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La diligencia

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

La forma en que las personas se relacionan responde a circunstancias y vicisitudes variadas, acordes con las condiciones materiales específicas en que resuelven las necesidades de sobrevivencia, mismas que determinan su estilo de vida, su incorporación al mundo laboral, social  y cultural, sus intereses, espacios, tiempos, experiencias de vida y situaciones eventuales o esporádicas; pero en ello, en el trato con los demás, las normas sociales, el aprendizaje personal, la generación de formas de pensamiento o el carácter de cada persona influyen, en gran medida, las características que adquieren tales relaciones (prejuicios, estereotipos, formalidades y reglas sociales incluidos).

La diligencia – Stagecoah (EUA, 1939), película dirigida por John Ford, trata de las aventuras, desventuras y situaciones diversas que un grupo de personas debe afrontar durante un viaje; en el fondo, la historia parece sencilla en su argumento, pero habla de temas como el respeto, la tolerancia y la convivencia social.

El relato se integra de nueve diferentes personalidades que se ven forzadas a socializar, convivir y fraternizar, cuando su diligencia, transporte de carreta de épocas pasadas, que viaja de un pueblo a otro, debe atravesar por territorio en conflicto con los indios apaches, en el viejo oeste de los Estados Unidos.

Una mujer embarazada esposa de un militar, una prostituta que acaba de ser echada de su pueblo, un apostador con un pasado poco claro (había sido soldado) y una no muy buena reputación, un banquero con un misterioso paquete, un hombre de negocios que viaja de regreso a casa, un médico con problemas de alcoholismo, el asustadizo y sobre precavido conductor de la diligencia, un sheriff en busca de un prófugo y la recompensa que cae sobre su captura, y un hombre que recién ha escapado de la cárcel en busca de un ajuste de cuentas.

Sus motivos de viaje y razones para actuar no siempre están claros para los otros viajeros, en especial porque cada quien busca guardar su propia privacidad y actuar con prudencia al verse rodeado de extraños durante el viaje; pero mientras avanzan en las distancias y se dan cuenta que los soldados no podrán escoltarlos durante todo su camino, lo único que les queda como apoyo es precisamente eso, otro extraño (u otros ocho extraños) viajando a su lado.

El choque de pensamiento, perspectiva y forma de afrontar la realidad, los obstáculos del camino, son la importante mirada que la historia ofrece sobre la sociedad, las personas y la variedad de personalidades y carácter que existen en cualquier comunidad; es como si la película ofreciera una muestra representativa de opiniones y las obligara a estar juntas, a debatir y, al presentarles problemáticas en su camino, develar cómo es que este conjunto social actúa y reacciona, demostrando así la forma en que, a mayor escala, el mundo existe, convive, converge o discrepa.

El contexto social abre la puerta para entender el conflicto territorial con los indios (Gerónimo -de quien los viajeros y demás ciudadanos temen- fue un personaje real que defendía la región donde él y su tribu vivían, frente a quienes querían hacerse de sus tierras); pero la época en que se desarrolla la historia (finales del siglo XIX) también permite un esbozo ilustrativo respecto al tipo de pensamiento conservador, a veces prejuicioso, otras de desprecio, que se presenta entre los viajeros. Las constantes miradas de desaprobación hacia la prostituta o el hecho que la mayoría quiera alejarse de ella, son ejemplo de ello. Cualquiera está en libertad de desaprobar, si así lo cree, el modo de vida de esta mujer, pero eso no significa tener que aislarla y menospreciarle, porque el acto entonces es simple discriminación. Quienes la tratan de esa manera verán, eventualmente, que el grupo de nueve debe mantenerse unido si quieren llegar con vida al destino final de su viaje, eso significa tener que colaborar los unos con los otros, apoyarse al mismo tiempo que respetarse.

La historia, en muchos sentidos, habla de segundas oportunidades y de si, con sus actos, los personajes demuestran que la merecen. Tal es el caso de la prostituta, pero también del prófugo, quien no se ha escapado de la cárcel para retomar su vida criminal, sino porque busca honrar la memoria de su padre, recientemente asesinado. En el mismo camino hacia la redención está el médico, quien aunque aparentemente desinteresado y poco solidario, encuentra el momento de demostrar su valor y fortaleza interna cuando la mujer embarazada se ve forzada a dar a luz en una de las paradas del viaje, sin su esposo a su lado ni nadie más que la auxilie.

Mientras la historia progresa los personajes se ven presionados a tomar decisiones y a poner a prueba sus valores, lo que permite observar una obviedad: las personas no siempre son lo que parecen, algo así como, las apariencias, a veces, engañan. El banquero, por ejemplo, subió a la diligencia en el último minuto porque en su maletín carga con dinero robado de su lugar de trabajo.

El único personaje que se encuentra con la muerte, por cierto, es el apostador, quien en momentos de angustia y presión está a punto de asesinar a la mujer que estaba embarazada por, al parecer, cuestiones políticas y de venganza (aunque la ambigüedad queda abierta a interpretaciones, como que ante la posible victoria de los apaches, el hombre prefiriera estar a punto de darle muerte a la mujer en lugar de dejarla sufrir en caso de que los capturaran); éste, cabe mencionar, es el único personaje que abiertamente defiende su lealtad hacia los “Estados Confederados de América” (estados que declararon su independencia separándose de “la Unión” – Estados Unidos de América – que entonces tenía como presidente a Abraham Lincoln).

“Cosas que pasan”, dice el médico al inicio de la película, cuando le niegan continuar viviendo en el pueblo, de donde parte la diligencia. Esa es la realidad de todos estos personajes, quienes al decidir emprender el viaje, ninguno se imaginaba las desventuras que les esperan. Tal vez las circunstancias de la vida han juntado una serie de personalidades en un mismo lugar, pero lo cierto es que verse en el lugar equivocado, en el momento equivocado, son simplemente cosas que pasan, e incluso entonces, algo bueno resulta de la experiencia, porque, son cosas que pasan. Lo importante es que los hombres ejercen su libre albedrío, toman sus decisiones, en función de su cultura, sus intereses, sus necesidades, sus sentimientos, sus valores y, al hacerlo, se relacionan con los otros, se identifican como semejantes, se solidarizan como seres humanos.

Ficha técnica: La diligencia - Stagecoach

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