A 130 años de la muerte del célebre compositor alemán Richard Wagner, que se cumplen este 13 de febrero, su obra está más vigente que nunca, pues alrededor del mundo se recuerda al considerado genio musical. INTERNET
Richard Wagner (1813-1883) vino al mundo el 22 de mayo de 1813 en Leipzig, Alemania. Desde pequeño recibió una fuerte influencia artística, pues su padrastro Ludwig Geyer, fue pintor y actor, mientras que sus hermanas Rosalie y Klara se dedicaron a la actuación.
De acuerdo con la biografía del compositor publicada en el portal "wagnermania.com", a los 16 años, el joven Richard descubrió su vocación luego de que asistió a una representación de la ópera "Fidelio", de Ludwig van Beethoven, que lo dejó deslumbrado.
Las dotes vocales y dramáticas de la soprano Wihelmine Schröder-Devrient lo cautivaron y lo motivaron a escribirle una carta a la cantante en la que la felicitó y le anunció su interés por realizar carrera como compositor.
El joven músico estudió piano y violín, así como elementos de teoría de la música, y con ayuda del músico G. Mullert, durante seis meses fue instruido por Theodor Weinlig, cantor de Santo Tomás de Leipzig.
En este periodo, el joven Richard se interesó por la literatura, sobre todo clásica, razón por las que pensó en ser escritor, no obstante luego de tener contacto con las letras, descubrió que en la ópera podía conjugar dos de sus grandes pasiones: la música y la escritura.
A los 20 años comenzó su carrera en el mundo de la música, luego de ser contratado como director de coro de Würzburg, con el que se presentó en teatros provincianos, donde el dinero era escaso.
En esos años, el joven talento compuso sus primeras obras: "Las hadas" (1834), basada en un cuento de Gozzi "La donna serpente", y "La prohibición de amar" (estrenada en Magdeburgo (1836).
El 24 de noviembre de 1836 se casó con la actriz Minna Planer. Sin embargo, pronto tuvo problemas económicos y amorosos que lo llevaron a huir del país rumbo a París, donde creo su ópera "El holandés errante" que no logró estrenar, pues tuvo que trabajar en reducciones para piano y canciones de óperas italianas.
Luego de pasar un tiempo en la cárcel a causa de sus deudas, viajó a Dresde, Alemania, donde con ayuda del compositor Giacomo Meyerbeer estrenó su obra "Rienzi" el 20 de octubre de 1842, la cual fue considerada un éxito.
Con "Tannhäuser", obra que se estrenó en 1845, Wagner avanzó en la utilización de los temas conductores, que ahora eran extensos, y ese mismo año inició la composición "Lohengrin", pero su activa participación en los hechos revolucionarios de Dresde (1848-1849) lo obligaron a refugiarse primero en Weimar y posteriormente a exiliarse en Suiza.
En mayo de 1864, el rey Luis II le ofreció ser su invitado de honor, propuesta que no pudo rechazar y que le ayudó a saldar sus numerosas deudas; tiempo después se instaló cómodamente en una casa cercana a la residencia de verano del rey y compuso para él "La marcha del Homenaje".
El 1 de junio de 1865 se estrenó "Tristán e Isolda" en Munich y Wagner comenzó su autobiografía "Mi vida", además en este tiempo se supo que había iniciado relaciones con Cosima Listz, lo que llevó a Luis II a pedirle que se alejase un tiempo de la ciudad.
De nuevo en Suiza el compositor se instaló con Cosima y sus cuatro hijas en la hermosa villa de Triebschen, a orillas del lago de Ginebra. En los siguientes años, Wagner pudo trabajar en sus óperas sin preocuparse de sus gastos y en 1867 terminó "Los maestros cantores de Nuremberg", obra que concibió como ópera cómica, pero que ha sido considerada una aproximación a las costumbres de la época de los Cantores Gremiales alemanes.
En 1869 terminó "Sigfrido" casi por entero, pues las últimas páginas las concluyó en 1871, además ese año presentó "El oro del Rin en Munich" e inició la composición de "El ocaso de los dioses".
Por esta época, Wagner viajó sucesivamente a Alemania para preparar "El camino de su Fesrspielhaus" en Bayreuth y para la fundación de la Sociedad Wagner.
El día de su cumpleaños 49 puso la primera piedra del Teatro de Bayreuth, y al año siguiente realizó una gira de conciertos por Alemania para recoger fondos para este espacio que finalmente se pudo terminar gracias a la generosidad de Luis II.
Ese mismo año, en 1874, construyó su casa Wahnfried de Bayreuth, a la que se trasladó y donde escribió "El ocaso de los dioses".
Después de un tiempo viajó a Londres, donde dirigió una serie de conciertos y tiempo después padeció sus primeros problemas de corazón.
En 1882, Wagner terminó su última ópera "Parsifal" y al año siguiente se trasladó a Venecia, donde esperaba recuperar su salud, que ya se encontraba muy deteriorada. No obstante, el 13 de febrero de 1883 el destacado compositor murió.
