“La decisión está en tus manos… FELIZ 2011!!!”

Había una vez un pobre mendigo que pasaba la vida buscando tesoros en los basureros de la ciudad. Su choza estaba llena de esos tesoros que había encontrado: botellas de cristal vacías, pedazos de madera labrados, ropa vieja y un poco apolillada. Se la pasaba vagabundeando por calles y callejuelas, comiendo lo que encontraba o alguien de buen corazón le ofrecía. Y bien entrada la noche llegaba a su buhardilla, encendía la luz de la vela y vaciando su costal sobre la mesa se ponía a recontar lo que había encontrado. Un día escuchó sonar las trompetas y se oyó al pregonero gritar: ¡El rey va a pasar!¡El rey viene! Aquello era un gran acontecimiento pues rara veces salía el rey de su gran palacio. La gente salía a los balcones o se asomaba por las ventanas. El mendigo quería también ver ese espectáculo y sentado en la acera, disfrutaba del sol, esperando tranquilo el paso del rey que venía. No había pasado mucho tiempo cuando se escuchó un golpeteo de cascos y el vocerío de la gente; de repente, al final de la estrecha calle, aparecieron unos briosos corceles blancos y la negra carroza del rey. El mendigo se puso de pie para no ser atropellado pero, cuál sería su sorpresa, cuando la carroza, en vez de pasar veloz, se detuvo enfrente de él. ¡Qué suerte tengo!-pensó- el rey me vio y de seguro me dará un gran regalo, o quizás me dé trabajo en la caballeriza o quizá…  ¡sí, sí! me hará su cartero. Todos los sueños del pobre hombre parecía que se iban a hacer realidad, pero el rey sin bajar del carro, extendió la mano y le preguntó; -¿Que me das? El mendigo no lo podía creer: nada menos que el rey, el hombre más rico y poderoso del país, le extendía su pulcra rosada y rechoncha mano completamente vacía y le pedía a él. El mendigo pensó: ¿pero cómo es posible que el rey, que tiene todo e incluso más de lo que necesita, me pida a mí? ¿Que podrá éste rey necesitar? Entonces bajó el costal que cargaba sobre los hombros y poniéndolo en el suelo, lo abrió, metió su mano tosca y sacó un grano de trigo que dejó caer en la mano del rey. El rey tomó el regalo y dio la orden a su cochero de seguir adelante. Aquella noche el mendigo llegó a su casa meditabundo y cabizbajo y, como siempre, encendió la vela, vació su costalito sobre la mesa para hacer un recuento de las chucherías que había recogido en su caminata y, de repente, vio que algo brillaba y ¡que sorpresa se llevó al ver que era un granito de trigo de oro idéntico al que le había dado al rey! entonces se dio cuenta de su error al no haber sido más generoso con el rey. Le debería haber dado todo lo que llevaba en el saco, pero ya nada podía hacer.(Rabindranath Tagore)

Moraleja: Dios es ese rey que se hace el necesitado y nos pide. Nosotros somos ese pordiosero del camino; el rey, Dios no necesita recibir nada de nosotros, pero Él nos pide para transformar nuestras ofrendas materiales, nuestros dones eternos y celestiales. La actitud de muchos creyentes es regatearle a Dios y dale las sobras de nuestro tiempo, las sobras de nuestra vida, las sobras de nuestros bienes y al final de nuestras vidas nos encontramos que lo único que vale y lo que de verdad tenemos, fue aquello que le dimos a Dios. Por eso recuerda: no le haces un favor a Dios con ser bueno, con ser misericordioso, ni siquiera con ir a Misa o al Culto, o hacer apostolado, ese favor te lo estás haciendo a ti mismo. Dios transforma y bendice lo que tú le pones en sus manos y no más. FELIZ 2011!!! Dios te bendice!!!

¿Y usted qué opina?

 (Le comparto esta reflexión, “Lo que nos enseña el tiempo” haga clic en la dirección de abajo:

http://www.youtube.com/watch?v=0hmCoN7ecFU

Si aun no ha leído el artículo “Se necesita valor para defender nuestros valores… INICIATIVA LAGUNA”

 Se la recomiendo en: 

http://blogsiglo.com/archivo/943.html

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“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”

Germán de la Cruz Carrizales

  Torreón, Coahuila. México

                 MMXI