HACE unos días se supo la triste noticia del fallecimiento de José "Zacatillo" Guerrero, el manager con más victorias en la historia de la Liga Mexicana y quien antes fue un gran jugador que terminó su carrera con promedio de .301. Admirado por todos, Zacatillo tenía 83 años de edad y se pasó los últimos esperando que algún equipo le diera una última oportunidad de dirigir. La última vez que lo vi me dijo que se sentía fuerte y con capacidad para poder seguir manejando.
Zacatillo dirigió dos años a los Diablos Rojos, 1970-71, teniendo la dura tarea de reemplazar a un Tomás Herrera que fue uno de los managers más queridos en la historia escarlata. En 1970 llevó a los Diablos a la final que perdió contra el Águila y un año después el México terminó medio juego abajo del líder Jalisco de Cananea Reyes en la Zona Sur, y para fines de 1972 entró Ángel Vázquez al frente del club rojo, quitando a Zacatillo.
Sin embargo, Zacatillo tuvo después sus mejores años como manager y ganó un campeonato con Ciudad Juárez y otro con Nuevo Laredo, logrando la cifra récord de 1,976 triunfos. Su gran deseo era llegar a las 2000 victorias. Igualmente tiene la marca de 3,707 partidos dirigidos.
Como jugador debutó con Torreón en 1949, siendo parte del campeón de 1950 con Memo Garibay de manager. Llegó junto a Moi Camacho, otra leyenda de la Comarca Lagunera, y también estuvo con Sultanes de Monterrey, Pericos de Puebla, Águila de Veracruz y dio sus dos últimos de los 1,456 imparables con el Laguna de 1974.
En sus inviernos se recuerda sobre todo aquel que jugó con el gran trabuco del Pericos de Puebla en la Liga Invernal Veracruzana, donde también estaba Leo Rodríguez, otro lagunero fantástico. Zacatillo jugaba la tercera y la segunda base.
El orgullo de Torreón se ganó dos veces el merecimiento para entrar al Salón de la Fama, como gran jugador y luego en su carrera exitosa de manager.
Reconocido como un gran estratega del beisbol, sus bonos siempre estuvieron muy arriba hasta que con la llegada del Padre Tiempo se olvidaron de él. Que el gran Dios lo tenga en la gloria.
