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NUEVA DEHLI, INDIA.- Sonia Gandhi, la viuda de origen italiano heredera de la familia Nehru-Gandhi, una dinastía que ha movilizado la India desde antes de su independencia, ha vuelto a llevar ayer al histórico Partido del Congreso (CP) a la victoria en unas elecciones en las que partía con los peores augurios.
La vencedora de los comicios indios, Sonia Gandhi, reunió ayer a la ejecutiva de su partido para estudiar la formación de un nuevo Gobierno, mientras el primer ministro derrotado, Atal Behari Vajpayee, presentaba la dimisión.
Los resultados adelantados hasta ahora dan al CP y sus aliados 278 diputados, a la NDA 183 y a otros grupos izquierdistas y regionales 69.
Tras el encuentro con el Comité de Trabajo del Congreso, que dirige la organización, Sonia Ghandi ofreció una breve rueda de prensa en la que dijo que su partido “tomará la iniciativa para asegurar que nuestro país tendrá un Gobierno fuerte, estable y laico lo antes posible”.
En una caótica comparecencia ante los periodistas en Nueva Delhi, la líder del partido que más diputados ha conseguido en los decimocuartos comicios legislativos indios señaló que el aspirante a primer ministro de su grupo “lo designarán los diputados electos del CP”.
El origen italiano de Sonia Gandhi es una circunstancia que hace que muchos indios, incluso dentro de su partido, se resistan a admitir que se pueda convertir en la jefa del Ejecutivo del país, por lo que el nombre del primer ministro será una de las primeras cuestiones a tratar a la hora de forjar una alianza de Gobierno.
También anunció que hoy viernes se reunirá con los dirigentes de su Partido y de las organizaciones políticas laicas aliadas para estudiar la formación del nuevo Gobierno, cuya composición podría anunciarse la semana próxima.
Por su parte, Vajpayee acudió a las seis y media de la tarde al palacio de Rashtrapati Bhavan, en el centro de Nueva Delhi, para entregar su dimisión y la de su gabinete al presidente de la India, Abdul Kalam, tras la derrota en las elecciones generales de la Alianza Nacional Democrática (NDA), de tendencia nacionalista hindú.
Más tarde, en una intervención por televisión, Vajpayee dijo que aceptaba “el veredicto de los votantes” y que tenderá “la mano de la cooperación” al nuevo Gobierno en todas las cuestiones que sean “en interés del país y del pueblo”.
“Abandonamos nuestros cargos, pero no la responsabilidad de servir a la nación”, agregó Vajpayee, quien dijo que “la victoria y la derrota son partes de la vida y deben aceptarse con ecuanimidad”.
Hizo referencia, asimismo, a su deseo de conseguir la “cooperación y amistad” entre todos los países del Sur de Asia, en especial con el vecino Pakistán, enemigo tradicional de la India, con el que el año pasado abrió un proceso de distensión que ha llevado a unas conversaciones para alcanzar la paz definitiva.
Según Venkaiah Naidu, presidente del integrista hindú Bharatiya Janata Party (BJP), el partido de Vajpayee, el primer ministro dimisionario “seguirá como líder de la NDA”, pese a su insistencia en que, a punto de cumplir los 80 años, desea retirarse de la política.
La NDA adelantó medio años las elecciones con el fin de aprovechar el supuesto “sentimiento de bienestar” del país debido al fuerte crecimiento económico del último año y una de las mejores cosechas en varias décadas, en un país en el que el 70 por ciento la población vive del campo.
Sin embargo, la mayor parte de la población pobre y campesina de la India prácticamente no ha notado el avance económico y, a esa gran mayoría, se dirigió durante la campaña electoral Sonia Gandhi, ofreciendo una política liberalizadora, pero más social, que también atienda sus intereses.
Los escaños escrutados ayer son 539, pues en varios colegios de cuatro circunscripciones se tienen que repetir las votaciones debido a irregularidades y el presidente debe nombrar directamente a dos diputados, para completar los 545 legisladores de la Cámara Baja del Parlamento nacional.
Con los apoyos prácticamente comprometidos de los principales grupos izquierdistas y regionales, entre ellos el Partido Comunista de la India-Marxista, tercera organización política del país tras el CP y en BJP, Sonia Gandhi cuenta con una mayoría superior a los 285 escaños para formar el Gobierno.
¿Quién es?
A sus 57 años, Sonia encabeza, casi contra su voluntad, un partido que hace ocho años, cuando se encontraba en una profunda crisis, le reclamó su liderazgo para regenerarse y volver a la lucha por el poder, que ahora regresa a sus manos.
Nacida en la ciudad italiana de Turín el nueve de diciembre de 1946, en una familia de clase trabajadora, Sonia conoció a Rajiv Gandhi, hijo de Indira Gandhi y nieto de Jawaharlal Nehru, cuando estudiaba idiomas en la ciudad británica de Cambridge, en 1965.
Tres años después, en 1968, se casó con Rajiv, que no tenía previsto dedicarse a la política, pero que se vio obligado a seguir la tradición familiar después de la muerte de su hermano menor, Sanjay, en un accidente de aviación en 1980.
En 1984, tras el asesinato de Indira Gandhi, Rajiv ocupó el cargo de primer ministro y Sonia, que había adquirido la nacionalidad india por matrimonio el año anterior, se convirtió en su apoyo político, pese a su temor de que su marido corriese la suerte de su madre.
Tuvo razón y Rajiv Gandhi fue asesinado el 21 de mayo de 1991, fecha en la que Sonia se apartó de la política para dedicarse a sus hijos, Priyanka y Rahul.
En plena crisis, el Partido del Congreso pidió a Sonia su ayuda en la campaña electoral de 1998, para los primeros comicios que ganó la alianza nacionalista hindú encabezada por el Bharatiya Janata Party (BJP), que volvió a repetir triunfo en unas elecciones adelantadas el año siguiente y que, ahora, ha sido derrotada.
Desde su entrada en la política hace seis años, Sonia ha sido uno de los principales objetivos de los ataques de los nacionalistas hindúes, que la han considerado siempre una “extranjera” y se han opuesto a que pueda ocupar altos cargos del Estado.
Su fuerte acento extranjero, pese a su dominio del hindi, también ha sido motivo de críticas y burlas, en especial de los dirigentes más radicales del integrismo hindú gobernante.
En esta campaña, Sonia partía con muy malos augurios y las encuestas preelectorales apuntaban que su partido podía tener unos resultados aún peores que los de 1999, mientras la Alianza Nacional Democrática (NDA), con el primer ministro y líder del BJP, Atal Behari Vajpayee, al frente, esperaban reforzar su mayoría.
Sin embargo, el trabajo de su campaña, en la que se ha dirigido sobre todo a los pobres de la India, la inmensa mayoría de la población, la han llevado a superar unas previsiones desoladoras y a convertirse en la clave de la formación del nuevo Ejecutivo.
El Partido del Congreso ya negocia con otros grupos la formación del nuevo Gobierno, y Sonia Gandhi, pese a las reticencias que plantea su origen italiano, puede convertirse, este mismo fin de semana, en la nueva primera ministra de la India.