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“La violencia tiene su origen y su fin, podremos cambiar…EN NOMBRE DE Jesús???”

German de la Cruz Carrizales

“… y cuando Jesús expiro, se dieron cuenta que en verdad era el Hijo de Dios. Los soldados que lo humillaron, el pueblo que se burló de Él, y todos los pecados de la humanidad, del pasado de presente y del futuro estaban presentes ahí. Y se arrepintieron y hubo cambios. Haremos lo mismo en nuestra querida Comarca Lagunera…”

 

¿Qué tan lejos o que tan cerca esta Dios hoy?

 

Esta pregunta no nos la hemos hecho ciertamente, no precisamente cuando estamos plenos de salud o cuando todo es miel sobre hojuelas. Esta pregunta nos la hacemos solamente cuando la enfermedad toca nuestra puerta y sentimos un aparente abandono de Dios. Esta pregunta nos la hacemos cuando tenemos problemas matrimoniales, familiares o económicos y es cuando decimos –caramba, ¿pues no que Dios está cerca?-. Esta pregunta nos la hacemos cuando tal vez la violencia ya toco nuestras puertas. Y muchos de nosotros hemos dicho, más que como pregunta, como reclamo. “¿No que estabas cerca de mí?” ¿No que eras mi Dios?, ¿no que eras el buen pastor? ¿Qué tan lejos o que tan cerca esta Dios hoy? Pues te quiero decir que Dios esta tan cerca, como ni tu ni yo tenemos una idea.

Hoy hablaremos de una triple presencia de Dios. Para que redescubramos, qué tan cerca esta Dios. Tan cerca, que nos vamos a sorprender. Tradicionalmente o litúrgicamente sabemos que en la celebración de la misa Dios está presente de varias formas: Dios está presente en su palabra, el que pasa a proclamar, lo haga bonito o no, entonado o no, con dicción o no, lo que está proclamando es Dios quien está hablando; Dios está en el altar, el altar está consagrado, es por ello que el sacerdote al inicial y terminar la misa, lo besa. Y no lo hace porque este bonito, sino porque es Cristo altar; Cristo presencia está presente en el vino y el pan consagrado, presencia eucaristía, por eso cuando comulgamos tenemos la certeza, sobre todo a los que tenemos de cuarenta años en adelante, que nos enseñaron en el catecismo que Jesús está presente en el pan y en el vino eucaristía; Cristo está presente en el sacerdote que preside la eucaristía, bueno, santo, pecador o revoltoso. El sacerdote que preside en él esta Cristo. Así sea S.S. Benedicto XVI o el más humilde de los sacerdotes, es Cristo en él; Jesús está presente en la comunidad. Nosotros cuando participamos de la misa, somos el cuerpo místico de Cristo, por eso cuando se utiliza el incienso, el ministro inciensa al sacerdote, Cristo cabeza de la iglesia, pero después se para frente a la comunidad y la inciensa porque somos cuerpo místico de Cristo. Estas son presencias litúrgicas, reales.

Tres presencias que Jesús nos anunció en el evangelio. Primera, Jesús en el prójimo. Jesús está presente en el que está junto a ti, a un lado, enfrente o detrás de ti. Esa es una verdad de fe. Jesús está en el hermano. Jesús nos dice, “lo que le hiciste a cada uno de estos pequeños, me lo hiciste a mí”. Y la parábola por excelencia, es la parábola del buen samaritano, la del hombre que reconoció en el camino al hermano en desgracia. Y aquí es donde empieza nuestro reto en esta semana santa del 2012. Como descubrir a Jesús en el que está cerca de ti. ¿Cómo descubrir a Jesús, cuando el esposo viene de malas, gritando y violento? Una persona decía, ¿a poco esta Jesús en el que extorsiona, en el que secuestra?, no puede aceptar ni mi corazón, ni mi cerebro, que Jesús está presente en el que asesina. Y sí, ahí está Jesús presente, aunque no le hagan caso. Y nuestro reto hoy día, es como los elotes, esos elotes tiernos y jugosos que para poder descubrirlos tienen dos hojitas fáciles de arrancar. Pero hay elotes que tienen hojas y hojas y que al intentar quitarlas, raspan tu mano. Pero tú no buscas la hoja, sino el fruto tierno y dulce de sus granos. Ese es el reto, esa es nuestra tarea, quitar del prójimo el ropaje que le impide ver a Jesús en él. Esa es nuestra primera tentación, ya no vemos a Jesús en el prójimo, no lo queremos ver, no lo queremos buscar. Somos cómodos. Si el cónyuge llega de malas, nos quedamos con su cara de huarache y respondo con violencia. Si mi hijo me grita, yo le grito e incluso con él desquito mi coraje. Si la vecina me hace el feo, yo le respondo igual a ver quién tiene más saliva para desquitar mi ira. Es Jesús en el prójimo. Él lo dijo, lo que hicieras a uno de ellos, a mí me lo hiciste. Y sobre todo al más pequeño, al más vulnerable, al más indefenso. Busquemos a Jesús en el prójimo.

Segunda presencia, Jesús en mí.  Yo soy templo de la presencia de Él. Y buscamos fuera lo que tenemos dentro. Si se apareció la Virgen del comal, ahí vamos corriendo. Que se apareció el Cristo roto en un vaso deshelado, ahí vamos, buscando donde no debemos buscar, si Jesús está dentro de cada uno de nosotros. Y como nos cuesta descubrir esa presencia amorosa de Jesús. Con facilidad nos autocensuramos, nos auto flagelamos, nos infravaloramos. “No valgo nada, no sirvo para nada, nadie me quiere, todos me odian…” Jesús está en ti. El siguiente reto, es descubrir a Jesús en tu corazón. Para eso, necesito guardar silencio, para escuchar la voz de Dios en mí. Jesús me habla en mi corazón. No necesitamos de adivinos, ni de otras formas externas. Jesús nos dijo: “Cuando quieras hablar conmigo, metete en tu cuarto, cierra la puerta y ahí en lo secreto de tu corazón cuarto, ahí está tu Padre, ahí está Dios”.

Si no pasamos por estos dos pasos, no podremos reconocer una tercera presencia. Jesús, en medio de nosotros. Jesús dijo: “Donde dos o más se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos”. No solo habita en el prójimo, ni en mí, sino también en medio de nosotros. Dios esta pues, como filtro, como canal, como una visión. Y si reconozco la presencia de Dios entre tú y yo, como voy a ofenderte. Como aquella película de “Los tres  García” en la que cuando los hermanos se pelean, se mete aquella abuelita tierna en medio de los hijos y les dice –no disparen- y uno de ellos dice. –quítese, quítese madre porque no le quiero dar a usted- y al último, baja la pistola porque sabe que si se sale el disparo entre el hermano al que quiere matar y su enojo, esta su madre. Eso mismo podemos decir nosotros, entre tú y yo esta Jesús en medio. Como voy a agredirte, como voy a ofenderte, como voy a procúrate daño, si Jesús está en medio de nosotros, como filtro, como barrera, como protector entre nosotros.

Con el sacramento matrimonial, en la medida que los esposos se aman y se respetan hacen presente a Jesús. Si alguien debe tener la presencia de Jesús en el matrimonio es el hombre. Por eso cuando el esposo le grita a la esposa y ella siente el deseo de agarrar el sartén y aventárselo porque ya la tiene harta; el pensar que Jesús está en medio, no solo evita la agresión, sino tranquiliza el corazón.

En los jóvenes que hoy día viven la etapa hermosa del noviazgo, escuela del matrimonio, escuela de las caricias, escuela del conocimiento de Cristo. Que bello noviazgo se puede tener al tener presente que Jesús está en medio de ellos. No como chaperón, ni como espía, sino como aquel que hace de nuestras caricias del noviazgo una autentica escuela del amor. Jesús en medio de los jóvenes.

Luego pues, que pasaría si vemos a Jesús, en medio de nosotros, en donde nos desenvolvemos, en medio del trabajo, en la vida familiar, en el vecindario. Como nuestra vida puede asumir otro matiz, otro rostro, otras actitudes si tú y yo ponemos a Jesús en medio de nosotros. En medio de los conflictos laborales, el patrón que busca poner el pie en el otro, Jesús en medio de nosotros. Poner a Jesús en medio de aquellos vecinos que irresponsablemente generan una actitud negativa. Hoy, reflexionemos, ¿Qué tan cerca esta Dios de nosotros? Su presencia está asegurada en su palabra, en el altar, en la eucaristía, en el sacerdote, en la comunidad. Pero también en el prójimo, en mí y en medio de nosotros.

Como puedo reconocer a Jesús en mi familia, sobre todo cuando parecemos perro y gatos, cuando uno de los cónyuges abandona al otro para irse con otra persona y después abandona a sus hijos. Como hago presente a Jesús en mí matrimonio sobre todo, cuando aquello parece estarse diluyendo con gritos, ofensas e indiferencia lacerante.

Como hacer presente a Jesús en un ambiente de trabajo donde todos parecen traerme de carrilla, solo porque saben que voy a misa, solo porque saben que estoy cerca del Señor, y la respuesta solo es una: EL AMOR.

El que me ama, dice Jesús, cumplirá mi palabra. Y mi padre y yo aligeraremos su carga y habitaremos en él.

El reto final es: ama como Jesús, ama con Jesús y ama a Jesús. Señor, asnos presea del amor, Señor sana mi corazón de todo aquello que contamina el amor, Señor, hazme creer en el amor

 

Y usted qué opina?

Participe en el programa de Lala, “Héroes que inspiran vidas”, proponiendo a esos héroes anónimos en la dirección electrónica  [email protected]

 

 (Le comparto este tema: “HACE 2000 AÑOS ATRAS - La Pasion - SEMANA SANTA”). Haga clic en la dirección de abajo:

 

http://www.youtube.com/watch?v=VeihD5Ho5n4

 

Si aún no ha leído el artículo “Que en esta cuaresma… DEJEMOS HUELLA!!!”, se lo recomiendo en: 

http://blogsiglo.com/archivo/1154.html

 

 

“Se feliz, porque la piedra nunca es tan grande, porque las injusticias acaban pagándose, porque el dolor se supera, porque la verdad… insiste, porque el coraje te levanta, porque el miedo te fortalece, porque los errores te enseñan y porque nadie es perfecto.

La vida da una segunda oportunidad para todo y pone a cada uno donde debe estar”.

 

"Despertar...es" 
Un encuentro contigo mismo
Un libro que una vez
que inicias, no podrás dejar de leer.


 “QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”

Germán de la Cruz Carrizales

  Torreón, Coahuila. México

                 MMXII

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