México, DF.- Asediada por una continua y persistente exposición en diarios, revistas y programas de TV desde el momento en que ganó el primer Oscar de su carrera, por su rol en la película Girl, Interrupted, Angelina Jolie adquirió una aún mayor notoriedad cuando declaró abiertamente su polémica relación con el actor y director Billy Bob Thornton.
La necesidad de lidiar frecuentemente con distintos medios de comunicación para hablar sobre su carrera en Hollywood o sobre las actividades que realiza dentro de las Naciones Unidas como embajadora de buena voluntad -y también, en no pocas veces, sobre su vida íntima-, hicieron que esta atractiva mujer aprendiera a sortear en poco tiempo las dificultades que implica estar siempre preparada para las embestidas de los medios.
La sutil discreción con la que hoy Angelina mantiene bajo control los temas sobre los que acepta dialogar, entre cuidadosos silencios y significativas miradas, confirma la experiencia ganada cuando de enfrentarse a los periodistas se trata; aún cuando el tema de la charla sea algo estrictamente profesional, como el estreno de Lara Croft, Tomb Rider: The Cradle of Life la segunda parte de la saga en la que encarna a la heroína más famosa del mundo de los videojuegos.
Un Oscar lo cambia todo
Con el sortilegio amoroso que la mantenía unida a Billy Bob Thornton reducido a polvo, en las últimas dos semanas Jolie declaró que no tardará mucho en renacer de entre las cenizas. “Yo soy como el Ave Fénix -afirma Jolie con una sonrisa-. Cuando todos piensan que algo o alguien me ha destruido, siempre termino levantando vuelo nuevamente. Así ha sido siempre mi vida, desde que era una niña. Y creo que nunca va a cambiar”.
“La verdad”, retoma, luego de llevar a sus labios un vaso de agua helada, “es que no estoy triste y apesadumbrada por lo que ha ocurrido [su divorcio]. Yo sabía que tarde o temprano iba a suceder. Billy y yo somos dos personas llenas de una energía muy poderosa, por eso no podíamos permanecer juntos durante mucho tiempo. Ahora, todo lo que vivimos él y yo, durante los meses que estuvimos casados, forma parte de una época que no pienso volver a recordar”.
Aunque nació en el seno de una familia con excelente posición económica, Jolie tuvo una infancia llena de problemas sentimentales. El divorcio de sus padres, ocurrido cuando ella tenía menos de 5 años de edad, tuvo un impacto psicológico negativo contra el que debió luchar durante mucho tiempo.
“No fue muy fácil superar esa etapa de mi vida”, recuerda Jolie con un suspiro. “Mi padre, Jon Voight, sólo tuvo una presencia ocasional en nuestra familia. El casi nunca pasaba más de un mes en casa. Sus ausencias eran muy largas. Siempre estaba filmando una nueva película en algún lugar lejos de Los Ángeles. Cuando cumplí 14 años comencé a caer en un profundo estado depresivo, del que sólo podía salir metiéndome toda clase de drogas. Durante esa misma época llegué, inclusive, a causarme daños físicos a mí misma. Toda esa oscura etapa por la que pasé se fue aclarando, de a poco, con el paso del tiempo.
A los 17 años sentí que, finalmente, podía tener control sobre mi conducta. Pude identificar a mi padre como el generador de todos los problemas que me afectaban. Y aunque sé que nunca podré comprender los motivos por los que él abandonó a mi madre, siento que jamás le perdonaré lo que hizo. Ahora lo veo de vez en cuando. Sin embargo, él sabe perfectamente, que entre nosotros no volverá a haber una relación muy cercana y afectiva. Por eso digo que los éxitos y fracasos que yo tengo en mi carrera serán mérito y responsabilidad exclusivamente míos y de nadie más”.
Aunque ahora es una de las actrices jóvenes más cotizadas de Hollywood, al principio de su carrera, Angelina Jolie tuvo que enfrentarse a la imagen deformada que tenían de ella las agencias y los representantes de artistas. “Todos tenían la idea de que yo era una mujer muy rara y extraña”, explica ella, divertida.
“Pienso que fue por eso que antes de ganar mi primer rol en una película tuve que pasar por más de cien audiciones. Hubo épocas en las que llegué a creer que nunca saldría del ‘agujero negro’ en el que me encontraba. Y aunque muchos productores opinaban que podía llegar a ser una buena actriz, lo primero que hacían era aconsejarme que cambiara mi imagen. Por no aceptar esa ‘amable sugerencia’, perdí, según ellos, muchas oportunidades. Los reconocimientos que gané con Gía (filme que realizó para la cadena HBO) y luego con Girl, Interrupted, borraron las objeciones que le habían puesto a mi personalidad.
De pronto, gracias al Oscar, me volví una simpática y atractiva invitada para todos los shows de TV, y ya nadie puso atención en mi forma de hablar o de vestir. Así es Hollywood: con un Oscar, todo cambia. Quien lo gana no tiene necesidad de volver a tocar puertas para solicitar trabajo. Son los mismos productores, que antes te rechazaron, los que empiezan a buscarte ansiosamente”.
Atraída por la acción
Hace dos años, movida por un impulso al que ahora ella describe como “irrefrenable”, Angelina Jolie aceptó la propuesta de convertirse en la audaz heroína del videojuego Lara Croft-Tom Rider. Quienes estaban en esos momentos al frente de su desarrollo profesional dijeron que se trataba de una decisión precipitada e irresponsable, algo así como una locura espontánea, para una actriz que había ganado un Oscar con un papel dramático.
“Aunque todos reaccionaron negativamente, yo confirmé tan pronto como pude el deseo que tenía de intervenir en esa película”, asegura. “No me parecía que le estuviera dando la espalda a nada. Lo que hizo el Oscar fue darme una cuota de libertad que yo hasta ese momento desconocía. Así que decidí aprovechar esa oportunidad hasta donde fuera posible. Siento que Lara Croft es un personaje con el que yo me identifico en diferentes niveles personales. Me gusta, porque es una mujer valiente, audaz y muy independiente. Muchas veces se subestima el valor cinematográfico que tienen los personajes como Lara Croft, porque se considera que sólo tienen pocas dimensiones, en términos de carácter y personalidad. Yo siento que se trata de una apreciación muy limitada. Los héroes como Lara Croft encarnan muchos de los sueños y fantasías y aspiraciones que tiene el público, y que yo también suelo tener.
“En la vida real, yo soy simplemente una mujer, frágil y vulnerable, que se gana la vida haciendo películas. Gracias a Lara Croft me convierto en una mujer justiciera, que recorre algunos de los sitios más exóticos del mundo y vive increíbles aventuras. Y eso es algo que disfruto enormemente. Por tal razón es que seguiré protagonizando nuevos filmes de Lara Croft en los siguientes años. Ya tuve la satisfacción de recibir un Oscar, ahora lo único que me interesa es disfrutar lo que hago”.
