En cadena. Los trastornos psicológicos detonan el deterioro de la salud en todos los niveles; el origen son las emociones.
En promedio pasan siete años para que se detecte la enfermedad mental en una persona, tiempo en el que aparecen otros padecimientos, como los cardiacos y neurológicos; la raíz de ellos es un trastorno psicológico.
Manuel Salazar Enríquez, encargado del Instituto de Salud Mental de Estado de Durango (ISMED), ejemplificó durante la ponencia "Sin salud mental no hay salud real", la apatía de la población para tratar su obesidad, condición acompañada por la depresión, cuyo aspecto no se toma en cuenta. Es el mismo caso de los hipertensos y diabéticos; uno de sus orígenes es la obesidad.
SE PROYECTAN En los siete años que a la persona le toma darse cuenta, o bien, que le diagnostiquen un trastorno psicológico, aparecen otras enfermedades que en realidad no corresponden a lo que en apariencia pudiera ser.
Del 30 al 40 por ciento de las personas que consultan a un cardiólogo padecen una enfermedad psicológica, y no una de esta rama.
Este factor se repite, por ejemplo, con los neurólogos; el 60 por ciento de sus pacientes no padece enfermedades de este tipo.
Estadísticas nacionales indican que del total de la población deprimida el 70 por ciento sólo el cinco por ciento se trata, el 95 por ciento no se atiende o no concluye los tratamientos.
La depresión también se asocia a la ansiedad, anorexia y bulimia.
IGNORANCIA
El 70 por ciento de quienes padecen una enfermedad psicológica no están conscientes de ello, "aquí comienza el viacrucis de los siete años", añadió el especialista.
El 13 por ciento de la población mundial ha sufrido un trastorno psicológico en el último año; a ellas se les atribuye el 10 por ciento de la discapacidad mental y el 6.8 por ciento de la pérdida de vida en este mismo año.
Los trastornos se asocian a los delitos graves y, según estudios, éstos aumentarán.
¿POR QUÉ NO VAN CON EL PSICÓLOGO?
Manuel Salazar explicó que el especialista tiene un origen hasta demonológico por los hechos del pasado donde a enfermos se les acusó de brujería o a los "locos" eran quemados porque "se les metió el diablo".
Otro factor es la economía; las consultas son caras porque hay pocos especialistas.
