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Atenas, lo último para Adriana Fernández

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MÉXICO, DF.- Adriana Fernández Miranda, la mejor maratonista mexicana de todos los tiempos, aseguró ayer que los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 será la última llamada que tenga para poder conquistar una medalla y con ello obtener la inmortalidad deportiva.

La ganadora del Premio Nacional de Deportes 2003, distinción que recibirá el próximo jueves en Palacio Nacional de manos del presidente Vicente Fox Quesada, expresó que "por la edad ya no llegó a los Olímpicos de Beijing 2008".

La licenciada en Derecho nacida el cuatro de abril de 1971, ocupó el lugar 16 en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 en la prueba de los 42 kilómetros 195 metros.

"La (corredora) inglesa Paula Radcliffe es la gran favorita al triunfo olímpico", dijo Fernández Miranda, "ella posee la marca mundial en la distancia con 2:15:25 horas, además de otros récords mundiales en otras tantas pruebas.

La atleta mexicana tiene claro que está entre las primeras 20 corredoras en el mundo que puede quedar entre las ganadoras del oro, plata y bronce, como la keniana Catherine Ndereba y las japonesas Misuki Noguchi y Nasako Chiba, quienes se ubicaron en ese orden en el Campeonato Mundial de Atletismo de París, Francia, en agosto pasado.

"El maratón de Atenas va a ser uno de los más difíciles en la historia de los Juegos Olímpicos, por el intenso calor seco que se pronostica, aunque tengo la ventaja de que mi entrenador (Rodolfo Gómez) ya conoce el recorrido, pues ganó esa ruta en el pasado", comentó.

En sus 15 años de carrera deportiva lleva recorridos miles de kilómetros, los que le han dado madurez y experiencia, pero sobre todo la certeza de que puede "estar en la pelea, dar un buen resultado" y colocarse entre las cinco mejores en suelo griego.

Pero a 169 días de la inauguración de la cita olímpica, la fondista ya ve una lucha desigual, al indicar que "conmigo la Federación Internacional anda bien pegada, llevo cinco exámenes antidopaje al año y debe ser igual con las demás corredoras para que la competencia sea justa".

Y quizá eso se deba a que la Asociación Internacional de Asociaciones Atléticas (IAAF) ya no desea ser sorprendida, luego que varios atletas resultaron positivos al uso del anabólico tetrahidrogestrinona (THG).

Sobre esto, Adriana destacó: "Tenemos nuestro (control) antidopaje natural que es el Nevado de Toluca, con una altitud de cuatro mil cien metros sobre el nivel del mar, lo que ayuda al organismo a producir glóbulos rojos para una mejor oxigenación".

Además, Fernández Miranda consume complementos alimenticios y vitamínicos. "El complejo B12 es muy bueno y cuando estoy en la etapa fuerte de la preparación como cuatro veces al día, así lo pide mi organismo por el desgaste que tengo", dijo entre risas la delgada corredora.

Ese desgaste del que habla es producto de las dos sesiones de entrenamientos que tiene al día, y en los que acumula en promedio 48 kilómetros, unos 220 kms a la semana, con seis días de trabajo por uno de descanso.

Con apenas 32 años de edad, Adriana Fernández consideró que los Juegos Olímpicos Atenas 2004 "es mi última llamada, es ahora o nunca, es echar toda la carne al asador, porque voy a tener 33 años y pasando de los 35 ya estaré grande".

Por la ardua labor que significa otro ciclo olímpico, la maratonista oriunda de esta capital dice desde ahora no a Beijing 2008, "aunque no me voy a retirar inmediatamente después de los del 2004, ni sé en qué maratón lo voy hacer, todavía en eso no pienso".

Mientras esos tiempos llegan, la fondista sólo tiene en mente vivir un "gran momento" el próximo jueves cuando reciba el Premio Nacional de Deportes 2003, porque "es una distinción que todos los atletas deseamos y se lo dan al mejor deportista de cada año".

Adriana confiesa que cuando supo de su candidatura no se hizo muchas ilusiones por "el favoritismo y sentimentalismo" que puede influir en el jurado, pero sobre todo, al recordar los méritos que tuvo en 1999 y no fue la ganadora.

Ese año -dijo- pensé que ganaba y no me lo dieron cuando tenía más mérito: gané medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, fui subcampeona en el Maratón de Londres con marca mexicana de 2:26:04 horas, vencí en Nueva York y estuve entre las cinco primeras del ranking mundial, y no pasó nada.

Añadió que su incertidumbre este año se fundó en el hecho de que "el jurado a veces dice que califica lo que se hace en un año y en otras la trayectoria deportiva, la verdad no se entiende qué es lo que más pesa, sirve o vale para la toma de decisión".

Consideró que a la par de la carrera deportiva del atleta transcurre la del entrenador, a quien Adriana considera parte importante dentro del equipo, pues es el responsable de diseñar la preparación y el calendario de competencias para maximizar el potencial de sus pupilos.

Por ello calificó de injusto que el suyo, Rodolfo Gómez, haya quedado marginado de dicho reconocimiento, pues él también dirige la preparación de dos campeones y dos subcampeones panamericanos en Santo Domingo 2003.

Y si esto no fuera suficiente, agregó: "Si sumáramos las medallas panamericanas y centroamericanas que han ganado los pupilos de mi entrenador, no hay uno más que lo emule".

Fernández Miranda se pronunció a favor de que el deportista pueda ganar más de una vez este premio, al destacar que "siempre se está en constante superación para mejorar los resultados".

Pero no está de acuerdo en que la entrega del Premio Nacional del Deporte se extienda al campo profesional, porque "se puede confundir la fama con la calidad, como los futbolistas que son buenos en el país y no sobresalen en el extranjero como lo hacemos los del sector aficionado".

De los 280 mil pesos que recibirá como parte del reconocimiento, comentó que "en realidad no es mucho dinero, porque un atleta de alto rendimiento gasta en adquirir un automóvil, pago de casetas, alimentos y necesidades en el hogar como despensa, luz, agua y otros servicios".

A ello se suma el pago de servicios profesionales a un médico, un fisiatra y un nutriólogo, porque del Compromiso Integral de México con sus Atletas (CIMA), fideicomiso del que recibe una beca, sólo cubre el salario del entrenador.

En 1999 sólo hizo cuentas del pago de casetas para trasladarse a los lugares de entrenamiento y la cifra llegó a 50 mil pesos. "Sale caro ser deportista de alto rendimiento", dijo. ¿Pero ganas bien?, se le interrogó, y con tono seguro respondió: "Nadie te garantiza el triunfo".

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