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Made in Dagenham - Mujeres que hicieron historia

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

El cambio implica decisión, consistencia y determinación; para lograr algo hay que saber qué se quiere, por qué y para qué, hay que tomar responsabilidades y asumir consecuencias, porque el cambio es precisamente eso, modificar circunstancias y actitudes a fin de obtener otro resultado.

Los movimientos y luchas sociales siempre implican acciones que plantean un cambio. Made in Dagenham - Mujeres que hicieron historia (Reino Unido, 2010) habla de la lucha por parte de trabajadoras costureras de la empresa automovilística Ford en busca de igualdad de pago en 1968.

La historia habla de las injusticias del sistema y de la opresión de trabajadores, en especial los del sexo femenino. Las costureras inician una queja porque su trabajo no es considerado como especializado, por lo tanto, su paga es menor, por eso, cuando se les niega aceptar sus demandas, las 187 mujeres deciden presionar a la huelga, lo que agita a dueños, demás empleados, miembros del sindicato y, eventualmente, el Parlamento Inglés.

Las presionan porque pueden y no responden a sus demandas porque pueden, “ellos tienen el control y no esperan que ustedes hagan nada al respecto”, les dice uno de los miembros de sindicato que las apoya a las dos representantes de las trabajadoras antes de una junta con los líderes del grupo sindical, quienes están decididos a terminar negociaciones bajo la idea que el movimiento de huelga de las costureras es sólo un incidente menor que puede ser controlado.

Las mujeres comienzan una lucha en busca de mejores condiciones de trabajo, pero mientras más se ven inmersas en la situación, más se van dando cuenta del impacto que su movimiento trae históricamente en relación con su causa: equidad. Derechos laborales como la igualdad de salario es una situación que no debería disputarse, pero en realidad la inequidad no sólo existe en Dagenham, ciudad donde viven y trabajan las mujeres, sino también en el resto de su país (y del mundo).

“Son derechos, no privilegios”, dice Rita O’Grady, protagonista y líder de las trabajadoras, cuando entabla con su esposo una conversación que sirve como paralelismo y analogía del propio movimiento laboral. Su esposo le dice que la ha apoyado en todo lo posible y que ella debe tomar en cuenta cómo él se ha mostrado un buen compañero y padre de familia. Así es como debería de ser, dice ella. Y lo mismo aplica para sus demandas en la empresa, las mujeres no deberían tener que estar luchando por tales condiciones de igualdad salarial cuando desde el principio las cosas deberían ser de esa manera. Pero no lo eran y no siempre lo son, de ahí la importancia histórica de la situación; el movimiento de 1968 de las maquinistas costureras de Ford es precedente fundamental para la Ley de Igualdad Salarial de 1970, que aprobó el gobierno en Reino Unido.
Los elementos externos (el aliento de terceros y no sólo de los directamente implicados) son parte del éxito de esta historia, por lo menos como se plantea dentro de la película, porque en otro escenario la empresa pudo cortar por completo a sus empleadas o pudo simplemente sustituirlas, e incluso forzarlas a regresar al trabajo, así como también la huelga pudo llevar a las mujeres (y sus familias) a un punto de presión suficiente como para tener que finalizarla sin éxito alguno. Muchísimas veces los ahorros no logran sacar a flote a una familia en situaciones similares y las carencias pueden llevarlas a tener que desistir.

El movimiento, como se presenta en la película, prospera por la unión y persistencia de las trabajadoras, decididas a luchar en favor de su causa; es lo correcto y es lo justo, razonan ellas. También aporta la colaboración y apoyo por parte de otros trabajadores, hombres y mujeres por igual, el atinado consejo y apertura al cambio de parte de varios miembros sindicales y, finalmente, el respaldo de la Ministro de Empleo (o Secretaria de Estado de Empleo), Barbara Castle (miembro del Partido Laborista en Reino Unido y del Parlamento Inglés por más de 30 años), quien cree en la lucha de las trabajadoras y sabe que para resolverse la situación debe existir un diálogo, diálogo al que las huelguistas están abiertas, pero siempre bajo el estandarte de una serie de demandas de las que no claudicarán. Respeto mutuo es lo necesario, el problema es si los representantes de la empresa automovilista están dispuestos a dar el debido respeto a sus empleadas.

La película se basa en hechos históricos y recalca cómo una idea puede llevar a grandes cambios, cómo la unión hace la fuerza, cómo la estrategia, tenacidad y firmeza son las verdaderas armas en la lucha por el cambio social. Todo se desata porque nadie pensaba que un grupo de mujeres fueran capaces de realizar una huelga, menos de sostenerla, y esa es la clave de todo, el creer que alguien no es capaz de levantarse ante la autoridad, de hacerse escuchar y/o realizar un cambio; es parte del menosprecio y discriminación al que nadie puede dejarse someter. Si es posible y viable realizarse un cambio a favor, debe hacerse.

El guión de la película está escrito por William Ivory, dirigida por Nigel Cole y cuenta con las actuaciones de Geraldine James, Bob Hoskins, Rosamund Pike, Rupert Graves, Andrea Riseborough, Daniel Mays, Sally Hawkins como Rita O’Grady y Miranda Richardson como Barbara Castle.

Ficha técnica: Made in Dagenham - Mujeres que hicieron historia

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