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Sexo tras la histerectomía

SEXUALIDAD

Sexo tras la histerectomía

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Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

Cada año miles de mujeres reciben un diagnóstico médico que ofrece como única solución la extirpación de su útero. Entre las dudas que más abruman a las personas en este caso, hay una que externan con mayor frecuencia: ¿afectará su vida sexual?

Con frecuencia acuden a consulta psicológica y sexual mujeres que están por enfrentar una histerectomía, término con el cual se designa a la extirpación del útero. Aunque necesitan dicha intervención quirúrgica, muchas temen las consecuencias que les pueda traer, y en especial expresan el miedo a perder el placer compartido con su compañero. Estas preocupaciones van asociadas a la creencia de que al removerles el útero una parte de su cuerpo quedara vacía e insensible.

Es importante identificar los efectos que este procedimiento pudiera ocasionar en la satisfacción o insatisfacción sexual de la mujer y en su pareja, tanto en el aspecto físico como en el emocional. Lo primero es entender por qué la histerectomía se vuelve necesaria. Las razones más frecuentes para indicarla son: sangrado vaginal que no ha sido controlado; endometriosis severa (tejidos que crecen afuera de la matriz); dolor agudo en la pelvis (relacionado al mismo órgano); leiomiomas o fibroides uterinos (tumores benignos) que han aumentado en tamaño, son dolorosos o causan hemorragias; prolapso uterino (caída del útero en el canal vaginal debido a la pérdida de soporte de los músculos y ligamentos que lo rodean); cáncer cervical o uterino.

¿OPERARME, YO?

La sexualidad de la mujer que encara una o varias de estas condiciones se ve severamente afectada. Por ejemplo, quien presenta sangrado vaginal durante 10 ó 15 días del mes ve obstaculizada su vida sexual por estar atendiendo ese problema de salud; su condición en general se ve alterada y el deseo se pierde por el mismo peso emocional. De tener endometriosis, vive su periodo menstrual con dolor severo, se vuelve un martirio y en consecuencia su erotismo se interrumpe pues anímicamente tiende a la depresión e irritabilidad. En el caso del dolor pélvico las atenciones médicas se centran en atenuarlo o evitarlo, pero la intimidad sexual pasa a segundo plano. A su vez el prolapso uterino implica dolor antes y durante el coito, así como infecciones frecuentes y malestar general; alguien con esta condición retrasa la actividad sexual no porque no la desee sino por la molestia que le provoca. Mientras que el cáncer cervical o uterino produce sangrado, dolor e incomodidad, así que el contacto erótico disminuye o se acaba, pues además la pareja sufre por la amenaza de la enfermedad.

Como puede observarse, cada uno de esos padecimientos afecta de por sí la vida sexual; de ahí que la decisión de retirar quirúrgicamente el útero signifique una maniobra de rescate. Desde luego, cabe preguntarse si será una solución inofensiva o si tendrá a la vez implicaciones en la sexualidad, más porque la histerectomía puede incluir la ooforectomía, es decir la extirpación quirúrgica de los ovarios, ocasionando con ello la aparición de la menopausia pues el cuerpo verá disminuida la producción de estrógenos.

RUMBO AL QUIRÓFANO

Aunque actualmente ya hay una mentalidad más receptiva en la generalidad de las mujeres, todavía hay quienes piensan que conservar intacta su matriz es sinónimo de “estar completas”; ven lo contrario como una mutilación. Bajo esa visión radical de su anatomía, es de esperarse que manifiesten depresión posterior al procedimiento y en consecuencia rechazan la relación sexual.

No obstante, la realidad es muy diferente a las creencias que algunas tienen sobre esta intervención. Es preciso remarcar que cuando se indica, es buscando el restablecimiento de la salud y la calidad de vida. El diagnóstico que orilla a la cirugía debe ser plenamente comprendido por la paciente. Si no está segura o convencida del valor de la operación, presentará alteraciones psicológicas y sexuales posteriores.

Por el contrario, aquellas pacientes que reconocen las indudables ventajas que obtendrán tras la histerectomía (desaparición del dolor, el sangrado, las múltiples molestias y/o incluso salvar su vida), no tardarán en descubrir que su actividad sexual mejorará radicalmente al no sentir incomodidad y recuperar el goce del coito. Estadísticamente se registra que un año después de practicada la cirugía, muchas alcanzan más orgasmos que antes de operarse.

Ahora, si la histerectomía se acompañó de la extracción de los ovarios, la producción hormonal de estrógenos se verá disminuida y con ello puede presentarse resequedad vaginal, bochornos, irritabilidad y bajo deseo. Pero todas estas situaciones propias de la menopausia pueden resolverse con terapia hormonal sustitutiva.

Dicho de otro modo: de ninguna manera este procedimiento por sí mismo provocará disminución alguna del placer.

Debe recordarse que todo paso por el quirófano implica la probabilidad de enfrentar complicaciones como una mala cicatrización, infecciones u otras situaciones que deben atenderse y corregirse. Pero en términos ideales basta que transcurran de cuatro a seis semanas luego de la extirpación para que la paciente pueda reanudar su sexualidad sin complicaciones (en algunos casos es menos tiempo, si el especialista a cargo así lo indica).

Un beneficio agregado: tras la histerectomía, la mujer aumentará el umbral sensorial alcanzando con mayor facilidad sus orgasmos. Existe entonces este beneficio agregado.

Es frecuente que las pacientes se pregunten si su pareja notará algún cambio por la cirugía. En esencia, no: el hombre no percibirá diferencia alguna en las sensaciones de la penetración, al menos no de manera negativa. Y es que algunos especialistas aprovechan la entrada a quirófano para efectuar una reconstrucción del canal vaginal, estrechándolo (siempre previa consulta con la paciente); de ser así el varón tendrá una mayor sensación placentera durante el coito.

DE VUELTA A DISFRUTAR

Si la histerectomía fue realizada sin contratiempos, la intimidad física de la pareja mejorará rápidamente. Es indispensable que juntos tengan una comunicación fluida con su doctor, pues las falsas creencias y las dudas no expresadas tienden a negativizar la cirugía.

La matriz tiene una función eminentemente reproductiva y en muchos casos lo óptimo para la salud es removerla. La actitud que la mujer asuma ante este reto hará la diferencia. El apoyo de su pareja a lo largo de la experiencia le permitirá reconocerse más allá de su útero y aceptarse como un ser integral.

Es justo decir que por regla general el hombre busca el bienestar de su compañera y comprende que este procedimiento sólo pone fin a su capacidad reproductiva, pero no merma la calidad de la vida sexual. Quienes cuentan con alguien comprensivo, afect

uoso y capaz de manifestar su apoyo incondicional, enfrentarán el proceso de la histerectomía como un recurso venturoso, bueno para la salud y contribuidor al bienestar mutuo.

La gratificación erótica de la pareja estriba en darse mutuamente, en complementarse y ello va más allá de cualquier estructura anatómica, masculina o femenina. No olvidemos que la satisfacción plena es una amalgama del disfrute carnal con la complementación amorosa. La plenitud sexual vendrá entonces como una consecuencia de resolver aquello que aqueja la salud, permitiéndoles volver a gozar de sus orgasmos con renovada frecuencia.

www.sexologosilvestrefaya.com

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