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“Buena suerte, mala suerte… SOLO DIOS SABE!!!”

German de la Cruz Carrizales

Hace muchos años, en una pobre aldea china vivía un labrador con su hijo. Su único bien material, aparte de la tierra y de la pequeña casa de paja, era un caballo que había heredado de su padre.  Un buen día el caballo se escapó, dejando al hombre sin animal para labrar la tierra.

 

Sus vecinos —que lo respetaban mucho por su honestidad y diligencia— acudieron a su casa para decirle cuánto lamentaban lo ocurrido. Él les agradeció la visita, pero preguntó:

¿Cómo pueden saber que lo que ocurrió ha sido una desgracia en mi vida?  Alguien comentó en voz baja con un amigo:

«Él no quiere aceptar la realidad, dejemos que piense lo que quiera, con tal que no se entristezca por lo ocurrido».
Y los vecinos se marcharon, fingiendo estar de acuerdo con lo que habían escuchado.

 Una semana después, el caballo retornó al establo, pero no venía sólo: traía una hermosa yegua como compañía. Al saber eso los habitantes de la aldea alborozados, porque sólo ahora entendían la respuesta que el hombre les había dado, retornaron a casa del labrador para felicitarlo por su suerte.

—Antes tenías sólo un caballo, y ahora tienes dos. ¡Felicitaciones!—dijeron.

—Muchas gracias por la visita y por su solidaridad —respondió el labrador.  ¿Pero cómo pueden saber que lo que ocurrió es una bendición en mi vida?

Desconcertados, y pensando que el hombre se estaba volviendo loco, los vecinos se marcharon, comentando por el camino:
« ¿Será posible que este hombre no entienda que Dios le ha enviado un regalo? ».

Pasado un mes, el hijo del labrador decidió domesticar la yegua. Pero el animal saltó de una manera inesperada, y el muchacho tuvo una mala caída rompiéndose una pierna.  Los vecinos retornaron a la casa del labrador, llevando obsequios para el joven herido. El alcalde de la aldea, solemnemente, presentó sus condolencias al padre diciendo que todos estaban muy tristes por lo que había sucedido.  El hombre agradeció la visita y el cariño de todos. Pero preguntó:
 —
¿Cómo pueden ustedes saber si lo ocurrido ha sido una desgracia en mi vida?

Esta frase dejó a todos estupefactos, pues nadie puede tener la menor duda de que un accidente con un hijo es una verdadera tragedia.  Al salir de la casa del labrador, comentaban entre sí:

«Realmente se ha vuelto loco; su único hijo se puede quedar cojo para siempre y aún tiene dudas de que lo ocurrido es una desgracia».

Transcurrieron algunos meses y el Japón declaró la guerra a China. Los emisarios del emperador recorrieron todo el país en busca de jóvenes saludables para ser enviados al frente de batalla. Al llegar a la aldea, reclutaron a todos los jóvenes excepto al hijo del labrador que estaba con la pierna rota.  Ninguno de los muchachos retornó vivo. El hijo se recuperó, los dos animales dieron crías que fueron vendidas y rindieron un buen dinero. El labrador pasó a visitar a sus vecinos para consolarlos y ayudarlos ya que se habían mostrado solidarios con él en todos los momentos.  Siempre que alguno de ellos se quejaba el labrador decía:

 

— ¿Cómo sabes si esto es una desgracia?  Si alguien se alegraba mucho, él preguntaba:

— ¿Cómo sabes si eso es una bendición?

Y los hombres de aquella aldea entendieron que, más allá de las apariencias, la vida tiene otros significados

 

¿Y usted qué opina?

Hoy más que nunca es necesario destacar a aquellos héroes anónimos que hacen cosas buenas por nuestra Comarca Lagunera, aquellas luces en la oscuridad. Proponlos al programa del Grupo Industrial Lala, “Héroes que inspiran vidas”, en la dirección electrónica  [email protected]

 

 (Le comparto este tema: “The Prayer”). Haga clic en la dirección de abajo:

http://www.youtube.com/watch?v=iJkq-U7_8ZA

Si aún no ha leído el artículo El maravilloso y raro arte de ESPERAR!!!, se lo recomiendo en: 

http://blogsiglo.com/archivo/496.html

Fragmento de “El Mensaje del Señor para ti…

“Yo soy Dios, el Altísimo que está en medio de vosotros. Al estar consciente de mi presencia habrá armonía en lo más íntimos detalles de tu existencia.  Nada se me olvidara, hasta las cosas más difíciles se habrán de resolver dentro de un plan divino y perfecto. Clama a mí y te responderé.  Tú lloraras y yo diré, aquí estoy. Pídeme que acuda y yo te quitare el miedo o alguna condición en particular, yo lo haré. Yo soy el consuelo de los acongojados. Yo respondo a tu llamada y escucho tus suspiros. Yo te guío en justicia y hago que tu camino sea recto. Yo te consolaré y reemplazaré tus sufrimientos con alegría”. Despertar…es.

 

"Despertar...es" 
Un encuentro contigo mismo
Un libro que una vez
que inicias, no podrás dejar de leer.


 “QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”

Germán de la Cruz Carrizales

  Torreón, Coahuila. México

                 MMXII

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