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Venenos que curan, esperanza para muchos

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El Universal

Ciertas toxinas permiten crear tratamientos contra el cáncer, hipertensión, diabetes y dolores musculares, aseguran.

A lo largo de la historia de la humanidad, el veneno de las serpientes, alacranes y arañas ha sido sinónimo de muerte; sin embargo, gracias a la biotecnología cada vez más frecuente, estas sustancias tóxicas se convierten en esperanza de vida para miles de personas en el mundo.

La separación de ciertas toxinas de estos venenos, en combinación con un cálculo adecuado de la dosis, permite en la actualidad a los científicos crear tratamientos eficaces lo mismo para dolores musculares, que para enfermedades degenerativas como la hipertensión arterial, diabetes o cáncer.

Incluso para algunos científicos, estos animales venenosos se convierten en verdaderas bibliotecas de compuestos bioactivos, donde de cada uno de ellos, se puede obtener entre 20 y 200 diferentes toxinas, cada una de ellas, con cierto potencial terapéutico.

Para Gilberto Castañeda, adscrito al departamento de Farmacología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), la cantidad de dosis de un veneno, puede ser la diferencia entre salvar la vida o provocar la muerte.

A pesar de lo poco común del tema, el empleo de venenos para elaborar medicamentos no es nuevo, los griegos, en particular Galeno, en el Siglo I de nuestra Era, elaboró a partir del opio, (un veneno que causa asfixia) la Triaca Galénica, un tratamiento para combatir el dolor.

En el Siglo XVIII, en algunos pueblos de Cuba, freían en aceite al alacrán Rhopalurus junceus, para crear un remedio contra los dolores y la retención urinaria.

Esa misma especie, 300 años después, se ha descubierto que sirve para combatir algunos tipos de cáncer como el de mama, próstata, cerebro, pulmón y colon.

Serpientes las más productivas

Algunos otros venenos, conocidos desde hace siglos, siempre causaron admiración por parte de los científicos, por lo que al paso del tiempo, se le fueron descubriendo funciones terapéuticas, como el caso del veneno curare de la serpiente Vipera lebetina.

Gilberto Castañeda explica que desde el Siglo XVII, cuando se estudiaba el Amazonas, los exploradores se sorprendieron que los nativos empleaban unos dardos cubiertos de este veneno, que sólo adormecían al animal, pero en cantidades altas causaba asfixia.

Siglos después, ese veneno fue empleado por la comunidad médica como un relajador muscular, dado que contiene sustancias que provocan bloqueo neuromuscular.

Actualmente, dijo, acompañado con un analgésico y un sedante, esta sustancia es usada en anestesias antes de las operaciones, dado que al relajar el músculo provoca un menor sangrado al momento de abrir con el bisturí.

A los venenos de serpiente, especialistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Valencia, también les han descubierto dos proteínas, obtustatina y jerdostatina, que son eficaces contra el crecimiento de células cancerígenas.

Este descubrimiento —cuya eficacia ha sido probada en ratones— abre, según sus autores, un abanico de posibilidades para la producción de fármacos de mayor potencial, a partir de moléculas químicas sintetizadas en el laboratorio que reproduzcan los mecanismos de acción de las proteínas halladas.

Uno de los casos más famosos en el uso de venenos para elaborar medicamentos, es el de la toxina botulínica (botox), elaborada por una bacteria denominada Clostridium botulinum, que actualmente se emplea para calmar dolores de la columna vertebral.

Esta bacteria que fue usada para crear armas bacteriológicas muy letales, y fue una de las razones por las que Estados Unidos invadió Irak, es empleada también en la industria cosmética para quitar arrugas, además que los neurólogos también la comienzan a emplear para combatir la migraña.

En México, los venenos también han sido transformados en fármacos, como sucedió con la saliva del vampiro Desmodus rotundus, que gracias a la investigación de Alejandro Álagon, biotecnólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México, se descubrió que contenía un compuesto eficaz para combatir la trombosis, medicamento que actualmente está en desarrollo por un laboratorio alemán.

Las plantas también son útiles

Un caso más de venenos aplicados a la medicina, es la atropina, extraída de la planta belladona (Atropa belladonna) que se emplea para diversos padecimientos, desde diarreas hasta para el tratamiento de la bradicardia y la asistolia.

Igualmente se emplea para disminuir la motilidad gastrointestinal y como midriático.

Para Gilberto Castañeda, México tiene un gran potencial de desarrollar este tipo de medicamentos, en primer lugar, por la gran biodiversidad que tiene y, por otro, por la calidad de los recursos humanos formados en biotecnología.

Desafortunadamente, en la actualidad un gran obstáculos para apuntalar este tipo de investigaciones, son los requerimientos industriales que se necesitan para la producción de un medicamento, lo que significaría reproducir rápidamente las toxinas benéficas.

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