José de Jesús Espinoza Arellano
Campo Experimental La Laguna de INIFAP
En el contexto de la problemática de la comercialización del melón en la Región Lagunera, una de las principales demandas de los productores es la programación de siembras. La práctica de programar las siembras en México, principalmente hortalizas con fines de exportación, tiene sus antecedentes en las décadas de los 70’s, 80’s y principios de los 90’s en la entonces Unión Nacional de Productores de Hortalizas (UNPH) que posteriormente se transformó en Confederación Nacional de Productores de Hortalizas y Frutas (CNPH) cuya sede se encontraba en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. La CNPH contaba con un departamento de estudios económicos que cada año analizaba las expectativas del mercado externo para cada una de las hortalizas y frutas más importantes. Estos estudios se presentaban en las Asambleas Nacionales Especializadas por cultivo donde los delegados-productores, en base a esos estudios, determinaban la superficie a sembrar por Estado, organismo de productores (adherido a la CNPH), hasta llegar a nivel de productor. Todo lo anterior se realizaba en coordinación con las autoridades de la Secretaría de Agricultura. Una vez que el programa era aprobado la CNPH expedía permisos de siembra y certificados de embarcador a cada uno de los productores autorizados. Solamente con estos documentos el productor podía exportar, manteniéndose cierto control sobre los volúmenes exportados evitando así la saturación del mercado. Este mecanismo estuvo funcionando hasta principios de los 90’s. Sin embargo, el entonces presidente, Carlos Salinas, a través de la Secretaría de Agricultura, decidió retirarle la atribución a la CNPH de expedir los permisos de siembra y exportación, por los cuales se cobraba a los productores, eliminando la fuente de ingreso más importante de la CNPH, lo cual la condujo a su desaparición.
A nivel de la Comarca Lagunera también existen antecedentes de programación de siembras. En el municipio de Tlahualilo, en algunos años, se han programado de alguna manera las fechas de siembra entre los diferentes predios mediante el “tandeo” de los riegos apoyándose en el Centro de Apoyo al Desarrollo Rural (CADER) de ese municipio. Si bien se han programado las fechas, no se han programado las superficies a sembrar, lo cual se aprecia por la variabilidad que se presenta año con año. Durante la década de los 90’s se registran en Tlahualilo superficies que van desde 600 hasta 2,000 hectáreas anuales. Si bien esto tiene que ver con la disponibilidad anual de agua en las presas, los productores deberían estar conscientes de que esas variaciones en la producción se reflejan en los precios y que la disminución en los salarios reales y el alto desempleo ha disminuido la demanda. Se propone que para el próximo ciclo se siembre, en ese municipio, una superficie equivalente al promedio de los años 2000 al 2002 en los cuales no se registraron problemas como el de este año y donde al parecer se había mostrado un equilibrio entre la oferta y la demanda. Sin embargo, como el gobierno no puede obligar a los productores a que se ajusten a determinada superficie, será función de las propias organizaciones de ese lugar, con apoyo de la Sagarpa y de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Estado de Durango, convencer a sus agremiados a no rebasar la superficie acordada. Por otro lado, dentro del seno de comité regional del Sistema-Producto melón deberá haber una reunión anual al finalizar la cosecha en la Comarca Lagunera (por ahí en el mes de noviembre) donde se haga un evaluación anual de lo ocurrido. En esa evaluación se deberá analizar la superficie sembrada por municipio, los volúmenes producidos, precios diarios de venta y problemas de plagas y enfermedades entre otros puntos. De ahí saldrían recomendaciones para cada municipio para corregir cualquier tendencia de mercado que vaya en contra de los intereses de los propios productores y sobre todo hacer una programación a nivel regional. Finalmente, cabe mencionar que una programación regional daría un poco más de certidumbre al productor a su actividad. Sin embargo, siendo la agricultura una actividad biológica, siempre estarán los imponderables como las virosis de finales de los 80’s y la mosquita blanca de mediados de los 90’s. Y por último sería deseable no solamente una programación a nivel regional, sino a nivel nacional en el seno del comité nacional del Sistema-Producto melón porque en última instancia pudiera darse el caso de que la Comarca Lagunera regulase sus siembras pero el beneficio sería mínimo si otras regiones competidoras se siguen expandiendo.
Para mayor información comunicarse al INIFAP-CELALA al tel. 7620102 o al correo electrónico: [email protected]
