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El paso de Don Miguel Hidalgo por La Laguna de Durango Quinta parte

CRÓNICA GOMEZPALATINA

El Sabino,  donde fue encadenado el Padre de la Patria, se encuentra al interior de la casa de don Concepción Esparza Santana, en el poblado Bella Unión. Lo acompaña don Leonardo de la Cruz Martínez.

El Sabino, donde fue encadenado el Padre de la Patria, se encuentra al interior de la casa de don Concepción Esparza Santana, en el poblado Bella Unión. Lo acompaña don Leonardo de la Cruz Martínez.

MANUEL RAMÍREZ LÓPEZ, CRONISTA OFICIAL DE GÓMEZ PALACIO

Quinta parte

Gómez Palacio es rico en historia. En nuestra tierra se han suscitado grandes acontecimientos de la vida nacional a lo largo de dos centurias, que ubican a la región en un sitio privilegiado en temas que tienen que ver con la vida nacional. Aún no cerramos la etapa de la conmemoración del centenario de la Toma de Gómez Palacio y la Batalla del Cerro de la Pila, ocurridas en 1914, y un nuevo tema, igual de importante, vuelve a ocupar nuestra atención, debido a que en este mes de abril, se cumplen 203 años, de que el Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla, en su condición de preso, junto con el resto de los insurgentes, atravesó por la Comarca Lagunera, escarnecido por el trato inhumano que le infringían los soldados realistas que los custodiaban a su destino final, para ser procesado y sentenciado a la pena capital por haber osado enfrentar a la monarquía española, buscando lograr la Independencia Nacional, después de soportar 3 siglos de colonialismo y esclavitud.

Recordamos que a mediados de enero de 1811, después de haber sido derrotados en el Puente de Calderón, cercano a Guadalajara, los insurgentes iniciaron un largo peregrinar hacia el norte, buscando reconstruir sus tropas y abastecerse de elementos de guerra en los Estados Unidos, que les permitieran fortalecerse para hacer frente a sus enemigos. De esa manera, llegaron a Saltillo, Coahuila, de donde se enfilaron hacia su meta, sin imaginar las traiciones que se fraguaban para detenerlos y acabar así con el movimiento insurgente.

Francisco Ignacio de Elizondo Villarreal, un personaje inestable y siniestro, que se había desempeñado como administrador de correos en Durango, quien al pretender ser teniente general del movimiento insurgente y al no lograrlo, se pasó secretamente a las filas realistas, confabulándose con Nemesio Salcedo, máxima autoridad de las provincias internas y exgobernador de Luisiana, para fraguar la detención de los insurgentes en los aguajes de Baján, cercano a Monclova, haciéndose pasar por simpatizante de los insurgentes.

El 21 de marzo de ese año, víctimas de la celada, fueron atacados los caudillos de la independencia, junto con cerca de tres mil personas que integraban el ejército insurgente, provocando la huida de cientos de ellos y la aprehensión de los cabecillas, los cuales fueron conducidos prisioneros a Monclova. La larga travesía de los prisioneros hacia Chihuahua, a través de los agrestes territorios de Coahuila, inició el día 26. Los dirigentes de la Insurgencia, encabezados por Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Juan Aldama; el Clérigo Mariano Balleza; José Santos Villa, Mariano Hidalgo, José Mariano Jiménez y Mariano Abasolo, fueron custodiados en todo momento por el teniente coronel y gobernador de Texas, Manuel Salcedo, hijo de Nemesio Salcedo, responsable de hacerlos llegar a Chihuahua, donde la mayoría de ellos serían fusilados. Algunos de ellos, como los clérigos Ignacio Hidalgo y Muñoz y Mariano Balleza, además de los frailes Pedro de Bustamante, Carlos Medina, Bernardo Conde e Ignacio Jiménez serían conducidos desde Parras hasta Durango, bajo la custodia del capitán Juan Francisco Granados, de la Compañía Presidial y con la vigilancia de más de 150 guardias, donde serían fusilados en julio de 1812.

La caravana principal de prisioneros llegaría el día 3 de abril a la hacienda de San Lorenzo, en Parras, y al día siguiente a Santa Ana de Hornos, en Viesca. El último punto visitado en Coahuila por los ilustres presidiarios, fue el Gatuño (hoy Congregación Hidalgo), a donde llegaron el día 5. Su arribo a tierras duranguenses aconteció el 8 de abril, precisamente en las tierras de San Sebastián, donde el Padre de la Patria fue encadenado a un árbol, que se encuentra en el poblado de Bella Unión, del municipio de Gómez Palacio. Esa noche pernoctaron en el Rancho San Fernando, en la actual Ciudad Lerdo, para avanzar al amanecer del día 9 hacia San Isidro, a la salida de la población, y de ahí hasta el Real de Mapimí, donde permanecerían hasta el 18 de abril. Después de esa fecha, llegarían a La Cadena, Pelayo y el Derrame, todavía en tierras duranguenses, llegando a Chihuahua, su destino final, el 23 de ese mes, donde enfrentaron la degradación y un juicio lleno de sevicia, que al final acabó con su fusilamiento. El Padre de la Patria además de ser fusilado al amanecer del día 30 de julio de 1811, fue decapitado por un indio alcohólico que recibió dinero por hacerlo.

El pasado martes, 8 de abril, en Gómez Palacio, Durango, fue conmemorado el CCIII aniversario del paso de los caudillos de la independencia, encabezados por el Padre de La Patria, Miguel Hidalgo y Costilla, con una solemne ceremonia efectuada ante el monumento erigido al cura Hidalgo, la cual se encuentra en la explanada de la presidencia municipal, junto a la Estela de la Independencia.

Con el fin de conmemorar el 150 aniversario del inicio de la Guerra de Independencia, en 1960, el expresidente Adolfo López Mateos se decidió construir 260 monumentos llamados Estelas de la Independencia, como la que acompaña la figura de don Miguel Hidalgo y Costilla, en ese sitio. Cada estela señala los puntos importantes que conformaron la ruta que siguieron los insurgentes, desde el pueblo de Dolores, aquel histórico 16 de septiembre, hasta Chihuahua, lugar del sacrificio del Padre de la Patria, el 30 de julio de 1811.

Las bellas esculturas fueron cinceladas por los hermanos José y Tomás Chávez Morado en la Escuela de Artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes. En la cúspide se colocaron cabezas de águila, señalando con su pico la ruta del Padre de la Patria, con la palabra LIBERTAD y la placa que señala la ruta de Hidalgo. La Honorable Cámara de Diputados, en Sesión del día 1º. de septiembre de 1960, determinó que la ubicación de las estelas de la Independencia, se realizaría atendiendo a los criterios que respetaran los sitios en que se realizaron batallas, reuniones importantes, labores de avituallamiento, el lugar en que fueron aprehendidos y el camino seguido en su condición de prisioneros.

Gracias al establecimiento preciso de la ruta de la independencia, los 260 monumentos fueron colocados a lo largo de 10 estados como Guanajuato, Estado de México, Michoacán, Jalisco, Aguascalientes, San Luis Potosí, Zacatecas, Coahuila, Durango y Chihuahua. Gómez Palacio fue uno de los lugares que tuvieron el privilegio de quedar incluidos en los sitios que contaran con su estela de la independencia, para inmortalizar el paso por estas tierras, de quien entregó su vida generosamente por lograr una nación sin esclavitud, independiente y soberana en la determinación de su destino.

Conciente de que no existe mayor forma de gratitud hacia nuestros próceres, que el recuerdo y la manifestación de admiración y respeto que le rindamos las generaciones presentes. Recordar estos acontecimientos y exaltar el carácter, valentía y patriotismo de nuestros próceres, no sólo es un deber nuestro como mexicanos, sino además es una necesidad imperiosa para fortalecer la cultura popular sustentada en los valores patrios, y en una firme educación que fomente el sentido crítico de la reflexión y el compromiso social con nuestro pasado, y más aun, con el esfuerzo colectivo que las generaciones actuales realizan en la búsqueda de mejores condiciones de vida, en un ambiente de paz, equidad y de respeto a los Derechos Humanos.

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