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Ava Gardner

Diana Miriam Alcántara Meléndez

Ava Lavinia Gardner (Grabtown, Carolina del Norte, 24 de diciembre de 1922 - Londres, 25 de enero de 1990) cuenta en sus memorias que siempre amó el cine, adoraba las veces que su familia la llevaba a ver a las grandes estrellas en pantalla, pero nunca se imaginó poder llegar a ser como uno de aquellos, sus ídolos, como Clark Gable, con quien más tarde trabajaría en numerosas ocasiones, siendo una de ellas Mogambo (EUA, 1953), película por la que Gardner fuera nominada al premio Oscar en la categoría de mejor actriz.

Provenía de una familia humilde dedicada a la plantación de tabaco, pero después de la muerte de su padre, su madre fue el sustento de su familia, lo que los obligó a mudarse en varias ocasiones dados los problemas económicos y las dificultades para encontrar trabajo. Con ayuda de amigos de la familia, Ava se graduó de la escuela y comenzó a tomar clases de secretariado con el fin de, eventualmente, encontrar un trabajo que ayudara a su económicamente a su madre y a sus hermanos, algo que continuó haciendo incluso estando ya dentro de la industria cinematográfica de Hollywood.

Durante una visita a su hermana Beatriz en Nueva York, el esposo de ésta, un fotógrafo, decidió hacerle algunas tomas a Ava; el resultado fue expuesto fuera de su estudio y allí fue donde un ejecutivo cazatalentos de la Metro Goldwyn Mayer descubrió a la joven. Con la información de contacto, Beatriz decidió hacer una cita con la productora y Ava aceptó tomar el riesgo de regresar a Nueva York sabiendo que eso implicaba dejar a su madre y probablemente abandonar sus estudios para siempre. Allí, tras varias pruebas de cámara, a la joven se le ofreció un contrato con la compañía productora.

En un principio Gardner era utilizada para fotografías publicitarias o como personaje de fondo. Lo que más atraía a los productores era su particular belleza, pero como tal, la actriz se sentía perdida en el mundo y la industria del cine. Invitada constantemente a fiestas pero sin tener una carrera como tal, Ava fue enviada a tomar clases de actuación y dicción ya que además de su falta de experiencia, su marcado acento sureño le impedía aparecer en pantalla interpretando a personajes con diálogo, algo que desesperaba a la joven pues le decían que no se le podía entender lo que decía.

Su primer gran papel llegó con la película The killers (EUA, 1946) y desde ese punto la actriz comenzó a hacerse de una serie de protagónicos que demostraban tanto su avance en el área de la actuación como en el de la confianza frente a la cámara. Películas como Soborno (EUA, 1949), Las nieves del Kilimanjaro (EUA, 1952), Los caballeros del Rey Arturo (EUA, 1953), La condesa descalza (EUA-Italia, 1954), cuya campaña publicitaria incluía la oración “El animal más bello del mundo” y que hiciera historia como la frase que describiría a Ava Garder el resto de su vida aunque a ella eso nunca le entusiasmó, La hora final (EUA, 1959) o La noche de la iguana (EUA, 1964) son prueba de ello.

Se casó con tres diferentes, pero también bastante conocidas, personalidades. Mickey Rooney, a quien conoció apenas iniciaba su carrera y que ayudara a que Hollywood comenzara a seguir su carrera; Artie Shaw, músico y director de orquesta, y finalmente el cantante y actor Frank Sinatra, con quien tuvo una difícil relación dado el constante y caótico choque de carácter de ambos. Además, según cuenta en su autobiografía titulada “Con su propia voz”, Ava, siendo una mujer siempre liberal que decía lo que pensaba y no dejaba de experimentar y vivir la vida, incluso con sus consecuencias, sostuvo varios romances y se metió en varios problemas por su fuerte temperamento. Aceptaba, por ejemplo, todos los halagos de Howard Hughes, pero nunca inició una relación formal con el empresario porque no sentía correcto acercarse a él con fines de beneficio propio por sobre el amor.

Muchos de sus amigos y coestrellas la describen así, como una mujer real y sincera, pero demasiado vivaz para su época. Poco a poco comenzó a alejarse del mundo del cine, se mudó a España porque decía que con el cambio de divisa hacía que vivir ahí le fuera baratísimo, además que le animaba el trato de los europeos a quienes no les enloquecía la presencia de la actriz, por lo que la dejaban caminar tranquila por las calles sin que los reporteros y fotógrafos se le viniera encima, tal cual viviera por años mientras trabajaba en Hollywood.

Realizó sin embargo varias apariciones en películas menores durante sus últimos años de vida, más que nada cuando algún amigo se lo pedía, hasta que eventualmente se mudó a Londres por razones de salud en donde finalmente comenzó a recluirse por completo en su casa, exceptuando algún paseo ocasional con su perro Morgan y en la compañía de su ama de llaves Carmen Vargas, hasta su muerte en 1990.

Ava Gardner siempre fue reconocida, antes que nada, por su gran belleza; a pesar de ello, su trabajo en pantalla trasciende más allá. Su presencia en el cine es todo un ícono y su historia es ejemplo de constancia y trabajo, algo por lo que será siempre recordada.

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