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Mucho ruido y pocas nueces

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Hay un común denominador entre las comedias y las tragedias escritas por William Shakespeare: los enredos. El dramaturgo toma esta característica cotidiana de la sociedad y la utiliza como motor en el desarrollo de historias. Las equivocaciones, las dudas no aclaradas y los malentendidos son siempre una forma narrativa que permite a sus obras tomar caminos inesperados. En sus comedias, a diferencia de los finales fatales correspondientes a las tragedias del escritor, las situaciones se resuelven y dan pie a un futuro alegre para la mayoría, sino incluso, para todos los involucrados.

El toque de drama necesario en toda historia se convierte en comedia a través de diálogos ingeniosos y ágiles, juegos de palabras, personajes a veces extravagantes, a veces exagerados, pero siempre peculiares y con algún otro que le contraponga con su punto de vista, resultando un choque de personalidades que traen a flote lo cómico que sus interacciones provocan, pues siempre cada una de estas perspectivas es reflejo crítico de una sociedad y del caótico desorden que implica modificar sus elementos; lo que se logra precisamente a través de enredos, equivocaciones, malas intenciones o calumnias, por citar algunos ejemplos.

En “Mucho ruido y pocas nueces” los líos amorosos rondan a las dos parejas principales. Primero están Hero y Claudio, jóvenes enamorados flechados instantáneamente. Don Pedro, príncipe de Aragón, propone ayudar al enamoramiento, es entonces cuando Don Juan, hermano de Don Pedro, convence a Claudio que el príncipe corteja a la joven bajo intereses propios. Cuando todo se resuelve y la pareja de jóvenes fija fecha para la boda, Don Juan utilizará estrategias de engaño para convencer a Claudio que Hero le es infiel. Mientras tanto familiares y amigos intentan juntar románticamente a Beatriz y Benedick, quienes respectivamente han jurado quedar solteros por elección propia. Una vez establecida su relación amorosa, su misión consiste en limpiar la reputación de la prima de ella, Hero, y juntar de nueva cuenta a la joven con Claudio.

Cada pareja ofrece una perspectiva del amor. Su interacción, su relación y su propio enamoramiento es una forma divertida de ver el tema gracias a la ilusión que les rodea, el espejismo detrás de su romance. Esto sucede en especial entre Beatriz y Benedick, quienes son, de alguna forma, “engañados” respecto a los sentimientos del otro; pero el tema también está presente en otros elementos de la historia, la supuesta muerte de Hero o su supuesta infidelidad son representaciones de ello.

Las trampas son otra constante a lo largo de la historia. Una de ellas es la trampa que sufren Beatriz y Benedick; a ellos les dicen que la otra persona tiene interés sentimental en el otro, lo que los lleva a cambiar de opinión sobre el posible romance, sobre su obstinación al respecto, lo que los conduce a considerar a la otra persona como pareja.

Pero las trampas llegan también en otras formas menos amables. Don Juan es el hermano bastardo de Don Pedro. Para vengarse de él y traer pésame a éste y a sus amigos, planea separar a la joven pareja conformada por Hero y Claudio. Esta situación dramática  permite a Shakespeare abordar otros temas más serios: la moral, la humillación, la venganza, el respeto, el honor y la vergüenza, por mencionar algunos de los más emblemáticos.

Cuando Claudio cree que Hero le es infiel, la trata con desdén, una actitud no justificada. Su desprecio se basa en rumores y en evidencia plantada, misma que, por cierto, nunca se propone confirmar. Su actitud muestra su dolor y desencanto, pero también refleja que asume superioridad respecto a Hero, de quien se espera honor, respeto y castidad, ejemplificación de los estándares sociales muy propios de la época en la que se desarrolla la historia, el siglo XVI.

Las habladurías y el juego de engaños toman un eje principal en cada caso. Los resultados son más divertidos en el caso del plan para enamorar a Beatriz y a Benedick, porque las intenciones son más nobles, más positivas, más reales y más fundamentadas. Pero en el caso del intento de ruptura entre Hero y Claudio, el motor se basa en la poca ética con la que se mueve Don Juan, además de la poca delicadeza con que responde Claudio ante el engaño.

Rumores sin más, utilizados de diferente manera. Rumores para hacer el bien o rumores para dañar. ¿Qué diferencia hay de uno al otro? Las intenciones con las que son creados, el canal de comunicación, la verdad en la que se basan, la forma en la que toman camino, la manera en que son esparcidos y, finalmente, la actitud con la que las personas reaccionan ante ellos.

Existen varias adaptaciones cinematográficas de esta obra, la de 1993, dirigida por Kenneth Branagh, es una de ellas. Su trabajo detrás de cámara (realiza también la labor de adaptación a lenguaje de guión cinematográfico) permite resaltar los matices de la comedia de la obra y los momentos dramáticos de la misma. Complementa su trabajo el conjunto actoral que participa en la película, quienes se desenvuelven con divertido ritmo en las partes de comedia y con seriedad dramática en los otros rubros de la narración.

El resultado es un proyecto entretenido y disfrutable que captura elementos clave de la obra escrita por Shakespeare. El amor y el desamor, los enredos románticos, las parejas comprometidas, la ilusión o desilusión sentimental, las confusiones, la desconfianza, el odio y la venganza, temáticas balanceadas en una obra que se fundamenta en la comedia, pero que logra explorar con sus personajes y trama situaciones de mayor seriedad. Mucho ruido y pocas nueces o Much ado about nothing, algo así como: demasiado alboroto por cosas insignificantes (o también “noting”, que equivale a “rumores”). Una adaptación que hace honor al escritor inglés.

Ficha técnica: Mucho ruido y pocas nueces - Much Ado About Nothing

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