@@CLIMA@@

En palabras de un apasionado

Eduardo Sepúlveda

Perdido en el silencio, sin más memoria que el recuerdo, abandonado desde hace tiempo por la musa que guiaba mi mano, me permito reproducir el texto de un amigo. Sus palabras fueron elegidas para publicarse en la “revista oficial del futbolista”: Yo Soy Futbol. Enhorabuena, Tito. Cómo olvidar aquella tarde suya, toda pintada de azul y grana. Que lo disfruten:

 

YO, EL FANATICO

En sociedades descompuestas, Hamlet es una incitación a matar padrastros, y el fútbol a cometer actos vandálicos o declarar la guerra. Juan Villoro.

Soy un fanático, lo sé porque me lo han dicho, porque mis actos no son comunes y porque la mayoría de ellos están fuera de lo razonable para mis allegados. No ven el fútbol como yo.

atlante

 

=mas=

 

Para ver jugar a mi equipo he viajado a diferentes partes del país. He acosado a los jugadores en busca de autógrafos y me he fotografiado con ellos. Mi fanatismo llega a tal grado que, cuando estaba en la Universidad, llegué a perderme de varios exámenes si mi equipo jugaba entre semana. Incluso, no asistí a la boda de uno de mis mejores amigos por viajar a ver jugar a mi equipo, por supuesto tuve que mentirle e inventar un problema de fuerza mayor.

Los fanáticos al fútbol somos intransigentes, necios y creemos que tenemos la verdad del mundo en nuestras palabras. Algunos (no me incluyo porque detesto la violencia), dicen dar la vida por sus colores.
Otros, sacrificamos hasta lo impensable con tal de estar presentes "alentando", y algunos hasta presumimos ser amigos de los jugadores, porque alguna vez estrechamos su mano, o nos firmaron su playera, ¡Qué mejor si se tomó una foto con nosotros!.

Recuerdo haber sufrido una decepción gracias a mi fanatismo. Años atrás invité a la que era en ese tiempo mi pareja a ver un partido fútbol en el antiguo Estadio Corona. Invitamos a su padre, quien es simpatizante del equipo local de la Laguna, mientras que yo iba como "visitante". Por supuesto que en la grada yo era el único con sentimientos ajenos, de hecho, mis acompañantes, me prohibieron entrar con la player puesta, por aquello de cuestiones de seguridad. El partido terminó 3-4 con triunfo del Atlante y salí satisfecho a pesar de las mentadas de madre comunes en cualquier estadio (fue la primera vez que vi a mi equipo ganar en vivo), hasta que una frase lapidaria me arruinó por completo el día. "Es la última vez que te dejo llevar a mi hija al fútbol, eres demasiado apasionado", se acabó el encanto.

Uno como aficionado, sólo pide entrega, que el jugador sude la camiseta, que de vez en cuando salude a la tribuna y que no haya declaraciones desafortunadas, como tantas que he escuchado de futbolistas que buscan emigrar antes de haber logrado algo con el equipo que los dio a conocer.

El futbolista debería hacer consciencia de que el fútbol profesional, se debe, en gran medida, a su público, que se generan ingresos porque lo van a ver jugar, y que el talento que Dios les dio, ayuda a brindarle alegría a todos aquellos que van y buscan cada fin de semana, el triunfo que la jornada laboral de la semana les negó.

A veces pienso que si las guerras se resolvieran con partidos de fútbol, probablemente nuestros combatientes nos darían la espalda por una buena oferta del enemigo y perderíamos siempre por default, otros días después de un juego, sé que eso simplemente jamás sucederá.

Raúl V. Ortiz
09/08/2010

 

Me despido, chao!

309050

Fotos más vistas en 15 días