A contrapelo de una añeja tradición que obligaba a sacar la casta para lucir en el escenario internacional, a tres días de inaugurarse la Expo Mundial en la ciudad china de Shanghai, México está improvisando aún el pabellón que represente los colores nacionales.
De hecho, éste ha sido catalogado por propios y extraños como el más pobre de la muestra: un jardincito sin mayor relevancia ni solución arquitectónica, cuya inversión se calcula en 500 mil dólares.
El presupuesto aportado por el Gobierno era de 20 millones de dólares.
Más aún, hasta el 20 de abril pasado la entidad responsable del evento, es decir ProMéxico que encabeza Bruno Ferrari, no había cerrado los contratos de patrocinio, pese a la insistencia de empresas con fuertes intereses en China, como el grupo Bimbo, Maseca, el grupo Modelo y Televisa.
En la paradoja, pareciera que el interés fuera más de éstas que de los organizadores, cuya avidez se centra en volar en asientos Business Class y hospedarse e hoteles del Gran Turismo, como el Península o el Grand Hyatt.
Y si le seguimos, no hay certeza aún de que la empresa china Shanghai You Sheng Business Consulting esté en condiciones de operar la tienda anexa al pabellón.
Tampoco hay confianza de que el restaurante vaya a funcionar a tiempo.
Por lo pronto, tras el escándalo en que se vio envuelto por la falta de claridad en las cuentas de la Expo Zaragoza, el presidente de ProMéxico nombró como comisionado general de la feria a uno de sus amigos más cercanos, Eduardo Seldner, a quien se le involucra con el famoso Toallagate, el primer caso de corrupción del Gobierno foxista que salió a la luz pública.
Peor aún, hete aquí que éste nombró como coordinadora del pabellón a Laura García, a quien de secretaria le dio rango de consejera, con pasaporte diplomático al calce. La anterior directora sólo duró un mes en el cargo.
Del tamaño del escándalo habla una denuncia entregada al Órgano de Control de la Secretaría de Economía, instancia de la que depende ProMéxico.
En ésta se exige investigar, de entrada, por qué el organismo promotor de inversiones y comercio del país cerró su oficina de representación en Shanghai, cuya presencia la justificaba la magnitud del evento.
La acción permitió a ProMéxico contratar directamente a una empresa del país de la muralla denominada Interchina, que realiza las tareas que tenía la oficina... cobrando 10 veces más.
De hecho, se le han dado varios contratos por 100 mil dólares, además de otro por tres mil 800 por cada día, para realizar agendas comerciales para toda la temporada que dure la ExpoMundial.
Uno de los contratos por 100 mil dólares fue por la realización de tres seminarios de inversión y "la organización para que las ocho empresas tequileras participen en la feria de Guangzhou".
Más aún, se han realizado dos estudios de mercado, cada uno por 60 mil dólares.
Al margen de ello, se contrató al despacho del español Rafael Lamarque para "asesorar" a ProMéxico en Shanghai, en una calca del contrato otorgado para la Expo Zaragoza.
La contratación la realizó la directora de Finanzas de ProMéxico.
Y aunque esta vez no operará el pabellón, como lo hizo en la ExpoZaragoza, una firma encabezada por un señor de apellido Landucci, ésta realizará un libro conmemorativo de la participación de México en la Expo Mundial China.
Por lo pronto, hete aquí que la firma contratada para ubicar la tienda solicitó en principio 340 mil euros por sus servicios, para después plantear que serían seis mil mensuales... exigiendo, en paralelo, 42 mil más para el pago de honorarios del despacho de Rafael Lamarque y su equipo de trabajo.
El presupuesto de administración del local se había previsto en 30 mil euros.
Como usted sabe, la ciudad más occidentalizada de China, Shanghai, tardó 10 años no sólo en construir el escenario para la feria mundial, sino en levantar vialidades, reconstruir su parte vieja, y abrir espacios turísticos.
Su resto, pues, por el orgullo chino.
Quién se acuerda ya que para una digna representación de México en la Expo Mundial de Nueva Orleáns de 1888, el Gobierno porfirista le encargó al arquitecto Ramón Ibarrola construir lo que sería el Pabellón Morisco, que a su regreso al país luciría en el costado Norte de la Alameda Central... para ser desplazado en 1910 por el Hemiciclo a Juárez.
La estructura está hoy en la Alameda de Santa María.
¿Corrupción mata a tradición?
Puras vergüenzas.
En el insólito de la temporada, hete aquí que un grupo de organizaciones se ha integrado en un órgano que pretende fiscalizar con lupa el ejercicio del gasto público del Gobierno, en afán de alinearlo a las prioridades del país.
En el objetivo común, conjuntado bajo el eje "Gastar Mejor", están el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado; el Centro de Investigación para el Desarrollo; el Centro de Análisis e Investigación, y el Instituto Mexicano de la Competitividad.
El gasto público equivale al 18 por ciento del PIB, en un escenario en que las obras públicas las financian particulares; el gasto corriente ha crecido más 115 por ciento en los gobiernos panistas; se mantienen los "guardaditos" para las campañas políticas, y se sigue manipulando el ejercicio de los recursos para fines electorales.
ZANCADILLA A CLAUDIO Ubicado como el factotum para la elección de los dirigentes del Consejo Coordinador Empresarial, esta vez el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios debió replegarse ante lo inevitable: la cargada de cuatro de las cúpulas por el ex presidente de la Concanaco, Mario Sánchez Ruiz.
La aplanadora la constituyeron los organismos que en el papel tendrían mayor peso en la decisión, dado el número de empresas que representan. Estamos hablando de la propia Concanaco, la Concamín, la Coparmex y el Consejo Nacional Agropecuario.
Los hombres de negocios, a quienes encabeza el presidente de Kimberly Clark México, Claudio Xavier González, querían empujar a un empresario gigante de Monterrey, concretamente el presidente del grupo Alfa, Dionisio Medina Garza.
JAQUE A WAL MART En lo que podría representar el mayor golpe en su larga historia para la cadena Wal Mart, una Corte de Apelaciones de California le dio luz verde a un nutrido grupo de empleadas de ésta en Estados Unidos para presentar una demanda colectiva por discriminación laboral.
La queja apunta, concretamente, a que se les paga menos que a los hombres en puestos iguales y habilidades idénticas. Más aún, en ocasiones la evaluación de las mujeres resultó más favorable, además de soslayarse su antigüedad.
Naturalmente, el eje de la querella es el resarcimiento de los salarios omitidos, lo que derivaría en una suma de varios miles de millones de dólares.
