la labor periodística del medio y la ética de un par de hombres en su deber hacia la información que conocen y que afecta directamente a la sociedad en la que viven, reportándola, divulgándola y promoviendo su conocimiento.

Escrita por Eric Roth y Michael Mann, dirigida por el segundo, la película estuvo nominada a 7 premios Oscar, incluyendo mejor actor, mejor guión adaptado, mejor director y mejor película. El guión está basado en el artículo titulado “The man who knew too much", escrito por Marie Brenner, para la revista Vanity Fair, publicado en la edición de Mayo de 1996.

Ficha técnica: El informante - The Insider

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