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“El milagro de la Navidad del 2011 el… NACIMIENTO DE JESUS”

German de la Cruz Carrizales

He visto que la luz que envolvía a la Virgen se hacía cada vez más deslumbrante, de modo que la luz de las lámparas encendidas por José no eran ya visibles. María, con su amplio vestido desceñido, estaba arrodillada en su lecho, con la cara vuelta hacia el Oriente.

 

¡Llegada la medianoche la vi arrebatada en éxtasis, suspendida en el aire, a cierta altura de la tierra!

 

Tenía las manos cruzadas sobre el pecho. El resplandor en torno de ella crecía por momentos. Toda la naturaleza parecía sentir una emoción de júbilo, hasta los seres inanimados. La roca de que estaban formados el suelo y el atrio, parecía palpitar bajo la luz intensa que los envolvía. Luego ya no vi más la bóveda.

¡Una estela luminosa, que aumentaba sin cesar en claridad, iba desde María hasta lo más alto de los cielos!

Allá arriba había un movimiento maravilloso de glorias celestiales, que se acercaban a la tierra y aparecieron con toda claridad seis coros de ángeles celestiales. La Virgen Santísima, levantada de la tierra en medio del éxtasis, oraba y bajaba la mirada sobre su Dios, de quien se había convertido en Madre. El Verbo Eterno, débil Niño, estaba acostado en el suelo delante de María.

Vi a nuestro Señor bajo la forma de un pequeño Niño todo luminoso, cuyo brillo eclipsaba el resplandor circundante, acostado sobre una alfombrita ante las rodillas de María. Me parecía muy pequeñito y que iba creciendo ante mi mirada; pero todo esto era la irradiación de una luz tan potente y deslumbradora que no puedo explicar cómo pude mirarla.

La Virgen permaneció algún tiempo en éxtasis; luego cubrió al Niño con un paño, sin tocarlo y sin tomarlo aún en sus brazos.

Poco tiempo después vi al Niño que se movía y lo oí llorar. En ese momento fue cuando María pareció volver en sí misma y, tomando al Niño, lo envolvió en el paño con que lo había cubierto y lo tuvo en sus brazos, estrechándolo contra su pecho.

Se sentó, ocultándose toda Ella con el Niño bajo su amplio velo y creo que le dio el pecho. Vi entonces en torno a los ángeles, en forma humana, hincándose delante del Niño recién nacido, para adorarlo. Cuando habría transcurrido una hora desde el nacimiento del Niño Jesús, María llamó a José, que estaba aún orando con el rostro pegado a la tierra. Se acercó, postrándose, lleno de júbilo, de humildad y de fervor. Sólo cuando María le pidió que apretara contra su corazón el Don Sagrado del Altísimo, se levantó José, recibió al Niño entre sus brazos y derramando lágrimas de pura alegría, dio gracias a Dios por el Don recibido del cielo.

María fajó al Niño: tenía sólo cuatro pañales. Más tarde vi a María y a José sentados en el suelo, uno junto al otro: no hablaban, parecían absortos en muda contemplación. Ante María, fajado como un niño común, estaba recostado Jesús recién nacido, bello y brillante como un relámpago. "¡Ah, -decía yo- este lugar encierra la salvación del mundo entero y nadie lo sospecha!"

He visto que pusieron al Niño en el pesebre, arreglado por José con pajas, lindas plantas y una colcha encima. El pesebre estaba sobre la gamella cavada en la roca, a la derecha de la entrada de la gruta, que se ensanchaba allí hacia el Mediodía. Cuando hubieron colocado al Niño en el pesebre, permanecieron los dos a ambos lados, derramando lágrimas de alegría y entonando cánticos de alabanza. José llevó el asiento y el lecho de reposo de María junto al pesebre. Yo veía a la Virgen, antes y después del nacimiento de Jesús, arropada en un vestido blanco, que la envolvía por entero. Pude verla allí durante los primeros días sentada, arrodillada, de pie, recostada o durmiendo; pero nunca la vi enferma ni fatigada.

 

El nacimiento de Jesús, trae año con año la esperanza de un mejor porvenir, lo deseamos todos desde lo más profundo y en nuestra lista de intenciones con esa visión de futuro, lo anhelamos.

Estos y otros asuntos llenan el espacio de nuestros propósitos de cada navidad, ustedes sin duda estarán anotando muchos, sin embargo estos propósitos aunque importantes, no serán convertidos en realidad si no los "Transformamos" en "Regalos para nosotros mismos"

Los cambios de hábitos y actitudes son los más difíciles de lograr, pues suelen quedarse en la categoría de propósitos y buenos deseos, para hacerse realidad requieren de fuerza de voluntad y de muy buena voluntad para cumplirlos, es decir Deseo, Decisión y Disciplina.

Se requiere de una acción transformadora interna eficaz y realista para motivar a la voluntad de cambio y de ahí sacar las acciones transformadoras. Este año fue en particular difícil para mi familia, para mis hijos, para mi madre y para mí. Le doy las gracias a Dios, a la vida y en particular a mi madre “Doña Maruca” por ser tan sabia y acompañarme siempre con su dulzura y comprensión. A mis amigos de “Comenzar De Nuevo” y en particular a mi familia de “Vida y Fe” de Casa “Centro Saulo” que me han ayudado tanto, gracias de corazón.

Si ha pensado en esta Navidad del 2011, como una ocasión de regalarse algo verdaderamente significativo, seguramente tendrá sus propios planes y anhelos pero también le sugiero el pensar en lograr algunos como los que cito a manera de sugerencia en la siguiente lista:

 

ü  Mejorar su salud, evaluar sus molestias y padecimientos y poner acciones médicas a tiempo;

ü  Sanear su economía personal, o familiar realizando los ajustes cueste lo que cueste;

ü  Sincerarse con sus seres queridos lo antes posible, respecto a lo que más le hace sufrir;

ü  Dar oportunidad de perdón y perdonarse bajo cualquier circunstancia, porque eso le roba su alegría;

ü  Amar limpiamente, con el corazón abierto de par en par, con la razón por alerta;

ü  Mejorar su relación con Dios;

ü  Pacificar su espíritu, evitando obsesionarse irracionalmente;

ü  Mejorar su autoestima, su propia valoración y darse a la tarea de respetarse en todo;

ü  Mejorar sus relaciones interpersonales, anteponiendo sus deseos, al bien de la relación;

ü  Evitar los pensamientos tóxicos y desgastantes, anteponiendo buenos propósitos y acciones en congruencia con su paz interior;

ü  Moderar sus expectativas irracionales respecto a si mismo y los demás.

 

Estos son los mejores deseos de su amigo Germán de la Cruz, mi familia; mi madre y mis hijos para todos ustedes en esta Navidad 2011, invitándolos a hacernos otras sugerencias de regalos similares para compartirlas con los propios y ajenos, mientras tanto que sean todos felices con sus familias, conyugues y amores.

 

¡Feliz Navidad! Que Jesús Nazca en sus corazones. Dios les bendice!!!

                                                                                                                 

¿Y usted qué opina?

 

Participe en el programa de Lala, “Héroes que inspiran vidas”, proponiendo a esos héroes anónimos en la dirección electrónica  [email protected]

 

(Le comparto esta presentación “Si tienes Fe”)  haga clic en la dirección de abajo:

 

http://www.youtube.com/watch?v=kh15plUhtoQ&feature=related

 

 

Si aun no ha leído el artículo “Cuando quiero hablar… CON DIOS!!!”  se lo recomiendo en: 

 

http://blogsiglo.com/archivo/1312.html

 

 

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“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”

Germán de la Cruz Carrizales

  Torreón, Coahuila. México

                 MMXI

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