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Colombianos huyen a Venezuela por violencia

Refugiados. Vista de la entrada a Ureña (Venezuela) donde viven miles de colombianos refugiados.

Refugiados. Vista de la entrada a Ureña (Venezuela) donde viven miles de colombianos refugiados.

AGENCIAS

Unos 200 mil colombianos atemorizados por la violencia viven refugiados en Venezuela, donde salen adelante mientras ven cómo el conflicto armado se acerca de nuevo a sus vidas por la cada vez mayor presencia de paramilitares a su alrededor.

La mayoría se afincaron en Venezuela tras cruzar el puente Simón Bolívar, uno de los pasos fronterizos más dinámicos de Sudamérica y que une a la colombiana Cúcuta con San Antonio de Táchira.

A pocos kilómetros de San Antonio está Ureña. Allí se concentra una importante comunidad de colombianos, todos humildes, que han encontrado en Venezuela un Estado que les ofrece salud y educación.

La causa de este desplazamiento masivo es "la violencia generalizada en diferentes manifestaciones que se dio en muchas comunidades en Colombia" a través de amenazas, reclutamiento de jóvenes y asesinatos.

Así lo explicó el jefe del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en el estado de Táchira, Enrique Vallés, quien afirmó que la mayoría "ha sufrido en Colombia hasta dos o tres desplazamientos previos antes de decidirse a cruzar la frontera".

Según Vallés, unos 15 mil colombianos tienen estatus de refugiado, pero "hay alrededor de 180 mil personas invisibilizadas", que buscan regularizar su situación.

María Liduvina Blanco es una de estas colombianas "invisibles". Llegó a Ureña hace tres años desde Valledupar, capital del César, después de que "grupos armados" asesinaran a su esposo en presencia de su hija.

"Él nunca me dijo que lo habían amenazado. Como tres o cuatro días (antes) veía a unos manes (hombres) raros. El 27 de noviembre de 1998 pasaron a las 7:40 de la noche y lo cogieron a tiros delante de nosotros. La niña tenía siete años", relató.

Ahora se gana la vida cosiendo "jeans" (pantalones tejanos), una pujante industria en la zona, y no quiere acordarse de Colombia ni de sus victimarios.

Federico Ramos, quien llegó a Ureña hace ocho años y ya tiene el estatus de refugiado, sí habla con claridad sobre los que le obligaron a dejar su aldea cercana a Aracataca, en Magdalena.

"Un 30 de noviembre de 2002 llegó un guerrillero con un fusil buscándome para que le vendiera un cerdo", reveló Ramos. Regresaron, pero él ya no dormía en su casa sino en "un chamizo en el monte".

Ese día solicitó ayuda a la Cruz Roja y viajó con su familia a Cúcuta; el 4 de enero de 2003 estaba en Venezuela.

Federico tiene hoy una tienda de comestibles y no habla de lo que ocurre alrededor de su negocio, pese a las pintadas en los muros del barrio con leyendas como "muerte a los sapos" y los rumores sobre extorsiones a comerciantes.

El campesino Víctor Manuel Silva lleva cinco años en Ureña con sus seis hijos y su esposa. Esta familia abandonó Valledupar cuando las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), lideradas en esa zona por alias "Daniel", le arrebataron su tierra.

"Llegaron las Autodefensas y como estábamos en medio de los ricos, empezaron que si los vendíamos, nos pedían cuotas, vacunas", explicó, al agregar que la decisión de abandonar su finca fue cuando "Daniel" asesinó a un compañero en presencia de su propio hijo.

"Me desalojaron de la parcela y se quedaron con todo", aseguró Víctor en su humilde vivienda de zinc construida en una quebrada que pone en peligro a la familia cuando crece el río.

Silva, si bien tiene palabras de gratitud para el Gobierno de Venezuela y para ACNUR, reconoce que la seguridad en Ureña se está agravando por la llegada de paramilitares colombianos.

"Yo no salgo para nada, sólo a la bodega o hacer mercado", explicó, convencido de que "son paramilitares de Colombia los que mandan aquí".

Y es que el modus operandi de estas bandas es similar al de los paramilitares: deciden dónde pueden instalarse las familias y quiénes deben salir fuera de un asentamiento.

Explota coche-bomba

Seis civiles y dos policías resultaron heridos al estallar un coche-bomba en una conflictiva zona del suroeste de Colombia. Una persona fue detenida.

El estallido se produjo el jueves pasadas a las 10 de la noche a la entrada de la ciudad de Popayán, en el departamento de Cauca y a unos 370 kilómetros al suroeste de Bogotá.

La policía realizaba un control rutinario de seguridad de los autos que entraban a la ciudad, detuvo a uno de ellos e hizo bajar al conductor, indicó en diálogo telefónico Álvaro Grijalba Gómez, secretario de Gobierno de Popayán.

Los agentes revisaron el automóvil, encontraron una cantidad aún no determinada de explosivos en el maletero y dieron aviso a transeúntes y otros conductores para que evacuaran la zona, agregó.

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